lunes, 11 de abril de 2016

Ahí está, es él : ¡Se llama Emanuel Lasker! (III)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Obra religiosa “Dixit et Magnificat”, K193.

En su libro “Why Lasker Matters” (“¿Por qué Lasker es importante?”), Andrew Soltis pone ya un ejemplo muy temprano del juego de Lasker en aquel 6º Congreso del Ajedrez Alemán, celebrado en Julio de 1889, en Breslau, para comparar el estilo de Emanuel con dos de sus grandes predecesores, Wilhelm Steinitz y el Dr. Siegbert Tarrasch, que expandió más aún los pensamientos creadores del 1º campeón del mundo.

Se trata de la partida “Lasker-Lipke”, disputada el 24 de Julio y que también fue comentada en los libros sobre Lasker de “Fred Reinfeld y Reuben Fine”, de “Varnusz” y el de la famosa “Editorial Sopena” de Argentina.

El Dr. en Psicología y excelente ajedrecista Reuben Fine

El cotejo transcurrió por los cauces de una Apertura Vienesa, con el joven Lasker (20 años) realizando buenas maniobras posicionales.

Señala Soltis, que muchos años más tarde, el 7º campeón del mundo, Vasily Smyslov, se había inspirado en Lasker para también manejar con buena soltura esta apertura, que fue instaurada en la práctica magistral en los años 1870s por Louis Paulsen.

Vasily Smyslov

Las negras se defendieron bien y una vez desarrolladas todas las piezas surge un “instructivo” ejemplo, en donde en su momento Steinitz, si hubiera tenido delante aquella posición, considerando la fuerza de la pareja de alfiles blancos y la ventaja de espacio adquirida, hubiera procedido con una marcha de peones blancos por el flanco de rey en aras de concretar la partida a su favor; cosa que ya aquí Emanuel Lasker “refina”, porque el avance inmediato todavía no era posible ya que fue él, ¡el primero!, en perseguir “objetivos concretos” y en la partida dispone de un método certero para preparar adecuadamente entonces la avalancha de dichos peones.

Wilhelm Steinitz

Lo que ocurre en la partida es que Lipke se defiende muy bien y por ello Lasker en su objetivo de atacar a toda ultranza por el flanco de rey, se ve obligado primero a sacrificar dos peones en el flanco de dama (!?), en lo que según el historiador ruso, Isaac Linder, que también escribió sobre Lasker otro magnífico libro, esta actitud de entrega de material a cambio de actividad para fomentar el ataque, es uno de los primeros ejemplos metódicos conocidos en donde esto ocurre…

El famoso historiador Isaac Linder, fallecido en 
Octubre de 2015 a los 94 años

Lo cierto es que tras varios cambios forzados se llegó a un final de alfil contra caballo en donde las blancas (mejor colocadas) tenían 4 peones por 5 de las negras.

De nuevo Soltis destaca aquí el famoso principio de Tarrasch que decía que “una buena partida se decide siempre en el medio juego”, para contradecirlo en cierto punto, porque tras buena defensa, lo cierto es que en este cotejo “Lasker-Lipke” había ya que contar con la existencia del “final de juego”, como el momento real decisivo.

El Dr. Siegbert Tarrasch

Y así fue. En la época de Lasker, el “final de partida” comienza a tener un significado práctico ¡importantísimo!.

Y en este ejemplo, Lasker, al tener sus peones mucho más activos que los de su rival, el final lo termina ganando en brillante estilo; incluso ahora, es Komodo 9.42 (uno de los mejores módulos informáticos de la actualidad junto a la última versión de Stockfish) el que nos enseña que en caso de haberlo mejorado Lipke, como propuso Soltis, también el final se termina perdiendo (!?).

Andrew Soltis, un gran conocedor del "estilo" de Lasker

Nos gusta como nos cuentan la importancia que tuvo Lasker en el desarrollo del ajedrez, como también la tuvo Mozart en el desarrollo de la música clásica; casi por “inspiración divina”, como la obra religiosa que sigue, que queridos lectores, les invito seguidamente a escuchar.       


Wolfgang Amadeus Mozart:

 "Inspiración divina"

Obra religiosa “Dixit et Magnificat”, K193/186g.

1)       Dixit Dominus Domino meo
Salmos 109/110                                    = 4’ 49”
2)       Magnificat anima mea Lucas 1, 46-55 = 5’ 58”

Compuesto en Salzburgo en Julio de 1774 (Mozart con 18 años).

En muchas obras religiosas mozartianas, el compositor se plegaba a los requerimientos de Hieronymus Graf Colloredo.
Muestra de ello es el “Dixit et Magnificat”, K193, breve y de carácter relativamente virtuosista, tal y como deseaba el arzobispo de Salzburgo, poco favorable a grandes desarrollos y al contrapunto.
Esta obra se destinó a servir de preludio y conclusión a unas “Vísperas”, de ahí su brillantez, otro de los preceptos que imponía Colloredo.
En el “Dixit et Magnificat”, K193, llama poderosamente la atención la suntuosa orquestación, con dos trompetas, tres trombones, timbales, cuerdas y órgano, a los que se añaden los solistas vocales y el coro.
   
(Si desea escuchar la obra religiosa que sigue, haga “click” encima del enlace):



(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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