Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Cuarteto
con piano nº 1, K478.
En la 16ª ronda (de 20) del
Torneo Pan-Ruso de 1912 celebrado en Vilnius, de nuevo el gran Akiba Rubinstein
(con blancas) se deshizo del joven Alekhine (19 años) en un cotejo del que no
se conoce más nada, al haberse perdido la planilla; al igual que ocurrió en la
ronda siguiente, la 17ª, donde nuestro ídolo del ajedrez volvería a caer
derrotado, esta vez conduciendo las piezas blancas, contra Salwe.
Un libro para disfrutar en el Parque
En la 18ª rueda, la partida “Levenfish-Alekhine” fue la seleccionada
(¡y con plena razón!) tanto por Alekhine para formar parte de su aclamado
primer libro (de dos) titulado: “Mis
mejores partidas 1908-1923”, como por Kotov que la incluyó en el Tomo I de
“La Herencia” (publicado en alemán y nunca en castellano) dentro del Capítulo: “Ataques al Rey” – sección: “Tormenta sobre el tablero”.
Cuatro grandes del ajedrez soviético
¡Súblime, genial, excepcional y
suprema!. Con estas cuatro “gloriosas” palabras debemos catalogar este
encuentro, el más bonito de Alekhine en este torneo y seguro que fue una de sus
mejores “obras maestras” hasta aquel momento presente, pues este cronista
observa “La Herencia Ajedrecística de Alekhine” como siempre quiso hacerlo, es
decir, de manera “cronológica” porque de esta forma vamos fijándonos en el
progreso constante de nuestro ídolo del ajedrez…
El genio nace (con cualidades
innatas, lejos de la mayoría de todos nosotros - fíjense que igual ni tan
siquiera tratamos con alguno a lo largo de toda nuestra existencia -), pero
luego también se hace, se “forja” con el trabajo constante diario, el que
debería ser “apreciado” en otras facetas, más importantes que el ajedrez, de la
vida cotidiana.
Este cronista nunca ha entendido
la “desidia” tan grande que muestran muchos profesores de universidad con sus
alumnos, al respecto.
No valoran el trabajo diario de
los mismos, dándole la máxima prioridad a lo acontecido en un examen, que es
importante, claro está, ¡pero no lo es todo! (por buena nota que se saque).
Y es que “luego” en el día a día profesional de las personas
valdrá “muchísimo” más el esfuerzo continuado del trabajador, que un “casual”
brote de sabiduría y más cuando muchos de esos futuros profesionales no van a
tener jamás la oportunidad laboral de expresarse…
Aquí queda mi queja, producto de
la experiencia y aquí comparo lo dicho con lo que hicieron a lo largo de su
vida profesional tanto Alekhine como Mozart, trabajadores ambos infatigables,
en aras de su progreso intelectual y de la búsqueda de su aclamada genialidad.
El cotejo “Levenfish-Alekhine” se inició con una Apertura Española, Variante
Alapin (5.De2 en lugar del tradicional 5.O-O).
Levenfish no captó la idea de su
posición cuando hizo h2-h3 sin tener la intención de jugar d2-d4, liberando la
acción del caballo de la clavada del alfil negro en “g4”.
A lo largo de la historia este
tipo de situaciones irregulares han surgido con frecuencia en la Apertura
Española.
Alekhine, o la voluntad de vencer
¡atacando!, rápidamente lleva entonces su rey a una esquina (“h8”), su caballo
de “f6” lo retrasa a “g8”, su dama la coloca en “e8” y planea de esta forma un
bello ataque en tromba por el flanco de rey (en forma de tormenta sobre el tablero como muy bien nos informa Kotov cuando
realiza su estudio estratégico).
Alekhine hace entonces primero la
fantástica …f7-f6! porque como muy bien nos señala y esto es “enseñanza” para
todos nosotros, los “patzers” del tablero: “Un
avance en los flancos sólo es posible después de estabilizarse en el centro”.
La idea de …f7-f6! aparte de
reforzar la casilla “e5” es la de atacar con …g7-g5 y …h7-h5 y provocar en el
momento oportuno …g5-g4 y …g4-g3 (ó …g4xh3! como realmente sucedió).
Los “alekhinianos” (como es este
cronista) deben verse ese encuentro con “calma espiritual”, degustándolo,
porque el mismo merece sin lugar a dudas todos los elogios, incluso observando
la posición final resultante, cuando el genio le canta a “viva voz” a Levenfish,
un ¡mate en cinco!.
Por partidas como ésta, Alexander
Alekhine forma parte de mis “trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez
(más Morphy)”:
El último rey en formar parte de
las mismas es Magnus Carlsen, que tras unos originales esquemas de apertura,
inéditos dentro del mundo actual de las computadoras, juega los finales de
partida como nunca nadie lo había hecho antes y por su edad, 25 años, “in
crescendo”.
Su enfrentamiento con Sergey Karjakin (retador oficial) en Noviembre de este año dará mucho que hablar, pero
este cronista sigue viendo a Magnus muy por encima del resto y se queda con el
“instinto creador” de Carlsen, que ya en 2004 cuando consiguió el título de GM,
fue “testado” por una eminencia del entrenamiento deportivo, Alexander Nikitin,
el que fuera en su momento “mentor” de Garry Kaspárov (por motivos obvios
también en mis trilogías) en el Open moscovita Aeroflot de aquel año.
