Hemos llegado al día en que se ha pasado el ecuador de lo que podría haber sido un "auténtico" Campeonato del Mundo, el "mundialito del azar" de Dubái, que llega hoy a la imaginaria 13ª partida (¡de un total de 24!). Eso sí, no debemos olvidar que en la realidad en que vivimos, ese campeonatito del mundo (por su mal diseño por parte de la F.I.D.E. - Federación Internacional de Ajedrez) comenzó hace sólo dos días (??).
Por tanto, preferimos volcarnos en la partida de la 3ª ronda del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, que hoy nos corresponde en este "mágico" serial. Si quieren magia, quédense con nosotros (!?) - estaremos todo el tiempo que sea necesario, ¡sin prisa pero sin pausa!. Si lo que prefieren, estimados lectores, es ajedrez rápido, deprisa y corriendo (Carlsen ayer estuvo objetivamente perdido), pásense a Dubái y lean incrédulamente lo que sale en los medios de comunicación al respecto, pues parece que en todos ellos sí que contemplan un mundial certero en lo que mal llaman Exposición Universal (??), dando todos sus comentaristas evidentes síntomas de falta de cultura ajedrecística que sólo la da el "conocimiento" de la historia del ajedrez y la comparación de lo que ocurría antes, con lo que pasa hoy en día, que es funesto.
Dicho todo esto, como representante de la verdadera LIBERTAD DE EXPRESIÓN en nuestro maniatado mundo del ajedrez (dijo Bobby Fischer poco tiempo antes de morir, que la tarta a repartir era tan pequeña y que la gente que quería su porción era tanta, que de ahí le venían los problemas básicos a los ajedrecistas del mundo - !?) la partida Alekhine-Nimzowitsch, (3), Tablas en 21 jugadas, fue una pena que se desarrollara como lo hizo debido a un pequeño desliz que Alekhine cometió en la apertura, al intentar seguir al máximo el decálogo de la escuela hipermoderna de ajedrez, popularizada por Reti y también por su propio rival de esta partida. Esa situación provocó desidia en el maestro francés de origen ruso que pronto buscó el empate, dando a entender que incluso Nimzowitsch había dejado pasar por alto la posibilidad de complicar la contienda, que sólo fue analizada para la posteridad por Alekhine, por Tartakower y por Khalifman.
Capablanca, en su crónica en el periódico The New York Times durante el torneo, también afirmó algo parecido al respecto:
"Alekhine-Nimzowitsch fue una partida cuidadosamente jugada por ambos bandos. Surgieron algunas complicaciones en el medio juego, en el que Nimzowitsch pudo haber presionado a su oponente. Sin embargo, o no vio su oportunidad o prefirió jugar a lo seguro. Pronto tuvo lugar un intercambio general en donde se propuso y se aceptó el empate".
Para el módulo informático "Stockfish 14.1", las aguas siempre estuvieron en su cauce:
(Amplíe la imagen para leerla bien haciendo "click" sobre la misma):
No hay comentarios:
Publicar un comentario