En la misma mañana del sábado 19 de Febrero de 1927, fecha del comienzo de la 1ª ronda del Gran Torneo Internacional de Nueva York, José Raúl Capablanca escribió lo siguiente en el "prestigioso" periódico estadounidense The New York Times:
"Llegamos ahora para terminar nuestro análisis sobre los maestros participantes en el gran torneo, con la ficha técnica del Dr. Alexander Alekhine, quien nació en Moscú, Rusia, el 31 de Octubre de 1892 (n.d.l.r.: con 34 años de edad en tiempos del torneo).
En su primer esfuerzo, en el Torneo de Maestros del 17º Congreso de la Federación Alemana de Ajedrez, celebrado en Hamburgo en 1910, no lo hizo tan bien (n.d.l.r.: quedó 7º de 18 participantes, con Schlechter -1º-, Duras -2º- y Nimzowitsch-3º-), pero la próxima vez en el Gran Torneo Internacional de Karlsbad de 1911, ya terminó 8-11 entre 26 jugadores, un muy buen comienzo para un joven de 18 años (n.d.l.r.: 1-Teichmann, 2-Rubinstein, 3-Schlechter y Alekhine compartió puntaje con Leonhardt, Tartakower y Duras). En 1912, en el Congreso Nórdico de Maestros, celebrado en Estocolmo (no un torneo importante) ganó el primer premio (n.d.l.r.: por delante de Cohn-2- y Marco-3-) y desde entonces ha acumulado un récord de torneo formidable.
Vástago de una noble familia rusa, de más de 1,90 metros de estatura, con un peso de casi 93 kilos, cabello claro y ojos azules, forja una figura llamativa mientras avanza hacia la sala de juego. Habla con fluidez media docena de idiomas (n.d.l.r.: ruso, francés, alemán, inglés, español y portugués), es doctor en derecho y posee un grado de cultura considerablemente superior al del hombre medio.
Él tiene lo que es probablemente la memoria de ajedrez más maravillosa que jamás haya existido. Dijo que se sabe de memoria cada partida jugada en cualquier torneo disputado en los últimos veinticinco-treinta años, ya sea de un jugador de primera clase así como de un maestro. Y ciertamente es así, al menos las de todos los maestros de primera clase.
En las llamadas <simultáneas a ciegas>, Alekhine no tiene igual entre los maestros pasados o presentes. No hace mucho en París, jugó así en veintiocho tableros; una hazaña verdaderamente prodigiosa. (N.d.l.r.: Lo supimos gracias a la información dada por el Petit Parisien y el espectáculo alekhiniano ocurrió el 25 de Febrero de 1925. Alekhine rompió entonces el récord mundial en 28 tableros a la ciega, con un mejor score, +22-3=3 que el que había logrado en Abril de 1924 en Nueva York a la misma modalidad, +16-5=5. La mayoría de los tableros en aquella exhibición de París eran equipos de ¡dos o más jugadores!. Y todas las partidas afortunadamente para la posteridad fueron rescatadas por la revista ajedrecística La Stratégie, pero sin nombre de los contrincantes de Alekhine, apareciendo numeradas como tablero 1, tablero 2 y así hasta el tablero nº 28. Sólo se llegaron a conocer los nombres de los tableros 3º y 6º, gracias a una información adicional brindada por Alekhine y Koltanowski en el libro Adventures of a Chess Master. El tablero nº 3 fue manejado por P. Potemkin y el tablero nº 6 por el Círculo de Montmartre).
Pocos maestros, ahora o en el pasado, han dedicado mucho tiempo o energía a este tipo de exhibiciones. Algunos han pensado que sería perjudicial, lo que sin duda sería si se llevara demasiado lejos; otros, como el escritor, han pensado que no había compensación suficiente para justificar la enorme cantidad de trabajo que implicaban tales exhibiciones.
Hay muchos malentendidos con respecto al juego a la ciega. A menudo me hacen la pregunta: ¿Cuántas partidas con los ojos vendados puedes jugar a la vez?. ¿Lo llegas a practicar?.
Lo cierto, es que casi cualquier maestro de primera clase podría jugar seis partidas simultáneas a la ciega sin ninguna preparación previa. Sin embargo, acercarse a la figura de Alekhine es bastante diferente, e imitarlo en ese sentido es casi imposible.
Requerirían de su prodigiosa memoria combinada con su enorme capacidad de trabajo mental en conexión con el ajedrez.
La habilidad de un jugador a este respecto, no es prueba alguna que confirme que pueda luego vencer a todos los demás jugadores. En lo que respecta a Alekhine, es justo decir que, a la ciega ha superado con creces a todos los demás y que lo que ha logrado en ese sentido es algo de lo que cualquiera podría estar orgulloso". (N.d.l.r.: Capablanca ni imaginaba entonces que unos meses más tarde perdería su título de campeón del mundo ante el maestro francés de origen ruso en el "auténtico" Campeonato del Mundo de Buenos Aires de 1927, que con 34 partidas disputadas, deja atrás, con mucha diferencia, al próximo y lúgubre "mundialito del azar").
(Continuará...)
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