Mi 6º regalo de Reyes tiene que ver con Devik Bronstein (!!). Para muchos este maestro tuvo algo distinto a los demás. Fue un brujo del tablero. Todo un artista del ajedrez. Un divo muy peculiar, que tuvimos los canarios la suerte de tenerlo con nosotros en el año 1972.
El tiempo pasa, pero los gratos recuerdos quedan y además, para siempre (!?).
Bronstein jugaba como a todos nos gustaría jugar. Con gran originalidad. Reproducir sus encuentros proporciona deleite general. Sus concepciones fueron geniales. Yo creo que se puede catalogar como el último romántico porque siempre buscaba la belleza por encima del resultado. Vivir así en la Unión Soviética tuvo que haber sido muy difícil para él.
Sus partidas tenían un sello de singularidad propio. Se dice mucho que cuando entraba en una posición muerta inmediatamente la reanimaba entregándole a su entonces compungido rival un peón...
Y sin embargo en su vida, fue un hombre modesto y afable, como todos los grandes, que no necesitan de las adulaciones para prosperar.
Devik siempre fue perseguido por una cantidad ingente de grandes aficionados. Iban a verlo a él en los torneos, sin importarles cuáles eran los otros participantes (!?). Ese y no otro, fue su sino.
El libro que constituye este 6º regalo de Reyes, cubre un hueco muy importante en la amplia literatura ajedrecística. Se titula:
"BUDAPEST
1950
I Torneo de Candidatos.
Bronstein, Boleslavski, Smyslov, Keres, Najdorf, Kotov, Stahlberg, Szabó, Flohr y Lilienthal".
Y ha sido publicado por la excepcional Editorial histórica Chessy y escrito por el maestro internacional argentino, Claudio Minzer.
Y fue allí donde Devik compartió el primer puesto con Boleslavski al vencer en la última ronda, la 18ª, a otro legendario del tablero, a Paul Keres (pues el evento era a "sistema de liga" a dos vueltas).
El libro, muy acertadamente, también cubre el match de desempate posterior (celebrado en Moscú a 14 partidas) para dirimir quién se enfrentaría con el título mundial en juego contra el titular, Mikhail Botvinnik, en 1951.
En realidad aquel encuentro estaba fijado a doce partidas, pero al término de las mismas campeaba un nuevo empate en el marcador y había que seguir jugando hasta que uno de los dos contendientes obtuviese la victoria. La 13ª partida acabó en tablas con una interesante Defensa India de Rey y en la 14ª, Bronstein, con negras y con una Defensa Francesa, consiguió el ansiado triunfo final que le convirtió en aspirante oficial al título mundial, que luego en gran match igualaría con Botvinnik (!?).
Ojeando el libro de hoy apreciamos que Minzer analiza las partidas en tono muy ameno y nada agotador, lo que hace que la lectura del mismo sea muy agradable, también en la reproducción de las 90 partidas del torneo (celebrado desde el 9 de Abril hasta el 16 de Mayo) y de las 14 suplementarias del match de desempate.
Apreciamos también que el maestro ponga una crónica al inicio de cada una de las rondas realzando en las mismas las posiciones más interesantes que se dieron. ¡Todo un acierto, para hacerlo aún más atractivo!.
El libro contiene fotografías entre sus páginas e incluso al final del mismo hay un fabuloso álbum que nos ayuda a sumergirnos en aquel tiempo, en donde las cosas, estimados lectores, se hacían mucho mejor que ahora, despacio, tranquilamente, sin ningún tipo de prisas. A conciencia y sobre todo con ganas de agradar y con vergüenza propia y ajena.
Queridos amigos, clamamos a Caissa, la "diosa del ajedrez" para que salve a nuestro aclamado juego-ciencia inventado desde épocas remotas para enseñar a pensar ¡con tiempo!... y de paso, ella, mande a callar el hambre en el mundo, porque la sensación que tenemos siempre es la misma: Recursos para hacer bien las cosas hay ¡y de sobra!. Lo que ocurre es que no se redistribuyen convenientemente (??):
No hay comentarios:
Publicar un comentario