Capítulo XI : Deslices en la cumbre (I)
Libro “Glorias del Tablero – Capablanca” por José Antonio Gelabert
Esto de ir relatanto este extenso
libro biográfico de Miguel Angel Sánchez, tiene su “intríngulis”.
Este cronista, como tantas veces
ya ha comentado, no lo lee. ¡Ya lo hará por completo cuando termine estas
crónicas!.
Sólo lo ojea y ¡rápido! y se
detiene con esa tarea desde que ve algo que le llama la atención y es lo que me
ha pasado nada más empezar a ojear la primera hoja de este capítulo XI: Deslices en la cumbre.
Allí a la mitad de página,
Sánchez comenta algo que me hace parar de ojear ¡una vez más!.
Pero estas paradas las hago con
total placer. ¡Ya quisiera yo que hubiesen un millón de interrupciones más como
ésta!.
A mi que me perdonen, pero es que
la vida de Capablanca es tan intensa y tan apasionante y la nuestra (la mía, la
primera – y luego la de “todos” ustedes) es tan, tan “aburrida”, que mejor
centrarnos en la del “genio” cubano y así pasamos todos ¡buenos momentitos!,
los que el destino no nos ha dado a “ninguno” de nosotros (!?).
Mi objetivo es realzar en estas
reseñas la figura de Capablanca gracias a la aportación de Miguel Angel Sánchez
que es el que ha tenido delante suya la ardua tarea de investigar sobre José
Raúl y de ordenar dichas investigaciones de forma tanto cronológica como
metódicamente; para que el lector tenga una idea lo más aproximada posible de
quién fue Capablanca.
Su hijo José Raúl Jr. nace el 2 de Enero de 1923 y aquel año fue desde el
punto de vista ajedrecístico totalmente inactivo para Capablanca, al que le
encantaba invitar a sus amigos a cenar a su casa (!?).
Imagínense su ¡¡don de gentes!!.
Con tantos viajes, todo lo que tenía que contar (!?). Yo apuesto porque él
sería en aquellas veladas quién llevaba la voz cantante y todos los demás con
la mano en el mentón escuchándolo (tras haber comido a gusto primero, ¡claro!).
Capablanca era un auténtico ¡libro
abierto!. Eso es lo que se llama aprender en la ¡¡Universidad de la Vida!! y no
lo que muchos de nosotros decimos, cuando comentamos lo mismo. En nuestro caso,
lo que aprendemos es del “Parvulario de la Vida”…
¿Universidad o Parvulario de la Vida?
Y encima José Raúl era entonces,
como ya sabemos, ¡Campeón del Mundo de Ajedrez!, del “jueguito”, como él lo
llamaba cuando era niño.
Les aseguro que ser campeón del
mundo en algo, es tremendamente difícil, pero encima de ajedrez, ¡échenle
semillas a la maraca!...
Maracas... ¡échenle semillas!
Sánchez puso en su Facebook el
otro día unas bonitas fotografías de las casas donde vivió José Raúl en Cuba y
este cronista, abrumado de tanta información sobre el “genio”, no puede dejar
de ponerlas aquí y ahora; para que no se pierdan en la “jungla” de Internet;
porque mi intención es la de pasar cuando las termine, todas estas reseñas a
formato PDF y difundirlas por el mundo; pero insisto, los interesados, ¡compren
el libro de Sánchez! porque él sabe, cuenta y contrasta mucho mejor que yo;
pues sólo soy un buen aficionado amateur, con vocación de escritor de ajedrez y
con ese papel me conformo:
Y es aquí dónde Sánchez comienza
a informar sobre la primera biografía del genio que se publica ese mismo año en
Cuba por el que fuera presidente del Club de Ajedrez de La Habana, José Antonio
Gelabert y el libro se titula “Glorias
del Tablero – Capablanca”.
El primer libro biográfico sobre Capablanca
Y no puedo dejar de comentar
también aquí aquel precioso libro.
