Fue a finales de 1933 cuando Max Euwe siguió la recomendación de su amigo Hans Kmoch, que entonces vivía en Amsterdam, para prepararse a fondo a fin de poder solicitarle un match por el título mundial a Alekhine.
Euwe sabía que la preparación física y teórica eran fundamentales, si quería hacerle frente al entonces campeón del mundo.
Lo cierto fue que poco antes de jugar en este 37º Campeonato Suixo y a la vez Torneo Internacional de Maestros de Zurich de 1934, el ajedrecista y profesor holandés logró firmar un contrato con el maestro francés de origen ruso, para disputar un match mundial tope a 30 partidas, donde ganaría el que primero consiguiera 15,5 puntos, siendo el empate a 15 el que otorgaría de nuevo el título a Alekhine.
Así, estimados lectores, se hacían las cosas antes. Porque nunca había la prisa meteórica que hoy predomina en el mundo y que no sirve más que para fabricar, también, robots humanos, que poco aportan a la belleza ajedrecística, pues el ajedrez también es arte.
Recuerdo ahora cómo titulé aquella larga, cansina y decisiva partida de la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) de Carlsen contra ese ruso ajedrecista de nombre largo que simplificamos aquí llamando Nepo (¡ya el ajedrez ruso nunca ha sido lo que fue!, pues Putin no hace nada bien hecho), en el "mundialito del azar" último de un "pueblito" árabe, donde Magnus se impuso más bien en una partida de apnea, que para nada resultó ser de ajedrez serio...
Así las cosas, aprovechamos para recordar algo mucho más importante que una mera partida de ajedrez, en donde se lucha sobre un tablero en la que la sangre real no brota por doquier:
¡No a la guerra invasora en Ucrania!.
La partida de aquel torneo suizo Euwe-Alekhine, (5), 1-0 en 53 movimientos, fue comentada por Khalifman, por Euwe (en su libro biográfico escrito por Münninghoff), por Kaspárov en el tomo II de "Mis Geniales Predecesores" y por Raetsky (Libro sobre Alekhine) en el momento decisivo.
Fue una partida en donde Euwe le quiso decir a Alekhine que tuviera mucho cuidado con él en el próximo y "verdadero" (por lo bien organizado) Campeonato Mundial de 1935.
Veamos qué calcularon sobre la misma los dos mejores módulos informáticos del momento actual (ellos, sí que son robots):
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