Llegábamos a la 24ª partida del Gran Mundial de Buenos Aires de 1927. Mejor que lo vivamos, estimados lectores, como si estuviéramos "en directo", ante la ineficacia actual de la aburrida y previsible actual F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) que no hace nada medianamente bien hecho.
Eran todas aquellas, partidas aguerridas y ésta si acaso más aún. Lo que pudo haber pasado si Capablanca hubiera escogido la continuación complicada hubiese sido de difícil predicción (!?). El mito cubano escogió la continuación tranquila y el encuentro entonces, no pasó del empate.
Hoy y como siempre, gracias a la aportación de los mejores módulos informáticos actuales, hemos quedado prendidos por las sutilezas que existen en la posición crítica de esta partida.
El enfrentamiento Alekhine-Capablanca, (24), Tablas en 41 movimientos, sólo fue analizado en los cuatro libros de cabecera que cubren el match, el de la Editorial Chessy, el de la Editorial Sopena, el de Khalifman (en realidad son dos, desde la perspectiva de Capa y desde la perspectiva de Alekhine) y el de Berdichevsky.
Como curiosos que somos, prestamos la atención debida a los cálculos informáticos y mereció la pena pasar varias horas intentando comprender aquella difícil partida y sobre todo en aquella intrincada posición como veremos a continuación. Si acaso reivindicar la fortaleza espiritual de Alekhine, el aspirante, para llevar a Capablanca al terreno de la inestabilidad (donde el dinamismo de las piezas eran su santo y seña) y en el que el maestro francés de origen ruso se movía como ¡pez en el agua!. Era por eso, por lo que iba ganando claramente el match y menos mal, que el encuentro duraba mucho, ¡como tenía que ser!, pues haberlo suspendido, digamos por ejemplo, en la 14ª partida (??), hubiera sido todo un sacrilegio...
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