sábado, 23 de enero de 2021

Diamantes para la Eternidad de Misha Tal (15)

Con dos victorias (ante Tolush y Averbaj), una derrota (ante Boleslavsky) y unas tablas (ante Bronstein), llegaba la 5ª ronda del XXV Campeonato de la U.R.S.S. que (como si fuera ahora en ¡directo!) se estaba celebrando en Riga en el inicio del año 1958.

La partida en cuestión fue la Tal vs Suetin que terminó en tablas y que fue analizada en el libro sobre nuestro héroe escrito por el maestro argentino Palau.

Siguió otra nueva victoria de Tal, esta vez con las piezas negras, ante Gurgenidze, que fue analizada otra vez por Palau y también en el libro de Hajtun.

La partida entre Tal vs Petrosian de la 7ª rueda terminó en empate, pero tras "73 luchados movimientos" y se puede seguir en el libro de Müller & Stolze.

El siguiente cotejo fue el Bannik-Tal que ganó sorpresivamente el primero, que también logró vencer a Korchnoi en aquel Campeonato. En una posición característica de la Defensa Francesa, las blancas obtuvieron clara ventaja con la siempre peligrosa pareja de alfiles.

Y como no hay una sin dos, Tal en la 9ª ronda, el 28 de Enero, volvió a caer derrotado en su enfrentamiento con Korchnoi (que jugó con negras). Aquella partida la podemos ver comentada en la prestigiosa revista estadounidense Chess Review (luego absorbida por Chess Life que hoy sigue vigente) y también salió en la revista argentina Ajedrez, de la desaparecida Editorial Sopena y es de la misma de donde la hemos escogido para esta crónica sobre las gemas de Misha Tal, que también, como no, incluyen sus memorables derrotas (!?).

Viktor Korchnoi en aquella época, en una sesión de simultáneas

Veamos pues ahora, qué fue lo que le ocurrió al mago de Riga ante otro rival de gran envergadura ajedrecística:






El plan de juego empleado por Tal se desarrolló en su fiel estilo, pues buscando actividad entregó ¡dos peones!, cosa que la mayoría de los aficionados de hoy jamás hacemos debido al miedo aterrador que tenemos de perder material (!?).

Misha ideó un truco táctico que de haber funcionado le hubiera dado la victoria, pero pasó por alto una jugada intermedia que lo llevó inmediatamente a besar la lona.

Este tipo de ceguera es muy corriente en los jugadores de ataque, incluso en ajedrecistas excepcionales en el cálculo analítico como era Misha Tal, aunque es verdad que en menor proporción, sobre todo porque sus rivales en aquel mundo intrincado donde los llevaba se equivocaban antes...

Queridos amigos, hoy sabemos que al mago de Riga no le afectaron demasiado estas dos derrotas consecutivas y es que ¡lo que no te mata te hace más fuerte!:


Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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