lunes, 30 de agosto de 2021

Lasker, Capablanca y Alekhine o ganar en tiempos revueltos (146)

Continuamos con la biografía hasta entonces, del 9º jugador de un total de 21 maestros participantes, del Gran Torneo Internacional de Moscú de 1925 y que aquí nos ocupa ahora, en este gran serial. Merece la pena detenernos hoy someramente sólo en ella, a la espera de ver todas las partidas de Capablanca y Lasker en este gran torneo moscovita:

9) Rudolf Spielmann (1883-1942). Austriaco.

"Un fugitivo sin descanso, golpeado duramente por el destino".  

Esta frase se puede leer en la lápida de su tumba en Estocolmo.

Los tiempos revueltos en donde vivió, también símbolo de este serial, quedaron tristemente muy definidos en su vida y en la de parte de su familia. La Primera Guerra Mundial (ya vivida aquí) y luego también la Segunda (todavía, lamentablemente, por contar en estas crónicas) acabaron con la vida de este fantástico maestro del ataque.

Rudolf Spielmann fue el último de los románticos del ajedrez. A muy temprana edad, en Viena, ya derrotaba a los mejores jugadores locales. Fue exhibido como niño-prodigio en el juego clásico (pues dicho sobrenombre no se debe poner nunca en niños que practican sólo el juego rápido, ya que luego en la vida, podrían tener problemas, de índole social, cuando tengan que enfrentarse a la realidad de la misma, que suele tratarse de forma lenta y progresiva). Su estilo estaba inspirado en los viejos maestros de la tradición romántica, Anderssen y Chigorin y era muy violento y fue temido por los más fuertes jugadores de la época. 

A lo largo de su carrera ajedrecística derrotó a Alekhine, Reti, Tarrasch, Nimzowitsch, Tartakower, Rubinstein, Grunfeld, etc. Su gran imaginación y talento para las combinaciones (que sólo llegan a buen puerto cuando se tiene suficiente tiempo para pensar - !?) así como su infinidad de recursos en las situaciones complicadas, en las que Spielmann se sentía en su elemento, explican sus resonantes triunfos.

Su libro y legado a la humanidad, titulado "El Arte del Sacrificio", que adquirí en los años setenta, es el testimonio de su vida y de su obra.

El instructivo libro que nos legó Rudolf Spielmann.


Ganó 33 de los aproximadamente 120 torneos "serios" que jugó (nada de fugaces juegos rápidos que hacen bajar la forma deportiva si se producen con frecuencia, como ocurre hoy en la super-élite mundial - esperemos que sólo sea por la irrupción del coronavirus, pero, por favor, ¡no más!...), incluyendo el Torneo Abbazia (Opatija) de 1912, un evento celebrado en lo que hoy es una ciudad mundana croata y que antes pertenecía al imperio austro-húngaro, dedicado al Gambito de Rey Aceptado, interesante torneo temático, de los que ya hoy en día los organizadores no se acuerdan de organizar, posiblemente por falta de cultura ajedrecística y no será porque yo por aquí no se los voy recordando, puntualmente, entre otras muchísimas cosas (todas las que señalo, bien hechas). Este bonito torneo lo ganó Spielmann, por delante, entre otros, de Duras, Reti y Cohn. También es obligado recordar el subcampeonato "en solitario" (por detrás de Rubinstein) alcanzado en el Gran Torneo Internacional de Bad Pistyan, también de 1912, en donde Spielmann derrotó al propio Rubinstein, a Breyer, Yates, Cohn, Leonhardt y a Johner, por nombrar sólo a los más conocidos. Y es obligado recordar también aquí la fantástica performance de Rudolf Spielmann obtenida en el Gran Torneo Internacional de Cuatro Maestros de Estocolmo de 1919, un evento también disputado a cuatro vueltas (¿quién dijo sólo una vuelta o como mucho, dos?) y en donde Spielmann salió como vencedor, sacándole un punto y medio de ventaja a Rubinstein, dos a Bogoljubow y dos puntos y medio a Reti, en otro formato que también hoy en día parece estar olvidado por estos organizadores que se ponen a organizar torneos sin saber lamentablemente nada de la historia y costumbre del ajedrez, que no es más que conocer, antes que nada, la Jurisprudencia del Juego-Ciencia. Y cerramos los grandes torneos de Spielmann antes de llegar a este moscovita de 1925, recordando también su glorioso segundo puesto alcanzado en el Memorial Breyer de 1922, por detrás de Bogoljubow y empatado a puntos con Alekhine, el tercer héroe de este serial que no jugó en Moscú 1925. Spielmann superó en aquel torneo a buenos ajedrecistas como eran y nombro sólo a los principales, Grunfeld, Reti, Saemisch, Tartakower, Tarrasch, Euwe, Johner, Selezniev, Hromadka, Marco y Opocensky.

Spielmann, estimados lectores, sufrió mucho por la agitación que afligió Europa a partir de 1914. Su hermano y sus dos hermanas también sufrieron las dos grandes guerras y terminaron muriendo por ello, asesinados los dos primeros y su última hermana por suicidio, producto de la tremenda experiencia mental a la que fue sometida.

Nuestro gran hombre de este mini-artículo, de ascendencia judía, huyó de Viena a los Países Bajos primero y a Estocolmo después. En esa ciudad sueca por los motivos que todos imaginamos de la II Guerra Mundial, se volvió cada vez más retraído y deprimido. Un día de Agosto de 1942, cansado ya de vivir, se encerró en su apartamento y no salió en una semana. Cuentan, que el pobre, murió de hambre intencionadamente.

"Un fugitivo sin descanso, golpeado duramente por el destino"... 

Queridos amigos, seguro que Caissa no olvida al maestro de la combinación, ¡Rudolf Spielmann!. Qué gran torneo nos esperaba en Moscú, en 1925...


Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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