Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Ah, vous
dirai-je maman K265/300e.
En el verano de 1912, desde el 19
de Agosto hasta el 17 de Septiembre, tuvo lugar el Torneo Pan-Ruso de Maestros en Vilnius, hoy capital de Lituania.
Iban a participar 16
ajedrecistas. Estarían allí pues (a priori) todos los mejores maestros del
país. Si acaso el único con el que no se iba poder contar sería con el maestro
Rotlevi.
Sin embargo a última hora la cosa
se complicó y la parte “artística” del juego quedó en entredicho cuando varios
ajedrecistas tuvieron que declinar su participación, posiblemente por problemas
financieros (como tantas otras veces ocurre con todo lo relacionado con el arte).
Así, al final, no participarían
en aquel gran evento Dus-Khotimirsky que junto con el mencionado Rotlevi eran
los más añorados del plantel faltante y luego también no pudieron asistir
Znosko-Borovsky, Gregory, Janowski (pues Polonia estaba entonces anexionada a
Rusia) y Nenarokov.
Total, que sólo compitieron once
ajedrecistas, que en el primer tercio del torneo, quedaron en diez, tras el
fatal abandono de Rabinovich, que estaba realizando entonces una pésima
actuación que acabó con sus nervios, pese al malestar de resto de los
participantes.
El evento quedó así oficializado
con 10 jugadores y las partidas disputadas hasta entonces por Rabinovich fueron
anuladas a efectos de la clasificación final.
El aliciente que tuvo después de
tantos infortunios fue que el mismo se celebraría a “doble vuelta” (!?).
Por lo tanto, los diez
ajedrecistas participantes fueron (por orden de “popularidad” de la época) los siguientes:
Rubinstein
Nimzowitsch
Bernstein
Alekhine
Levenfish
Alapin
Salwe
Levitsky
Freymann y
Flamberg.
Lo que ocurrió en el mismo fue
una mala actuación de Alekhine (por lo que se esperaba de él) y con sólo 19
años sólo pudo quedar 6º clasificado, nada más y nada menos que a 3½ puntos del
vencedor, el fenómenal ajedrecista polaco, Akiba Rubinstein, que completaba con
este triunfo lo que iba a ser el mejor año de su carrera deportiva con victorias
en cuatro sucesivos grandes premios, siendo los tres grandes torneos anteriores
conquistados los siguientes: San
Sebastián 1912 (por delante de Nimzowitsch, Spielmann y Tarrasch); Pystian 1912 (por delante de Spielmann,
Marshall y de un triunvirato formado por Duras, Schlechter y Teichmann) y Breslau 1912 (empatado en el primer
puesto con Duras y por delante ambos, de Teichmann, Schlechter y Tarrasch).
Sin lugar a dudas y como estamos
viendo aquel gran momento de Rubinstein le valió el derecho de enfrentarse al
campeón del mundo Emanuel Lasker, con el título en juego, pero lamentablemente
fue abortado por falta de patrocinadores (¡en qué estarían pensando!... posiblemente
en “pajaritos preñados”).
Luego, como bien es sabido, la
llegada de la Primera Guerra Mundial privó al mundo, como de otras tantas cosas
(seguro que más importantes) de ese magno enfrentamiento ajedrecístico.
Muchísimos años más tarde, la afición
mundial tampoco pudo ver otro añorado duelo, como sería el Fischer-Kárpov, pero como no queremos entristecernos por ello,
permítenme que les ponga aquí y ahora, la siguiente foto que contradice mis
palabras:
Quisiera dar paso al Torneo Pan-Ruso de Maestros comentando
primero dos cosas:
1) Las partidas de aquel magno certamen no se conservaron
en su totalidad pues tras las pesquisas realizadas por los historiadores ha
sido imposible localizarlas todas. Por ejemplo, de Alekhine faltan seis
partidas, aunque al menos sí sabemos sus resultados. Además, en su caso, llegó
a jugar uno de los dos cotejos con el retirado Rabinovich, que como hemos dicho
no fue contabilizado en el marcador final (aunque lo ganó nuestro héroe).
2) Y
algo que se nos antoja muy importante y digno de ser reseñado aquí y ahora:
Desde el momento en que finaliza este torneo (17 de Septiembre de 1912), ¡atención!,
Alexander Alekhine no va a dejar de ocupar los primeros lugares o puestos de
honor en todos los eventos siguientes en los que va a participar a partir
de esa fecha hasta el Torneo de Nottingham de 1936 (que finaliza el 28 de
Agosto de aquel año) en donde volverá a quedar allí en 6º lugar. Es decir,
nuestro ídolo del ajedrez va a estar casi un cuarto de siglo (desde los 19
hasta los 43 años) saboreando continuamente las ¡mieles del triunfo!,
circunstancia ésta que es “casi” única en toda la historia del ajedrez y que
hace que Alekhine forme parte y con razón de un “puesto de honor” en mis trilogías sagradas de grandes reyes del
ajedrez (más Morphy).
Ahora, hechas estas salvedades sí
que estamos en disposición de comentar lo que Kotov publicó en “La Herencia”
sobre la actuación de Alekhine en este torneo; pero eso será en la siguiente
crónica, porque, amigos lectores, llegó ahora el momento de escuchar la canción
infantil “Ah, vous dirai-je maman”
sobre la que Mozart compuso doce excepcionales variaciones para piano.
Wolfgang Amadeus Mozart:
Ah, vous dirai-je maman
Doce variaciones para piano en do mayor,
K265/300e; sobre “Ah, vous dirai-je maman” = 13’ 15”.
Compuesta
en Viena, en 1781 ó 1782 (Mozart con 25 ó 26 años).
En las doce composiciones sobre la
canción infantil “Ah, vous dirai-je maman” se reconoce claramente el tema.
Quien sepa tocar un poco el piano no
tendrá problemas con el tema de la canción. Se aprende enseguida y se puede
tocar fácilmente con dos manos. Pero la cosa cambia cuando se trata de las
variaciones de Mozart, que ya no son fáciles de tocar al piano.
El tema original es un compás de dos por
cuatro, es decir se cuenta: 1-2, 1-2, 1-2. Sencillo, nada complicado. Pero la
variación número 11, por ejemplo, que también está escrita en compás de dos por
cuatro, incluye todo tipo de figuras asimétricas y, resulta realmente difícil
de tocar debido a los cambios de ritmo y a que a veces hay que hacer ocho notas
a la vez.
¡Cosas de Wolfgang!, todo un genio de la
música que quiso también ser recordado por sus “travesuras” en esta bella
melodía de la niñez, que seguro que los padres hemos oído alguna vez cuando nos
hemos servido de esos pequeños artilugios musicales diseñados para tranquilizar
a los bebés, ya saben, los que se le tiran de la cuerdita para que empiece a
sonar tal melodía musical…
(Si desea escuchar las doce variaciones para piano que siguen haga “click”
encima):
(Continuará)
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
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