El siguiente maestro participante en el II Gran Torneo Internacional de Moscú de 1935, había progresado bastante desde que compitió en el I Gran Torneo moscovita de 1925, que aquí ya tratamos. Se trata de:
14) Grigori Yákovlevich Levenfish (U.R.S.S. - 1889-1961).
Tras haber terminado en Moscú, 1925 en el 15º puesto de 21, aunque eso sí, con victoria incluida sobre el Dr. Lasker (2º tras Bogoljubow), Levenfish pasó unos años preparándose a fondo y de aquel modo reapareció con fuerza en el VI Campeonato de Leningrado (en realidad San Petersburgo) de 1928, donde sin conocer la derrota consigue el subcampeonato, tras Ilya Rabinovich y logrando derrotar, entre otros, a Ravinsky, Ilyin-Genevsky y Rokhlin.
En 1929, solo alcanza la semifinal del siguiente campeonato leningradense, pero no se clasifica.
Sigue, en los años venideros, practicando el ajedrez en aquella gran ciudad rusa, que hoy con horror, nos ayuda a ver lo que significa el necio y mentiroso comunismo, que se dedica a destrozar, por ejemplo, iglesias cristianas (algo que ha superado muchísimo más que el comunismo la ¡frontera del tiempo!) para entronar a sus líderes políticos como si de dioses se trataran (??), cosa totalmente falsa, pues aprovechamos una vez más para arremeter contra el peligroso comunista empedernido de extrema izquierda que se llama Vladimir Putin, con nuestra frase significativa y que busca un único y justo deseo:
¡No a la guerra invasora en Ucrania!.
Del 16 de Agosto al 9 de Septiembre de 1933, Levenfish consigue oficialmente la medalla de bronce en el VIII Campeonato de la U.R.S.S., tras Botvinnik y Alatortsev y venciendo en aquel certamen a Ilya Rabinovich, Chekhover, Bohatirchuk, Kan, Romanovsky y Riumin, por nombrar solo a los mejores clasificados.
Dos grandes eventos más le esperaban hasta llegar al II Gran Torneo Moscovita de 1935. El primero fue el Torneo Internacional (gracias a la presencia exclusiva extranjera de Euwe y Kmoch) de Leningrado de 1934, en donde consigue un mal resultado, pues queda penúltimo de 12 participantes.
Y por último en diciembre de 1934, participa en el IX Campeonato Soviético y ¡ahí lo borda!, pues se proclama oficialmente como campeón del torneo, aunque con los mismos puntos que el 2º clasificado, Ilya Rabinovich.
Lo conseguido en aquel certamen fue sin duda, estimados lectores, una gran carta de presentación para el torneo que aquí nos va a ocupar.
Queridos amigos, la fortuna de Putin nos importa bien poco, porque con la que tiene (miles de millones de euros) nos ha demostrado al mundo que es una persona sombría e infeliz. Lo que si queremos de él, es que restituya urgentemente la paz en Ucrania y olvide cuanto antes su intencionalidad imperialista, más propia de la Edad Media que de hoy en día.
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