Domingo 22 de mayo: de 10,30 h. a
11,00 h.
“Coloquio y preguntas”.
Comenzó entonces un interesante
coloquio entre los ponentes y asistentes
"Los cinco fantásticos"
y así Marta Amigó contestó a una
pregunta de cómo se organizaba el ajedrez educativo en la etapa infantil,
realzando una importante “combinación”:
la que se produce en la práctica con la organización de torneos en los recreos
(algo que estimula mucho a los niños) y la teoría que se imparte en el
aula-taller ya de forma obligatoria.
Le pregunté a Daniel Escobar si
conocía algún niño que “aborreciera” el ajedrez.
Comentó que siempre se encuentran con dos o tres niños que a priori no muestran
demasiado interés en el juego-ciencia y por eso el maestro tiene que prestar
mucha atención desde el principio para evaluar el “nivel” de cada alumno.
Los rasgos básicos de comportamiento en ese tipo de niños son que
siempre pierden cada vez que juegan, no lo entienden, tienen miedo a perder y
sobre todo no quieren equivocarse.
Ahí, en ese tipo de situaciones debe aparecer la “mano izquierda” del
profesor: Hay que buscarle al niño otras alternativas para que pierda el miedo
y se integre poco a poco en la clase; por ejemplo se le indica que actúe de
árbitro, que realice algún trabajo manual para destacar un torneo, motivándole,
al indicarle que el mismo se colgará en el tablón de anuncios del colegio, etc.
Torneo colegial
Enseguida Marta Amigó se unió a
la respuesta: Claro que todos los
docentes os encontraréis con niños así. Pocos, pero los hay. Hay que estar
preparados para trabajar entonces otro tipo de actividades “constructivas”: Que
preparen una historia, un cuento, algo distinto para que también se lo pasen
bien. Que cogan letras, que hagan palabras… en definitiva, hay que intentar que
se motiven, porque la idea no es más que sorprender a los niños para que puedan
aprender bien.
Leontxo García también saltó a la
palestra, al respecto: “Es muy raro que
un niño aborrezca el ajedrez”, dijo. “Si
acaso, salvo casos excepcionales y sobre todo si los monitores están mal
formados”, aseveró. Y apostilló la pregunta comentando algo muy importante: “Hay que conseguir que los niños aprendan jugando y jueguen
aprendiendo. Como podréis suponer es muy difícil que un niño rechace todo
ésto”.
Luego al propio Leontxo le
preguntaron su opinión sobre aquellos padres que exigen resultados competitivos
a los niños. “Muy mal hecho”, dijo. “En ningún caso los niños pueden ir
obligados a los torneos de ajedrez”.
N.d.l.r.: Una cosa es la
disciplina que como padres debemos imponer muchas veces a nuestros hijos y otra
cosa muy distinta y perdonen la expresión, es “hacer el payaso” al respecto. El
daño que se le causa a los hijos cuando se actúa así es irreversible.
Escobar comentó entonces que muchas veces se ha dado el caso de padres
que acuden a los profesores docentes para que les expliquen el por qué del bajo
rendimiento competitivo de sus hijos. Fue contundente en la respuesta: “El talento lo tiene el niño y no el profesor”…
Amigó terminó también aseverando
que el objetivo principal es que los
padres valoren que su hijo disfruta y que se lo pasa bien. No se trata pues de
ganar o perder, se trata de aprender a disfrutar.
Señaló entonces Leontxo García,
el por mi llamado “Maestro de maestros
del periodismo ajedrecístico internacional” (fíjense al respecto lo
trascendental de esta frase: La primera palabra “Maestro” va con mayúsculas y
la segunda “maestros” – esa ya va con minúscula) que en sus 33 años de
periodista, escritor y conferenciante, ha habido dos veces en su vida en que
verdaderamente lo pasó muy mal:
Una, cuando una vez estuvo junto
a las Brigadas Blanquiazules del
Espanyol o con el Frente Atlético en
Salamanca (ambas, aficiones “ultras” del mundo del fútbol) y la otra fue cuando
se vio obligado “moralmente” a escribir un artículo sobre ajedrez que tituló “Niños prodigio, padres suplicio”.
Y dicho artículo inmediatamente
surgió cuando observó de cerca, en un Campeonato
Mundial Sub-10, como un niño de 10 años se estaba jugando entonces una
medalla si ganaba su partida de la última ronda. De hecho el cotejo ya lo tenía
ganado cuando lamentablemente cometió un error (“Los errores siempre están ahí, esperando a que se cometan”.
Savielly Tartakower) y entonces perdió la partida y vio en directo como
entonces su padre le echó una bronca impresionante delante de todo el mundo (??
– Jugada desastrosa en la jerga ajedrecística).
El “padre modelo” de un niño
ajedrecista que compita es aquel que ve, observa, pregunta y al final no dice
nada…
Se le preguntó a los ponentes su
opinión sobre las virtudes del ajedrez para las personas ciegas y Daniel
Escobar puso un ejemplo muy cercano. Su padre es ciego y juega al ajedrez
tocando las piezas y se ha adaptado muy bien a él.
Interrumpió Leontxo para para
poner el ejemplo del MI invidente serbio (formado en la antigua Yugoslavia)
Milenko Cabarkapa, campeón del mundo de ciegos en 1966 y 1970, cuando le dijo
personalmente a Leontxo una frase ajedrecísticamente hablando, lapidaria:
“Los ciegos vemos con la mente”, ¡aseveró!.
¿Es necesario el uso de relojes
de ajedrez en la fase práctica de la metodología ajedrecística?, le preguntaron
a Marta Amigó:
“Normalmente en niños pequeños no hacen falta los mismos. Suelen acabar
rápido y en la media hora de los recreos, cuando compiten, la mayoría de las
partidas acaban y las que no, se negocian entre ellos mismos y los maestros.
