Capítulo IX: El Campeonato del Mundo de 1921 (I)
Miguel Angel Sánchez investiga
muy bien en el libro cuáles fueron todas las condiciones previas que se dieron
hasta llegar al acuerdo final entre ambos ajedrecistas.
Capablanca preparó para la
ocasión uno de sus famosos libros, el titulado “My Chess Career” (Mi Carrera Ajedrecística) que se caracteriza por
ser de fácil lectura con unos comentarios muy amenos del maestro cubano, que
siempre fue esquivo a mostrar las largas variantes. El siempre calculaba con un
movimiento de antelación, ¡el bueno!.
Este cronista cuando está
saturado de tanto cálculo de las computadoras, frecuentemente recurre a él como
el que acude a un “elixir” que alarga la vida…
¿Pedagogía? = Este libro
También nos cuenta muy bien
Sánchez cuáles fueron los motivos que llevaron a Lasker para renunciar al
título aquel 26 de Junio de 1920; así como el esfuerzo posterior de Capablanca
para restaurar por todos los medios el match y por fin el “acuerdo final”
obtenido con unas muy buenas condiciones económicas que para los momentos de
posguerra le vinieron muy bien a Lasker.
Posguerra I Guerra Mundial:
Los seres humanos destrozan para
luego construir otra vez encima
El maestro alemán (nacido en
1868) había conquistado el título en el “lejano” año de 1894 venciendo a su
entonces poseedor, William Steinitz, por el tanteo de 12-7.
Lasker, a la izquierda, en su match con Steinitz de 1894
A finales de 1896 y primeros de
1897 le concedió la revancha, volviéndole a vencer por 12½ a 4½ pues Steinitz
ya estaba claramente en el “ocaso” de su carrera.
Segundo match Lasker vs Steinitz 1896/1897
En 1907 Lasker puso su título en
juego frente a Frank Marshall, al que derrotó por un contundente 11½ a 3½.
Marshall, a la izquierda, en su match con Lasker de 1907
Al año siguiente sería el Dr.
Tarrasch la víctima (pues ya tampoco estaba en plena forma) y fue vencido por
10½ a 5½.
Lasker, a la izquierda, en su match con Tarrasch de 1908
En 1909, Lasker gana a Janowski
por 8-2.
Janowski, a la izquierda, en su match con Lasker de 1909
En Enero/Febrero de 1910 empata a
5 puntos con Schlechter (maestro austriaco considerado el “rey de las tablas”)
Schlechter, a la izquierda, en su match con Lasker de 1910
y finalmente también a finales de aquel año, vuelve a vencer a Janowski (que
tenía un amigo íntimo que era su propio “mecenas”) por 9½ a 1½.
Janowski, a la izquierda, en su match con Lasker de 1910
Así, cuando llegó 1921, el Dr.
Emanuel Lasker había estado la friolera de 27 años con el máximo título en su
poder, un récord que nadie nunca ha batido (!?).
Si acaso decir que quitando a
Capablanca, Lasker debió haberse enfrentado a Akiba Rubinstein como veremos seguidamente.
1914: Rubinstein, en el centro.
A su espalda, Capablanca
Aparte de Gran Maestro y Campeón
del mundo, Emanuel Lasker era doctor en Matemáticas y sus aportaciones en el
mundo del Algebra fueron muy significativas y al respecto era amigo personal de
Albert Einstein. Pero es que luego también fue filósofo y entendía la vida como
una “lucha” continua en donde uno ni podía ni debía pararse (!?). Escribió
libros y hasta llegó a dirigir una revista propia de Ajedrez.
Albert Einstein, amigo personal de Emanuel Lasker
Estos jóvenes de hoy (excluyendo
a Carlsen) parece que se cansan por cualquier cosa.
Magnus Carlsen, ¡un gran luchador! y reciente ganador
del Torneo Tata Steel Masters 2016
El otro día el “Maestro de maestros del periodismo
ajedrecístico internacional”, Leontxo García, comentaba que Anand había dado
una conferencia de prensa en Gibraltar donde daba a demostrar que los mundiales
largos hoy ya no tienen razón de ser…
Anand en el Open de Gibraltar 2016
Este cronista, indignado, en “Facebook”
(¡qué pena no haber podido estar allí presente!) le contestó “maravillosamente”
(ruego que lo busquen y lo vean, porque no tiene desperdicio).
