Capítulo IX: El Campeonato del Mundo de 1921 (y X)
11ª partida. 13 de Abril de 1921
Blancas: Capablanca Negras: Lasker
Esta partida después del 2-0 en
el marcador vio a un Lasker apático y sin confianza, contra el optimismo que
manifestaba el maestro cubano.
Tras la apertura, aunque la
posición negra era sólida y libre de defectos estructurales, sin embargo
también era insoportablemente rígida, con escasas perspectivas de liberación.
En su intento de conseguir
“espacio” Lasker tuvo que crear debilidades, que las blancas explotaron gracias
a su mayor movilidad.
Al no haber alfiles de casillas
negras, Capablanca se planteó situar un caballo en “d6” apoyado firmemente por
su peón en “e5”.
Antes de emprender acciones
contra el rey enemigo, Capablanca aclaró la situación del otro flanco, para
quitar al negro cualquier posibilidad de contrajuego.
Así, Capablanca pasó al ataque y
las negras sufrieron debido a la terrible presión sobre su posición,
principalmente sobre su peón “e”.
Los errores de Lasker
precipitaron el desenlace final y de este modo Capablanca consiguió su tercera
victoria.
¡3-0!.
Lasker, triste, abandona.
12ª partida. 16 de Abril de 1921
Blancas: Lasker Negras: Capablanca
Lasker juega una idea de Tarrasch
y Capablanca cae en un juego difícil. Pero Lasker pronto se equivoca y da paso
a una combinación que es totalmente errónea.
Las blancas quedaron con “dos
torres y tres peones” contra “tres piezas menores”, lo cual calculado en
unidades, supone una ventaja material considerable. Sin embargo la disposición
de las fuerzas hizo que este cálculo tuviese poco valor material y para las
blancas era imposible mantener sus peones del flanco de dama.
De hecho, al intentar recuperar
uno de aquellos peones (sin importancia) Capablanca, ¡perdió la posibilidad de
ganar la partida!.
Posteriormente quedó incluso en
una posición difícil y Capa tuvo que emplear más de una hora en realizar ¡un
solo movimiento!...
Tras intercambios precisos de
jugadas, la partida terminó en tablas.
13ª partida. 19 de Abril de 1921
Blancas: Capablanca Negras: Lasker
Lasker no se tiene en pie… .
Con negras ya no aspira a más que
unas tablas. Se encuentra desmoralizado.
El maestro cubano, con tres
puntos de ventaja, firma el empate.
Lo que hizo Lasker después de este match
es un ejemplo a seguir ¡por todos!:
"El hombre que se levanta es más grande
que el que nunca ha caído".
14ª partida. 20 de Abril de 1921
Blancas: Lasker Negras: Capablanca
Tras la apertura, las blancas
consiguieron una posición muy fuerte y las negras tuvieron que jugar con
cuidado para evitar caer en una posición desesperada.
Lasker intentó atacar en el
flanco de rey pero la posición de ataque fue más aparente que real.
Tras un error cometido por el
maestro alemán, Capablanca ganó la calidad y en un bonito final, con suma
técnica, la partida.
¡4-0!.
Emanuel Lasker, entonces, por
recomendación de su médico abandonó el encuentro.
Miguel Angel Sánchez en su libro
nos cuenta todos los detalles que se llegaron a recopilar sobre los motivos de
aquella triste retirada.
“Hacia el final de la cuarta hora, justo antes del control de tiempo, me
sentí casi exhausto y, con varios errores evidentes, arruiné por completo mi
plan estratégico”, se lamentaba.
“Buscaba en el tablero como a través de la niebla y mi cabeza me dolía
sospechosamente. Fue una advertencia y la escuché”, sentenció Lasker.
Así pues, Capablanca se adelantó
considerablemente al programa, venciendo por 9-5 (+4 =10) y proclamándose así el
“tercer campeón mundial” de la historia del ajedrez.
En su libro del match, Emanuel
Lasker escribió unas muy bonitas y sinceras palabras que han quedado grabadas
con “letras de oro” en la historia de la humanidad:
Einstein y Lasker ¡dos grandes amigos!
“Este encuentro me causó las dificultades que ningún otro me había
creado, pero de todos modos fue un placer para mi. Es evidente que las
condiciones externas no fueron favorables, pero el ajedrez de Capablanca fue
todo un reto. Sus partidas son claras, lógicas y enérgicas. Nada es oculto o
artificial en ellas. Su forma de pensar puede leerse en sus movimientos, aunque
él quiera ser elegante. Cuando juega para tablas o para ganar, o cuando teme perder,
sus movimientos expresan sus sentimientos de forma exacta. Sus ideas se
reflejan en ellos incluso cuando pretende ser astuto. Pero a pesar de su
claridad, sus movimientos no son estereotipados sino profundos.
No es amigo de situaciones complejas ni de aventuras, sino que quiere
saber de antemano hacia dónde se encamina:
La profundidad de su juego es
matemática, no poética.
Su espíritu es romano y no griego”.
Dicen los lugareños que todos los
20 de Abril en La Habana se contempla por las noches la luna con una gran
tonalidad azul…
La Habana brilla ¡¡por Capablanca!!
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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