Todo depende de la posición y del contexto en que se realicen”, concluyó.
Este cronista, ¡feliz con el
momento que estábamos viviendo!, no desaprovechó la oportunidad para
preguntarle a nuestra experta psicopedagoga
tinerfeña, Lorena García, su opinión personal sobre el impacto que de siempre
ha tenido la psicología en el mundo del ajedrez, pues curiosamente existen muy
pocas profesiones donde hayan tantos partidarios (y tal vez por ello, también
detractores).
Aproveché pues y le dije que
comentara las siguientes frases históricas:
“El
ajedrez es una competencia entre dos personas
donde está involucrado considerablemente
el ego”.
Dr. Reuben Fine (1914-1993), uno
de los mejores jugadores de ajedrez del mundo en los años treinta y luego fue
un experto “psicoanalista”, autor del famoso libro “Psicología del jugador de
ajedrez”.
Dijo Lorena García que el ego se refleja sobre el tablero
mayoritariamente por aquellos ajedrecistas “optimistas”, aunque luego para
obtener el éxito deben ser realistas y valorar objetivamente dónde tienen que
mejorar.
Leontxo García comentó que suelen destacar mucho aquellos ajedrecistas que
durante una partida son capaces de hacerse así mismos preguntas “fantasiosas”
como ¿qué pasaría si efectúo un plan de ataque abriendo tal columna aunque me
cueste un alfil?. Luego, dicho acto fantasioso, en muchos casos, se convierten
en combinaciones muy brillantes (!?).
“La única cosa que los jugadores de ajedrez tienen en común es el
ajedrez”.
Lodewijk Prins (1913-1999).
Maestro Internacional, participante en 12 Olimpiadas con su país, Holanda.
Lorena García no se mostró nada
de acuerdo con esta frase, porque indicó que precisamente el Ajedrez Educativo se aplica hoy ya en el aula al objeto
de desarrollar en el niño sus habilidades sociales básicas, como bien
desarrolló en su ponencia.
“Eso podría suceder si la inteligencia sólo la aplican para jugar al
ajedrez”, concretó.
“Yo no creo en la psicología. Yo creo en las buenas jugadas”.
Bobby Fischer (1943-2008).
Undécimo campeón del mundo de ajedrez y considerado unánimemente como el mejor
ajedrecista de la historia. Este cronista aún se queda prendido cuando ve en
las redes sociales cómo aparecen cotidianamente muchas más fotos de él que de
ningún otro…
Lorena García comentó que aunque lo dijo, el propio Bobby Fischer
demostró tener un control emocional muy grande durante sus partidas, porque es
evidente que a esos niveles (y recordó los matches Kárpov vs Kaspárov) el estrés emocional y psicológico es muy
fuerte.
Leontxo García aprovechó para
comentar que su siguiente ponencia iba a versar sobre este ajedrecista: “Bobby Fischer: Un genio en jaque perpetuo”
se titula y allí iba entonces a demostrar cómo un genio mal educado puede caer
en una enfermedad grave.
Este cronista tiene mucho que
decir al respecto, ¡en defensa de Bobby Fischer!, pero les adelanto ya aquí
algo:
¿Y qué me dicen de la enfermedad
grave (la auténtica, porque daña a la sociedad mundial), lo que yo llamo “la mentirosis patológica múltiple” (por
mala educación recibida) que se da en la mayoría de los políticos (por no decir
en todos y cada uno de ellos) de este mundo?. Al tiempo, que ya escribiremos
sobre ésto…
Pero les dejo, a modo de ejemplo,
como muestra ¡un botón!; un vídeo que apareció recientemente en las redes
sociales y que me impactó mucho y eso que quién les escribe ¡es de izquierdas!:
Un líder en sus comienzos
Sirva este vídeo para realzar una
vez más las virtudes pedagógicas que puede tener el ajedrez como herramienta educativa en el aula, porque
como dijo Emanuel Lasker, 2º campeón mundial y aparte matemático y filósofo:
“En el tablero de ajedrez la mentira y la hipocresía no sobreviven por
mucho tiempo. La combinación creativa desnuda la presunción de la mentira y el
hecho implacable que culmina en jaque mate, rebate al hipócrita”.
“Sólo guardo rencor a algún psicólogo, pero nunca a un Gran Maestro de
ajedrez”.
Boris Spassky (1937). Décimo
campeón del mundo que aún sigue entre nosotros (!!).
Lorena García dijo de esta frase
que evidentemente los psicólogos se
equivocan muchas veces también y cuando se le requirió su opinión sobre
aquel parapsicólogo famoso, Vladimir Zhukar, que influyó negativamente sobre
Viktor Korchnoi en su match del Campeonato del Mundo de 1978 ante Kárpov (y del
que pusimos un vídeo ilustrativo en la séptima crónica):
Lorena García fue “expresiva”: Pudiera haber alguna verisimilitud, pero
cuando una persona de ese nivel está en buena forma física y mental es muy
difícil que esto ocurra.
Los problemas psicológicos suelen influir más en personas renqueantes…
De esta forma terminábamos esta
rueda de preguntas y respuestas y acto seguido se procedió a un DESCANSO de
11,00 h. a 11,15 h.
Aquello fue un momento bueno para
ir a por un café que supo muy bien, tomado lentamente, a pequeños sorbos y que
sirvió para valorar con perspectiva
todo lo que había visto y escuchado hasta aquellos momentos.
Lo bueno era que ¡todavía
quedaban dos ponencias más!.
“¡Por favor, que no acabe!”, me decía en mis adentros…
Crónicas anteriores:
(…Continuará)
Angel
Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario