viernes, 18 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (VI)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Aria para Soprano “Voi avete un cor fedele”, K217.

El Torneo de Karlsbad (Karlovy Vary) de 1911:

En Febrero/Marzo de aquel mismo año se celebró el Torneo de San Sebastián donde Capablanca había entrado en el mundo del ajedrez por la puerta grande.

Ahora, del 20 de Agosto al 24 de Septiembre la Bohemia checa organizaría otra durísima competición donde Alekhine iba a participar, junto a otros 25 reputados maestros.

Sería un sistema de liga a una vuelta con 325 partidas contabilizadas.

(Para ver la imagen ampliada haga "click" sobre la misma): 

Clasificación final del Torneo de Karlsbad 1911 

¡Más de lo mismo!.

Tenemos que recurrir al pasado para ver a los organizadores montando torneos “serios”. Hoy ni ellos ni la propia FIDE saben hacerlo bien. Representan a la ineficacia. ¡Da pena!. Estos hombres de hoy constituyen a la “antítesis” de lo que tiene que ser la perfecta “organización”.

Hubo también un bonito libro de aquel magno certamen que fue editado en alemán y escrito por el Dr. Vidmar. 


Portada del libro del torneo

Anteriormente a este evento se había organizado otro torneo allí mismo en 1907 y posteriormente surgirían dos más, uno en 1923 y otro en 1929.

Todos fueron jugados en las instalaciones del famoso balneario europeo de aguas termales de Karlovy Vary y dirigidos por el concejal local y buen aficionado al ajedrez, Viktor Tietz.

En la “arena” de Karlsbad se batieron los mejores ajedrecistas de esas cuatro épocas, salvo Emanuel Lasker, Tarrasch y Capablanca.

(Para ampliar la imagen y ver la identidad de los que aparecen en la misma, 
haga click sobre la foto)

Participantes del gran Torneo de Karlsbad 1911

La primera partida que seleccionó Kotov para “La Herencia” de aquella gran competición, fue la que disputó Alekhine en la 1ª ronda frente al mismo Dr. Vidmar, que también participó.

Este cotejo, Alekhine-Vidmar, Karlsbad (1) 1911, está encuadrado dentro del primer tomo (lamentablemente nunca publicado en castellano) y en la sección “Las Combinaciones de Alekhine”, que también la seleccionó para el primer libro de sus mejores partidas.

Sería una Apertura de los Cuatro Caballos con Alekhine escogiendo una línea dudosa que según sus propias palabras resultó ser “chata y sin vida”.

Pero a las primeras de cambio el “genio combinativo” de Alekhine se manifestó y con una inesperada ocurrencia se hizo por completo con la iniciativa, realizando una bonita “clavada”.

La partida entonces se complicó surgiendo para Vidmar una “mortífera” guerrilla táctica que terminó con una bella jugada de torre de Alekhine en el 16º movimiento.

La Editorial OLMS siempre ha respetado
la historia del Ajedrez

Lo que surgió después fue una gran lección de técnica del maestro ruso, pues con peón de más, incrementó sus ganancias, basadas en su mayoría evidente de peones del flanco de rey; mientras que en el flanco opuesto la mayoría de peones de las negras constituyó una potencia “despreciable” al estar dos de sus peones, doblados.

Garry Kaspárov también se fijó en la “belleza intrínseca” de esta partida, que comentó en el volumen número uno de “Mis geniales predecesores” (la Biblia del Ajedrez) en donde cuenta que Schlechter cuando vio aquel brillante cotejo, exclamó sobre Alekhine: “Es un futuro campeón del mundo”.

 El primer tomo de la "Biblia" del Ajedrez

Pero Alekhine, pese a tener entonces sólo 18 años, se mostraba todavía inconformista con su arte, revelándose ante la vida de igual modo que lo hizo Mozart al componer casi con la misma edad el aria que sigue…   

Arias de Mozart magníficamente interpretadas

             
Wolfgang Amadeus Mozart:


1)       Aria para Soprano en SOL mayor: “Voi avete un cor fedele”, K217 = 6’ 36”.
  
Salzburgo/26 de Octubre de 1775 (Mozart con 19 años):
Esta aria está destinada a reemplazar a otra en la ópera “Le nozze di Dorina” de Baldassare Galuppi.
Se trata de una doncella despidiendo airadamente al pretendiente que sus amos quieren imponerle.
El estilo propio de la ópera bufa se acusa más todavía, con su vivacidad, su humor y su estructura más ágil que le permiten progresar al mismo paso que la acción.
Hasta el mes de Septiembre de 1776, al margen de la música vocal de iglesia, Mozart no tendrá ocasión de escribir para la “voz humana”.  

(Si desea escuchar el siguiente aria, haga “click” encima):



(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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