Hay finales difíciles y el primero que señaló Alekhine dentro de una lista de fallidos de Capablanca, en el prólogo de su libro sobre el Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, fue uno de ellos.
Sabemos que todo el análisis que el maestro francés de origen ruso efectuó al principio de aquel magnífico volumen, hoy editado en castellano gracias a la prestigiosa Editorial Chessy, sobre los defectos de Capablanca fue realizado una vez que Alekhine destronó al genio cubano en el famoso Campeonato del Mundo de Buenos Aires, de finales de aquel año y de los que hoy, tristemente ya no se organizan, alegando la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) problemas de falta de presupuesto, cosa cuanto menos muy, muy extraña; pues como siempre decimos, no se trata de manejar mucho dinero, sino de gestionarlo adecuadamente con el apoyo de todos los ministerios de cultura del mundo, que deberían siempre estar velando por este tipo de eventos culturales, ¡pero bien organizados!, en base a la histórica tradición existente (una especie de certera jurisprudencia alcanzada a lo largo de muchos siglos de existencia) y que en este blog permanentemente repasamos en aras de la defensa de la cultura ajedrecística, hoy totalmente inexistente a nivel de los campeonatitos del mundo del azar (??).
En cuanto a aquel final de juego, nos referimos al de la partida Leonhardt-Capablanca, Gran Torneo Internacional de San Sebastián (6), 1911, 0-1 en 61 movimientos.
Tras la apertura, Capablanca ganó un peón y terminó adquiriendo ventaja. Se cambiaron las damas y sólo quedaron sobre el tablero alfiles y torres. Desaparecidas las torres, se entró en un final puro de cuatro alfiles, con cinco peones para Capablanca y cuatro para Leonhardt, aquel maestro de origen polaco (imperio alemán) que murió relativamente joven, de un ataque al corazón mientras jugaba una partida de ajedrez.
Aquel final debía ganarse, pero comenzaron las imprecisiones, porque intrínsecamente no es nada fácil concretarlo. Se cambiaron varios peones y Leonhardt comenzó a disfrutar de posibilidades para entablarlo. Lo cierto es que Capablanca siguió presionando y al final se hizo con la victoria, quedando claro que las blancas habían desaprovechado sus oportunidades de no perderlo.
Veámoslo seguidamente, estimados lectores, con el cálculo analítico efectuado por el mejor módulo informático del momento, el "Dragon 2.5 by Komodo Chess", al nivel medio de ¡3 minutos por jugada!:
Descárguela en formato "cbv" de Chessbase:
O bien en formato universal "pgn":
Queridos amigos, los tres héroes de este gran serial fueron muy afortunados por haber congeniado con Caissa, la ¡reina del ajedrez!:
No hay comentarios:
Publicar un comentario