Nikitin entiende más de este
“instinto creador” de Carlsen que ¡todos nosotros juntos!, amigos lectores; así
que os ruego que no os esforzéis en intentar buscarle explicaciones o
justificaciones (absurdas por tanto) a aquellas “sabias” palabras del maestro,
que merecen la pena ser recordadas aquí y ahora para “conocimiento general” de
la plebe:
“Nunca había visto a un chico de 13 años jugar tan bien.
La única comparación posible es con Kaspárov a la misma edad
y yo creo que incluso lo mejora”.
¿Y qué hay de Karjakin?, le dijo
Dirk Jan ten Geuzendam (editor de la prestigiosa revista New In Chess) y su contestación fue y también es hoy, ¡profética!:
“Olvídalo. El simplemente estudia un montón.
El de Magnus es <<talento>> del de ¡verdad!”.
Ganará "CapaCarlsen"
Por tanto, ese Mundial de finales
de año entre Carlsen y Karjakin, mal
organizado en sus fases previas por la FIDE que se olvida de los torneos
zonales, interzonales y matches de candidatos serios y largos, “calumniando” de
esta forma a la noble y sagrada historia del Ajedrez, lo ganará Magnus Carlsen
y este cronista, D.m., estará aquí para contárselos día a día y jugada a jugada
(con la opinión expresada en el directo por los maestros del ICC y con el apoyo
de las computadoras).
El futuro campeón del mundo,
queridos lectores, será alguien muchísmo más joven que Magnus Carlsen, pero eso
es otra historia…
Hoy nos resulta placentero haber
contado esta gran partida de Alekhine que cerraría el Torneo Pan-Ruso de 1912
con tablas en la 19ª rueda ante von Freymann tras una Apertura de los Cuatro
Caballos y ganando en la última ronda, la 20ª, disputada el 19 de Septiembre, a
Alapin en un cotejo del que tampoco se pudo rescatar la planilla del juego.
Sigue ahora el cuadro de
clasificación sacado de la prensa soviética, así como la “particular” foto del
Torneo (jugadores y organizadores - aquellos hacían las cosas con menos medios
económicos que ahora y mucho mejor que ahora – apreciación ésta, “lamentable” y
que nos invita a reflexionar, sin duda…).
Y terminamos la crónica
comentando y luego escuchando el Cuarteto
con piano nº 1 de Wolfgang Amadeus Mozart, que muestra la “genialidad pura”
del compositor, muy difícil de entender (como los que ahora dudan de la calidad
de Magnus Carlsen, neta, por otro lado, para renovar su título ante Karjakin)
pero que queridos lectores, existe y es corroborada por todos los expertos y al
resto de mortales sólo nos queda escucharles y reverenciarles o es que ustedes
creen, en el caso de Carlsen, que Kaspárov iba a perder su precioso tiempo, en
su momento, para entrenarle y enseñarle cosas nuevas.
Kaspárov supo muy bien por qué lo
hizo y los resultados de Carlsen siguen estando ahí, con 72 puntos elo más que
Karjakin (por mucha inflación del ranking que haya en la actualidad…).
Wolfgang Amadeus Mozart:
Cuarteto con piano nº 1 en sol menor,
K478.
- Allegro
= 14’ 24”
- Andante
= 6’ 55”
- Rondo
(Allegro moderato) = 7’ 41”
Compuesto
en Viena, el 16 de Octubre de 1785 (Mozart con 29 años).
El K478 es una composición que inaugura
un nuevo género en la música de cámara, el cuarteto con piano. Se trata además
de la primera de una serie de tres obras para esta formación destinadas al
editor Franz Anton Hoffmeister.
Al ver que la obra era demasiado difícil
- y por tanto, poco comercial para poder venderse entre los aficionados - ,
Hoffmeister entregó el dinero prometido a Mozart eximiéndole de escribir los
otros dos (él luego compondría otro)…
Nada podría sorprender más a los
melómanos vieneses de la época - acostumbrados a la ligereza de los
divertimentos que tantos gustaban de interpretar – que el violento unísono de
los cuatro instrumentos (piano, violín, violonchelo y viola) con que debuta el
extenso Allegro inicial, con poderoso aliento trágico, riqueza polifónica y
arrebatadora urgencia - confesión de un Mozart demoniaco y apasionado - .
El segundo tema (el andante), de carácter
más amable y enunciado por el piano, poco puede hacer ante el arrollador primer
motivo y no se trata ya en absoluto de una “música mundana” que pueda
escucharse superficialmente con una sonrisa.
El luminoso rondo conclusivo, de
ejecución especialmente compleja, recrea una atmósfera más despreocupada, menos
tensa que la del movimiento inicial, a cuyo clima opresivo sólo en ocasiones se
aproxima.
<<<<Otras piezas se tienen en
pie, aunque estén mediocremente interpretadas;
pero esta composición mozartiana no se
puede escuchar tocada por simples aficionados
y es por lo que así, entonces, no podía
gustar;
todos bostezaban de aburrimiento por la
incomprensible cháchara de los instrumentos>>>>.
Journal
des Luxus und der Moden, 1788.
La firma del maestro
N.d.l.r.: Estimados lectores, lo
aquí comentado ocurre muchas veces al interpretar a los grandes genios del
ajedrez y compararlos con sus competidores, como ahora muchos intentan igualar,
¡¡en vano!!, al competidor Karjakin
con el ¡¡genio!! Carlsen.
Mis trilogías sagradas del
ajedrez son muy “selectas” y ahí no caben más que “NUEVE ajedrecistas
históricos” junto a Morphy (que como siempre digo, fue de por libre).
¡Así sea!...
(Si desea “ver y escuchar” el cuarteto que sigue haga “click” encima):
(Continuará)
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
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