Entramos ahora a valorar la "carrera ajedrecística" hasta llegar al II Gran Torneo Internacional de Moscú de 1935 del octavo participante (de 20) de aquel certamen:
8) Ilya Leontievich Rabinovich (U.R.S.S. 1891-1942).
El maestro de San Petersburgo (en tiempos del torneo llamado absurdamente Leningrado, en el más puro estilo del endiosamiento comunista de extrema izquierda) había participado en el I Gran Torneo Internacional de Moscú de 1925, que en este serial ya hemos tratado.
Veamos ahora sus principales actuaciones obtenidas en aquellos diez años que pasaron de un torneo a otro, no si antes continuar pregonando un:
¡No a la guerra invasora en Ucrania!.
La extrema izquierda mata (por motivos obvios hablo en presente), como también lo habrán hecho los representantes de la extrema derecha. Putin está siendo ahora mismo mal valorado por el mundo libre y no lo vamos a olvidar nunca...
En 1926, Ilya Rabinovich gana el Torneo Final de la Región Noroeste de Leningrado, por delante de Botvinnik.
Siguiendo su más pura tradición, pues había participado en los cuatro anteriores (como ya hemos contado en este serial) también participa del 26 de Septiembre al 25 de Octubre de 1927, en el V Campeonato de la U.R.S.S., que por cierto, contiene en sus siglas la palabra "socialista", que en España pertenece al partido que actualmente gobierna con otras escuadras políticas que son de "extrema izquierda", como los asesinos de ETA (políticos representantes de una banda terrorista que llenó España de asesinatos desde 1975 hasta el año 2010 - 854 asesinatos), así como los anticonstitucionalistas catalanes (que intentan de forma ilegal conseguir la independencia de España). Lo digo porque la moda parece ser que en España compiten sólo los progresistas con un partido de extrema derecha que es VOX, pero que al día de hoy - ¡menos mal!, todavía no se ha manchado sus manos de sangre, como sí que lo ha hecho ya el P.S.O.E. - Partido Socialista Obrero Español - al unirse a esos partidos vascos o al permitir que la legalidad no se cumpla en su totalidad con los partidos catalanes aquí mencionados que intentan siempre saltarse las normas que dicta la ley de leyes en España, que no es otra que la Constitución española de 1978.
Toda esta apreciación política "objetiva" me sirve para comentar que España es un ¡país libre! y que pensar así no está perseguido, como sí que lo está Rusia con todo lo que no sea del gusto del criminal Vladimir Putin.
Continuemos con lo nuestro.
En aquel año de 1927, Ilya Rabinovich lega al mundo un bonito libro que afortunadamente ha sido traducido del ruso al inglés (en 2012), que se titula: "The Russian Endgame Handbook" (¡523 páginas!). Merece la pena entretenernos ahora en publicitarlo, por si a alguien le apetece estudiar finales de partida. Y todo desde nuestra perspectiva de invadir a Rusia, pero sólo ¡desde el plano cultural! y sin derramar una sóla gota de sangre, como hace actualmente en Ucrania el "sanguinario loco" que se llama Vladimir Putin:
Este manual clásico de estudio de finales fue concebido como una ayuda didáctica para lecciones en grupo, aunque el estudiante individual puede hacer un buen uso de todo lo que contiene. El libro constituye un formidable curso completo sobre el final del juego, asumiendo que el lector, de entrada, sabe muy poco de esta fase que es tan importante en la partida de ajedrez. El objetivo que se planteó Ilya Rabinovich es llevar al estudiante a un alto nivel de comprensión (!?).
El autor recomienda que se estudien cuidadosamente los primeros cinco capítulos:
- Los mates más simples.
- Rey y peón contra rey.
- Dama contra peón (o peones).
- Rey, pieza menor y peón contra Rey (o rey y peón).
- El mate con el alfil y el caballo.
A partir de aquí, Rabinovich sugiere que el estudiante, antes que nada se familiarice con las posiciones básicas mostradas en cada capítulo ya posterior a ese 5º (el libro tiene 17 capítulos). Y una vez vistas esas posiciones básicas, es entonces cuando se puede continuar con un estudio más profundo de cada uno de los temas.
Todavía el autor se atreve a afirmar que las preguntas más difíciles como por ejemplo las que surgen en los capítulos 9 y 14 que tratan sobre finales de torres y peones, se estudien de la misma forma, pero incluso con tres (en vez de dos) anillos concéntricos (!?).
Para asegurarse de que cada tema se absorba con suficiente profundidad, se recomienda al estudiante que aprenda a analizar de forma independiente las posiciones más simples y luego generalice a partir de la propia experiencia obtenida con ellas. De este modo, Rabinovich trata de evitar acumular una lista de "resultados particulares prefabricados" sin posibilitar las técnicas expuestas a otras situaciones (!?).
Las respuestas a todos los ejemplos (con los que el estudiante se debe enfrentar tablero de por medio, como si estuviera jugando esa posición concreta en una partida - por ejemplo haciéndolo contra una computadora de su nivel - no mucho mejor, para no desesperar perdiendo siempre) se dan al final del libro.
O sea, recomienda el autor que nunca se vea la respuesta sin proceder primero a valorar por si mismo esa posición mostrada.
Rabinovich consideró que su tarea en este libro fue principalmente la de dotarlo de una presentación sistemática y conectada a todo lo que se dio hasta la época en la que se escribió, dándole a esa presentación el mayor nivel posible de claridad.
Termina el maestro sugiriendo al estudiante que no se exija, en las posiciones que se lo permitan, hallar el jaque mate definitivo en el menor número de movimientos posibles, recomendándole que no busque necesariamente el camino más corto hacia la victoria, sino la ¡solución más clara y fácil de recordar!.
Estimados lectores, hecho este interesante inciso (de índole eminentemente pedagógico tal y como Rabinovich lo contó), continuaremos en la próxima crónica con la carrera deportiva de este interesante ajedrecista, en este caso desde 1928 hasta aquel mítico año de 1935 y justo antes, como dijimos, de la celebración del II Gran Torneo Internacional de Moscú.
Queridos amigos, con Putin asesinando a gente inocente en Ucrania, el amor allí está frío, frío, pero seguro que las tornas cambiarán como Dios manda.
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