"Después de mi victoria en la precedente partida, el aspecto exterior de mi contrario me dio la seguridad de que en este campeonato los dados ya estaban echados. Faltaba producirse la decisión formal en alguna de las próximas partidas. Por esta causa y como me habían tocado las piezas negras, no me dio pena alguna para sacar ventaja de una apertura favorable".
Alekhine.
La expresión en el rostro es el espejo del alma. Capablanca estaba ya ajedrecísticamente destrozado y en la 33ª partida del Gran Mundial de Buenos Aires de 1927, cedio rápidamente la iniciativa a su rival.
El encuentro Capablanca-Alekhine, (33), Tablas en 18 movimientos, sólo fue analizado en los cuatro libros de cabecera del match y nos encontramos justo en el momento en que el ocaso del genio cubano estaba gestándose...
Veamos cómo calcularon la partida los dos mejores módulos informáticos de la actualidad:
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