Capítulo IX: El Campeonato del Mundo de 1921 (II)
Pasando al encuentro en sí habría
que decir que este cronista está deseando leerse completo todo lo que Miguel
Angel Sánchez apunta sobre el mismo, pero de momento tendrá que esperar…
Por otro lado este asunto es
comparable a lo que supone degustar un buen vino (!?). Hay que hacerlo
lentamente para poder apreciarlo todavía más, si cabe.
¡A pequeños e intensos sorbos!
Leerse la vida de una “eminencia”
como fue José Raúl Capablanca requiere de mucha paciencia y tesón.
Entender al hombre y sus actos,
¡cuesta! y hay que estar bien pertrechado de “cultura ajedrecística”; de ahí
que Sánchez no manifieste prisa alguna en su libro en ir comentando paso a paso
su historia biográfica con un fenomenal “aplomo” cronológico y desde luego, este
cronista tampoco tiene prisa en ir relatándoles las lógicas inquietudes que le
supone ojearlo (!?).
El autor del libro, el insigne escritor, Miguel Angel Sánchez
Dijo Capablanca:
“De acuerdo con mi experiencia, hubo algunos días muy calurosos durante
el encuentro, pero las tardes fueron ideales (las partidas comenzaban a las
nueve de la noche).
Nunca sentí la influencia del calor del día porque tuve mucho cuidado
en no exponerme al sol durante el mediodía y las horas posteriores, echándome
la siesta hasta la tarde.
Creo que la comida fue buena en todos los sentidos y, por supuesto,
evité comer demasiada carne y me abstuve casi por completo de las bebidas
alcohólicas.
No pude quejarme de nada y gocé de buena salud y buen ánimo durante mi
estancia de nueve semanas en La Habana.
En cuanto a la sede, la considero ideal para un encuentro de ajedrez.
Serie de sellos conmemorativos de los 30 años de la victoria de
Capablanca sobre Lasker en el campeonato del mundo de 1921.
(República de Cuba 1951).
Los jugadores estaban situados en una sala totalmente privada, donde no
se admitía a nadie excepto el árbitro y los asistentes.
La sala, con un techo de seis metros de altura, disponía de un acceso a
los jardines, donde los jugadores podían pasear cuando no era su turno y
esperaban el movimiento del rival.
Un camarero ofrecía todo tipo de refrescos exclusivamente a los
jugadores, el árbitro, los asistentes y los periodistas.
En resumen, nunca un encuentro de ajedrez se jugó en mejores
condiciones, sin humo de tabaco ni ruidos; Lasker estaba encantado con la forma
silenciosa en que actuaban el organizador, el árbitro y los jueces y nunca el
más leve susurro distrajo a los jugadores mientras estudiaban el tablero.
No debemos olvidar un asunto muy importante, el trato amistoso entre
los protagonistas.
En mi larga experiencia de testigo de encuentros y torneos importantes,
nunca antes había visto un trato más cortés entre los jugadores que en esta
ocasión.
Nunca hubo la más mínima discusión sobre las reglas ni sobre ningún
otro asunto y, cuando surgía alguna duda, los jugadores se ponían de acuerdo de
una u otra forma y nunca consultaban al árbitro ni a los asistentes”…
El Casino de la Playa de Marianao, lugar del match
N.d.l.r.: ¡Era una época de
caballeros!.
1ª partida. 15 de Marzo de 1921
Blancas: Capablanca Negras:
Lasker
Capablanca sigue una partida
jugada por él mismo contra Teichmann, en Berlín en 1913.
Lasker juega muy preciso un final
de torres y damas y consigue tablas.
2ª partida. 17 de Marzo de 1921
Blancas: Lasker Negras: Capablanca
Gambito de Dama Aceptado. Lasker
logró mantener la iniciativa tras haber sido anulado en la apertura.
Al final todos los ingeniosos
ataques de Lasker fracasaron contra la precisa defensa de su rival y la partida
terminó en tablas.
3ª partida. 19 de Marzo de 1921
Blancas: Capablanca Negras:
Lasker
Las negras quedaron mejor, pero
en un final de dos torres con una pieza menor por bando, Lasker no pudo penetrar
en campo contrario y se tuvo que conformar con el empate.
4ª partida. 23 de Marzo de 1921
Blancas: Lasker Negras: Capablanca
En el medio juego Capablanca
resultó ser muy preciso y ejecutó el único movimiento posible para salvar la
partida, pues logró romper el centro blanco y creó una debilidad en la posición
de su rival que compensaba así la que él tenía en el flanco de dama.
Al final, tablas.
5ª partida. 29 de Marzo de 1921
Blancas: Capablanca Negras:
Lasker
La mejor de todas hasta aquellos
momentos. Kaspárov la comenta en “Sus geniales predecesores”.
En la apertura, Capablanca logra
encontrar sobre el tablero la refutación del plan negro.
Aún así, Lasker podía haber
igualado.
En el medio juego, el alemán cede
la calidad para mantener la iniciativa y el juego se tornó muy complicado y
Capa encontró el mejor sistema de defensa, poniendo a prueba el ataque negro.
En el momento de sellar la jugada
secreta, Lasker se equivoca y luego surgen imprecisiones por ambos lados hasta
que Emanuel comete un grave error, al pensar falsamente que podía ganar donde
sólo tenía tablas.
Para Garry Kaspárov, en el final,
Lasker mostró síntomas de fatiga.
Capablanca durante una de las partidas
Vence Capablanca que es vitoreado
por su pueblo a la salida.
6ª partida. 30 de Marzo de 1921
Blancas: Lasker Negras: Capablanca
Partida idéntica a la tercera
hasta que cambia en el 14º movimiento.
Lasker se mete en un final muy
complicado para sus intereses y Capablanca comienza a maniobrar fantásticamente
con un caballo y se llega a un final de torres que como no se puede forzar
acaba en tablas.
Mucho tiempo después, el 9º campeón del mundo,
Tigran Petrosian (1929-1984) se fotografíaba en La Habana
ante el tablero y reloj oficial del match
Acababa el mes de Marzo y a
Capablanca, que vencía por 3,5 a 2,5, lo vieron salir aquella noche del Casino
Playa acompañado por su novia Gloria, a la que él trataba con dulzura y a
la que tenía plenamente conquistada…
Capablanca y Gloria
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
No hay comentarios:
Publicar un comentario