miércoles, 9 de septiembre de 2020

Por todo lo que vino después a las Islas Canarias, mereció la pena ganar así

El 30 de Octubre de 1967 se puso la "primera piedra" sobre los cimientos del ajedrez canario que tantas alegrías nos ha dado a los grandes aficionados al juego-ciencia.

Aquel día, en la antepenúltima ronda del Campeonato de España celebrado en Palma de Mallorca, los resultados que se dieron favorecieron totalmente al ajedrecista grancanario Angel Fernández, pues mientras él, desde una posición desesperada, vencía "por tiempo" a su rival gallego Domingos Merino; el que iba hasta entonces líder, el MI Antonio Medina inclinaba su rey ante su colega catalán Jaume Anguera.

Eso significaba que por primera vez en toda la competición, Angel Fernández se encaramaba en el primer puesto de la clasificación general, en solitario, con medio punto de ventaja sobre Medina y a uno de distancia sobre el propio Anguera.

Faltaban dos rondas que también veremos detalladamente, pero la historia dejó claro que Angel Fernández terminaría siendo allí, en Palma de Mallorca, brillante Campeón de España y a partir de entonces echó a andar una tremenda maquinaria organizativa llena de grandes acontecimientos ajedrecísticos y también de más éxitos deportivos propios.

Aquello fue como un proceso evangelizador que se desarrollaría sin prisa pero sin pausa en todo el Archipiélago canario y este cronista lo resume aquí, en una sóla foto, ¡la más bonita! de todas las que pueda darse en el mundo del ajedrez:

La partida entre Merino y Fernández fue, desde la perspectiva canaria, ¡no apta para cardiacos!:

Domingos Merino Mejuto fallecido 
en Enero de 2018 con 78 años
y del que escribimos en:

(Para acceder haga "click")













Para reproducir la partida en pantalla o descargarla, haga "click" en el siguiente enlace:

La clasificación exacta de los cinco primeros era entonces la siguiente:

(Para ampliar la imagen haga "click" sobre ella)

Clasificación de los 5 primeros al término de la 15ª ronda

La senda del ajedrez canario quedaba ya definida gracias a lo que Angel Fernández, seguro que sin darse cuenta, estaba haciendo por sí mismo en aquellos momentos.

Amigos lectores, todo comenzó como un susurro en un lugar tranquilo, como un sueño que podía inspirar al mundo y que terminó alcanzando la tierra prometida, allá en lo alto de un trono, junto a Caissa:



Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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