Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Obertura para Don Giovanni, K527.
Tras aquella espectacular
victoria sobre Vidmar en la 1ª ronda del Torneo de Karlsbad de 1911, Alekhine
jugó en la 2ª, con negras, ante Frank Marshall. Tablas.
En la 3ª le ganaría al también
prolífico escritor, Savielly Tartakower, después de “minarle” un débil peón en
el flanco de dama.
En la 4ª jornada se produjo un
revés para nuestro héroe del tablero (con 18 años entonces), pues perdió frente
a Amos Burn un interesantísimo final de piezas menores, duramente disputado.
En la 5ª, volvería a sufrir otro
revés, frente al “casi” co-campeón mundial, Carl Schlechter (al menos porque
fue capaz de igualarle un match a Emanuel Lasker), que vencería a Alekhine con
las piezas negras. El maestro ruso le atacó con ahínco, le entregó una pieza,
pero no le resultó suficiente y acabó perdiendo, también tras dura lucha.
En la 6ª ronda, Alekhine con
negras, ganaría relativamente rápido a Suchting, que al final quedaría muy bien
clasificado, casi en la mitad de la tabla, por delante de “afamados”
ajedrecistas.
Se produjeron tablas contra Salwe
en la 7ª ronda y Kotov escogió la partida de la 8ª rueda Alapin-Alekhine para “La Herencia”, de nuevo influenciado por la
elección previa del genio, de incluir la misma entre sus partidas selectas.
Kotov la publica en el Tomo I (en
alemán y nunca editado en castellano, por “veleidades” de la vida) dentro de la
sección: “Las Combinaciones de Alekhine”,
subsección: “Golpes tácticos en la
estrategia”.
Fue una Apertura de los Tres
Caballos, favorita de Harry Nelson Pillsbury. No anduvo fino Alekhine en la
misma y tras una imprecisión posterior de Alapin se debió haber llegado al empate.
Pero como muy bien señaló nuestro
ídolo, las blancas entonces parecieron proseguir un “fuego fatuo” y cuando
pensaban que ganaban pieza (este cronista al desarrollar la partida, también
así lo creyó…), Alekhine comenzó a destapar de nuevo el “frasquito de sus
esencias” que le permitiría luego ganar un peón, aún desplazando su dama fuera
de lugar.
Las blancas pasaron entonces al
contraataque y de nuevo pareció que la sombra del empate melodeaba sobre el
tablero escaqueado.
La partida, estratégicamente bien
llevada por Alekhine, fue emocionante hasta que Alapin, casi de manera
imperceptible (también para la mayoría de nosotros) cometió otra mala jugada
que permitió a Alekhine complicar la lucha para iniciar posteriormente un
ataque final, majestuoso, con “toque de queda” sobre el tablero.
Fue un ataque magistral y sobre
todo difícil de terminar. De hecho, Alekhine lo pudo haber remachado por
entonces, pero en estado “equal mode”(¡seguridad
ante todo!), el maestro ruso escogió un plan de juego que también le daría el
triunfo a largo plazo, en 66 movimientos.
Sin duda fue un precioso cotejo.
A este cronista, cuando ve estas
partidas le sigue pareciendo certero que si Alekhine “reviviera”, volvería a
cosechar el mismo número de victorias triunfales que en su época.
Su juego desbordaba tal
imaginación que el mismo hoy no lo vemos ¡ni por asomo! en los maestros
actuales, salvo Carlsen (y con otro estilo más parecido a Capablanca y Kárpov).
Carlsen que espera ahora,"placenteramente", rival
Queridos lectores, eso es lo que
hay. Partidas como ésta hacen posible que Alexander Alekhine forme parte de mis
trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez.
¡Digo y afirmo!.
Nada mejor que imaginar ahora la “entrada”
a una de las grandes Operas de la historia!...
Wolfgang Amadeus Mozart:
Don Giovanni, K527. “Obertura” en re
menor, con dos movimientos terminada el 28 de Octubre de 1787.
1) Andante en re
menor – Allegro en RE : 6’ 06”.
La opera en dos actos, con libreto de
Lorenzo da Ponte, “Don Giovanni”, se representó por primera vez en Praga el 29
de Octubre de 1787, teniendo Mozart entonces 31 años.
Hay más probabilidades de que su “Obertura”
que aquí escuchamos se terminara de componer en la noche del 27 al 28, antes
del ensayo general, que en la del 28 al 29.
La tradición según la cual Mozart compuso
tres oberturas diferentes y pidió consejo a sus amigos para elegir la mejor,
parece no tener ningún fundamento.
El Andante inicial se abre con los mismos
acordes que la Obertura del Alceste de Gluck; casi inmediatamente enuncia el
tema de la entrada del Comendador en la escena del festín. La fanfarria del 8º
compás del allegro anuncia la fanfarria inicial del festín.
Esta Opera constituyó una ¡obra maestra!
en todos los sentidos.
(Si desea escuchar esta Obertura haga “click” encima):
(Continuará)
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
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