Cuando vemos la historia de todos
estos “jabatos” del tablero no hay razón de ser para posponer lo evidente.
¡Hay que luchar de principio a
fin! (como hizo Lasker y en varias facetas) y un match a 24 partidas para
dirimir la auténtica fuerza ajedrecística entre dos contendientes es obligado, ¡¡dure
lo que dure!!. Ni que venga Anand a decir que no, ni que venga Ilyumzhínov (si
es que ya le dejan) y Cia., a decir lo contrario; ni que digan que es que no
hay patrocinadores que lo cubran, ¡que los hay!, sólo que deberían venderles el
producto “libre de cargas” (!?).
No estar interesado en realizarlo
es cometer un “pecado mortal” para el
mundo del Ajedrez.
La historia así lo testifica.
¡Menos mal que estamos los grandes aficionados
que no tenemos intereses creados!
Volviendo a los prolégomenos del
match que como hemos dicho, Sánchez desmenuza ordenadamente y de forma
cronológica en su magistral libro; debemos repasar un poco lo sucedido entre
ambos maestros mucho tiempo antes, digamos que por motivos pedagógicos.
Vimos como en 1911, Lasker, con
43 años entonces, puso trabas al mismo Capablanca, alegando que jugar un match
a 10 victorias y sin contar las tablas, le perjudicaba por la posible duración
del mismo y también por el clima semitropical cubano al que no estaba
acostumbrado.
Poco después la oferta le
llegaría desde Buenos Aires, con buenos premios, pero Lasker quería elegir el
lugar y las condiciones del encuentro.
Según el maestro alemán, jugar en
un país de habla hispana haría que las simpatías estuvieran todas con Capa.
José Raúl le insistió entonces
para que fuera el propio Emanuel el que pusiera las condiciones.
Y Lasker, sintiéndose presionado
por la prensa internacional, las puso, pero Capablanca no estuvo de acuerdo en
el control de tiempo sugerido y en la duración de las sesiones de juego (que
consideraba demasiado breves); pero sobre todo no admitió que el campeón
pudiera retener su corona en caso de que el aspirante sólo ganara por un punto
de diferencia (el match era a 6 victorias, sin contar las tablas) y por esto
último le transmitió a Lasker sentirse “ofendido”.
Al recibir la carta, ¡caramba!, Lasker
dijo sentirse en realidad “ofendido” él y el match no se celebró.
En 1912 y esto fue admitido por
el propio Capablanca, Lasker hubiera tenido posibilidades de ganar, pero en
1921 la cosa ya era distinta… .
Todo este asunto obligó a Lasker
a darle la posibilidad a Rubinstein, como dijimos.
Cuando todo estaba pactado para
que el encuentro se celebrara en 1913, no se pudo organizar el mismo por
¡problemas financieros!. La timidez patológica de Rubinstein le había impedido
ganarse amigos con recursos (una condición necesaria en el ámbito del ajedrez,
tan minoritario y escaso de inversiones).
No obstante, Lasker postergó el
encuentro para 1914 a la espera de que varios clubes de Alemania, Polonia y
Rusia, consiguieran reunir dinero suficiente.
La mala clasificación de
Rubinstein (vista ya aquí) en el Torneo de San Petersburgo de 1914 y el
estallido de la Gran Guerra en el
Verano de aquel año, desgraciadamente truncó
ese otro esperado enfrentamiento.
Otro gran libro
Regresando a 1921 y madurada ya ¡por
fin! la idea (que Sánchez comenta con todo lujo de detalles), el Match Lasker vs Capablanca se iba a disputar a
10 victorias hasta un tope de 24 partidas con 15 movimientos a la hora y
¡25.000 dólares en premios!.
En caso de que el match llegara a
la 24ª partida, ganaría el mismo el que más puntos tuviese a la finalización de
la misma (!?).
Lasker (53 años) y su mujer
Martha llegan a La Habana el 7 de Marzo y la primera partida tuvo lugar el día
15 de aquel mes en el Club Unión de La Habana y las demás en el Casino de la
Playa de Marianao.
Lasker en 1921
Tuvo tanta trascendencia que
ambos maestros, por separado, llegarían luego a escribir un libro sobre sus
impresiones personales de aquel encuentro (!?).
El lugar era tan apacible, que
Capablanca (a sus 33 años) estaba viviendo entonces una “dulce vida”…
Capablanca en 1921
(Para escuchar la canción, haga click encima):
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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