Lasker, Capablanca y Alekhine o ganar en tiempos revueltos (307)
"Buenos Aires, 28 de Noviembre de 1927
Estimado doctor Alekhine:
Abandono la partida. Es usted, pues, el campeón del mundo y le felicito por su éxito.
Mis cumplidos a madame Alekhine.
Cordialmente suyo.
J. R. Capablanca"
Tras dos aplazamientos, la 34ª partida del Gran Mundial de Buenos Aires de 1927 dictaminó, por fin, que Alexánder Alexándrovich Alekhine se convertía en cuarto campeón del mundo (tras Steinitz, Lasker y Capablanca) al derrotar en ardua lucha a su afamado rival, en lo que iba a ser su "sexta" y definitiva victoria obligatoria en el encuentro.
La partida Alekhine-Capablanca, (34), 1-0 en 82 largos movimientos (como tiene que ser el ajedrez "serio" de alta competición y con los mismos efectuados de forma "reñida" y sin ninguna intencionalidad previa de cansar al rival para que se equivoque - ¡háztelo mirar Magnus Carlsen! y todos los que mal informaron sobre el último y cochambroso "mundialito del azar") fue analizada en los cuatro libros de cabecera que cubrieron por completo el match y luego también en los libros escritos sobre Alekhine por Kotov y por Bjelica, así como por el propio Alekhine en uno de sus dos volúmenes dedicados a sus "partidas selectas" y como no, por Garry Kaspárov en el tomo I de "Mis geniales predecesores".
La aportación de los dos mejores módulos informáticos de la actualidad fue, una vez más, crucial para seguir intentando comprender lo mejor posible, ¡todavía hoy!, este enfrentamiento bastante complejo y también histórico del juego-ciencia.
Alexánder Alekhine, 4º campeón del mundo de ajedrez.
Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" en el siguiente enlace:
La clasificación final de resultados completos del match, en donde las tablas no contaban (6 victorias a 3 para Alekhine), quedó como sigue:
(Amplíela haciendo "click" sobre la misma):
Gran Mundial de Buenos Aires de 1927. Del 16 de Septiembre al 28 de Noviembre, a.i.
Para este cronista, haber comentado este largo mundial resultó una tarea apasionante y la verdad es que le terminó, al final, pareciendo a poco.
Medir convenientemente la fuerza ajedrecística para dilucidar quién es el mejor jugador del mundo, como se hacía antes y no ahora, es sin lugar a dudas, una obligatoriedad para quienes controlan la organización del ajedrez mundial (!?).
Esperamos haber enseñado, a más de uno de esos blanditos "organizadores", cuál debe ser el auténtico camino a seguir (!!). Fijándonos en el pasado es como se mejora lo presente y no al revés, tal cual lamentablemente sucede hoy con la F.I.D.E. - Federación Internacional de Ajedrez - (??).
Gracias a todos ustedes, estimados lectores, por la atención prestada en todo este gran campeonato del mundo y aprovecho aquí para comentar que desde el inicio de la pandemia, momento en que restauré mis crónicas en este blog, llevo ya ¡599 escritas!, con el único objetivo de disfrutar de las mismas, antes que nada, en el plano personal (como lo he hecho) y si también, de paso, he logrado entretener a alguien, pues ¡mejor que mejor!.
A partir de mañana seguiremos con las hazañas deportivas de nuestros tres héroes de este magno serial.
Queridos amigos, a este "cronista amateur" (nunca se le ha ocurrido salir de ahí) no le importa demasiado que Caissa, la "reina del ajedrez", en estas 500 noches de crónicas no se fije demasiado en él, porque supone que bastante tiene nuestra reina con acompañar a estos grandes campeones mundiales de la historia - todos ellos con fuertes personalidades, que son (han sido) los auténticos protagonistas de nuestro querido "jueguito", como denominaba al ajedrez el propio genio cubano, Capablanca.
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