Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Concierto
para piano y orquesta nº 14 – K449.
En la 5ª ronda del Torneo
Pan-Ruso de 1912, celebrado en Vilnius, Alekhine, con blancas, se enfrentó a
Rubinstein y tras su gran victoria de la ronda anterior ante Bernstein, fue
aquí devuelto a la triste realidad de entonces y salió derrotado ante la
“eminencia” polaca.
Fue tras una Variante Abierta de
la Apertura Española y el sacrificio de calidad de Rubinstein en este cotejo,
aparte de brillante, resultó ser demoledor.
En la 6ª rueda, nuestro ídolo se
resarce ante Salwe, conduciendo Alekhine las piezas negras, tras una Apertura
Zukertort.
La 7ª jornada, celebrada el 28 de
Agosto, le encauzó nuevamente hacia el camino de la victoria, obtenida con
blancas, ante Levenfish al que casi “miniaturizó” en 26 movimientos.
Pierde luego Alekhine, con
negras, ante von Freymann en la 8ª ronda, tras plantearse una Defensa Holandesa
y después de 40 movimientos.
Vuelve de nuevo a caer derrotado
en la 9ª ante Alapin (éste con negras), tras una Defensa Francesa con 2.c4 y
transcurridas 39 jugadas
Y por fin llegamos a la 10ª rueda
que se celebró el último día de Agosto y en donde el cotejo “Rabinovich-Alekhine”, fue seleccionado
por Kotov para “La Herencia” y eso que, como ya hemos comentado, todas las
partidas jugadas por Rabinovich fueron luego anuladas del torneo tras su “absurda”
retirada; pero la “obra maestra” primó y por ello sería respetada por Kotov que
la incluyó en el Tomo II (Leyes del juego
de posición), que sí se tradujo al castellano en 4 libros y fue en el 2º
donde la insertó, dentro del Capítulo III: “El
instinto defensivo” – Sección: “Preparación
y realización del contraataque”.
Años más tarde, Bent Larsen sería catalogado por todos
como un auténtico "maestro del contraataque".
Mañana este libro me acompañará al Parque
La lucha fue solucionada a tiempo
por Alekhine cuando pudo realizar un contraataque decisivo.
La partida comenzó con una
Defensa Siciliana que traspuso pronto a una variante provechosa de la Defensa
Francesa.
Alekhine, no obstante, jugó
impulsivamente la apertura y en aras de conseguir la pareja de alfiles y el
dominio de una buena columna semiabierta (la “b”), se metió en problemas de
desarrollo con su rey “estancado” en el centro.
La enseñanza que nos transmite
aquí el propio genio, en palabras de Kotov, es que “cada tiempo en la temprana
fase de la apertura es muy importante”.
Por todo ello, Alekhine se puso
el traje de faena y cedió el peón de “g7” en aras de abrir también la columna
“g” para su otra torre.
Rabinovich retiró entonces su
dama a una casilla equivocada y el instinto defensivo de Alekhine prosperó y
pasó rápidamente al contraataque, como señala majestuosamente en “La Herencia”,
Kotov.
Lo que surgió a partir de
entonces fue un bonito duelo combinativo de Alekhine con sus punzantes alfiles
y sus activas torres.
Las blancas se defendieron
tenazmente aprovechando cada posibilidad que se les presentaba, pero en el
momento álgido una serie de precisas jugadas de Alekhine aclararían enseguida
las cosas.
El cálculo de variantes de
nuestro aclamado genio del ajedrez fue exacto y de este modo ganó
“tranquilamente” la partida.
Recurramos ahora, queridos
lectores, al piano y a Mozart…
Wolfgang Amadeus Mozart:
Concierto para piano y orquesta nº 14 en
mi bemol mayor, K449.
- Allegro
vivace = 8’ 36”
- Andantino
= 7’ 19”
- Allegro
ma non troppo = 6’ 16”
Compuesto
en Viena, en Febrero de 1784 (Mozart con 28 años).
El gran pianista clásico austriaco Rudolf Buchbinder
Este concierto fue para su discípula
Bárbara von Ployer, excelente pianista e hija de un influyente funcionario de
la corte de Salzburgo.
Es aquel un momento dulce en su vida
profesional, pues Viena le considera el más grande compositor de su tiempo;
tiene alumnos, su obra se toca sin cesar y no se ve agobiado, como otras veces
en su vida y, sobre todo al final de ella, por las estrecheces económicas.
Comienza también la elaboración de su
propio catálogo, lo que hace suponer que es también consciente de su
importancia, un aspecto que no le impide su anhelo por gustar y que explica muy
bien que nunca rechace de plano lo ya hecho, incluido lo perteneciente con
mayor claridad al estilo galante, ya superado en su obra a esas alturas.
Este concierto supone, además, la
definitiva asunción por parte de Mozart de que es en ese género donde su
evolución como “creador” puede ir más de la mano con su éxito económico y
social.
Los conciertos le permiten vivir bien,
sentirse querido por el público _ el anhelo de cariño, una de las claves de su
vida _ , organizar conciertos y cobrar por darlos mientras su “creación” va
creciendo y, eso se revela, incluso, en la correspondencia del momento, cuando
le escribe a su padre que nunca ha estado más orgulloso de una composición
propia como lo está del ¡Concierto nº 14!...
(Si desea “ver y escuchar” el Concierto que sigue haga “click” encima):
(Continuará)
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
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