Lo que no sé es cuánto tiempo me
va a llevar, pero lo menos que tengo es prisa y sí satisfacción de reseñarlo
también.
Valorémoslo, pues.
El libro contiene los matches
completos contra Marshall, contra Kostic y contra Lasker y una recopilación de
100 de sus mejores partidas.
Comienza con unos preciosos
grabados de grandes personajes de la historia (de entonces, de 1923) como
fueron Saint Amant y Staunton. Y nombro a éstos primero,
porque de los mismos, Gelabert sólo pone sus grabados; pero de los que siguen a
continuación, no sólo pone los grabados, sino también sus autógrafos reales
(!?): Las firmas de Philidor, de de la Bourdonnais, de Anderssen, de Morphy, de Steinitz y también
de Emanuel Lasker.
¡Por cierto!, voy a fotografiar algún
día algunas firmas históricas de grandes ajedrecistas que he ido recopilando yo
(personalmente) a lo largo de mi vida y a ver si las coloco en alguna crónica,
también para los cazadores de autógrafos
como es este cronista (!?).
Ese bonito regalo que nos legó
Gelabert en su libro demuestra el fuerte nivel cultural ajedrecístico que
reinaba por entonces en la Isla.
Y luego decir, lo afortunado que
tuvo que ser ese autor al poder realizar la biografía de Capa con él a su lado (!?). ¡Una gran ventaja!.
Pone en el libro fotos de la
época, incluso una muy bonita de Steinitz y Chigorin de cuando disputaron en La
Habana su Campeonato del Mundo de 1889, rodeados de las primeras autoridades
ajedrecísticas cubanas.
Luego, Gelabert, pasa a comentar
el match de 1909 entre Marshall y Capablanca y se distingue cómo redactaba
frases muy elocuentes sobre su paisano.
¡Se ve que lo apreciaban todos
fuertemente!.
¡¡Un ídolo de masas!!.
Sale una foto de Marshall cuando
había estado en Cuba en 1913 a jugar aquel gran Torneo Internacional de La
Habana y luego procede a comentar una por una las partidas en el viejo formato
de ofrecer primero el cotejo completo y una serie de letras (de la “a” a la
“z”) en la jugada que quería comentar y entonces comienza posteriormente el
desglose de variantes y también de frases, letra por letra.
Debemos reconocer el gran mérito
de los maestros y escritores de antaño,
que sin tener computadoras a su alcance, como hoy, se aventuraban a escribir
comentando partidas.
Por ejemplo sabemos que Bobby
Fischer tardó ¡tres años! en escribir su clásico
libro: “Mis 60 partidas memorables” y
luego estaba entonces la posibilidad de no dar a conocer a los futuros rivales
todos los comentarios que se podían generar en aquellas contiendas, porque
algunos podían todavía guardarse “celosamente” para ser empleados luego sobre
el tablero en luchas venideras.
¿Recuerdan por ejemplo como
Korchnoi se cuidó muy mucho de no enseñar todas las variantes posibles de la Línea Abierta de la Apertura Española
empleada en sus matches con Kárpov; pese a haber escrito sobre ella en la
prestigiosa Enciclopedia de Aperturas Yugoslava?.
Hoy eso también ocurre, pero con
la ayuda de los módulos informáticos, las chances de sorprender “completamente”
al rival son menores y por eso vemos a Magnus
Carlsen (alias CapaCarlsen!)
jugando sus propios esquemas en los planteos, que tienen el objeto de sacar del
libro a sus rivales, a veces muy rápidamente…
Volviendo al match con Marshall
resultan muy interesantes todas las 23 partidas comentadas por Gelabert con el
uso de palabritas sueltas que engalanan los análisis y luego algo en el que yo
no había caído.
Aquel match no se disputó en el
mismo sitio, sino en distintos lugares de Nueva York, como señala el siguiente
grabado que Gelabert puso todavía más ampliado en su libro:
Sitios de juego del Match Marshall-Capablanca 1909
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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