Decía Bobby Fischer que los afortunados del ajedrez éramos aquellos que nos deleitábamos reproduciendo las buenas partidas por el simple placer de observar una bella "obra de arte" (!?).
Y nada mejor que esa sabia apreciación para comenzar la crónica de esta partida, que fue cubierta ¡para la posteridad! por uno de sus protagonistas, Vasily Smyslov.
Smyslov fue el séptimo Campeón del Mundo de la historia en una época (los años 50's del S.XX) en donde se fajó tres veces contra el Patriarca del Ajedrez Soviético, Mikhail Botvinnik.
Tuve la suerte de conocerle en persona e incluso de hablar un rato con él y con su esposa.
En el otro lado del tablero, se encontraba "nuestro" gran maestro, Arturo Pomar, ¡el cartero!, para tristeza de la humanidad. "Qué pena me da este hombre. Jugando al ajedrez en todo un Torneo Interzonal (Estocolmo 1962) para luego terminar yendo a la oficina de correos de su ciudad española a pegar sellos", comentaba entonces moviendo la cabeza de un lado para otro, en señal de negación, el propio Bobby Fischer...
Pomar fue un niño prodigio, encumbrado por Alexander Alekhine (cuarto Campeón Mundial), que terminaría en su cénit aspirando también a ser campeón del mundo en aquel Torneo clasificatorio de Estocolmo de 1962.
El "combate canario" Pomar vs Smyslov, estimados lectores, lo cuento seguidamente ¡tal cual me salió del alma!:
Resultó curioso que en este cotejo, el módulo informático se mostrase todo el rato muy caprichoso, cambiando permanentemente las valoraciones de sus análisis (!?). Yo, como dije, me quedé con los comentarios del gran Vasily Smyslov y me importó un bledo que algunos puedan ser erróneos. Mi objetivo fue disfrutar del combate mientras lo reproduje con atención y creo que lo logré...
Amigos, por encima de los análisis incesantes y a veces contradictorios de las máquinas, está el brillo de la mítica diosa Caissa, que alumbró durante mucho tiempo a Vasily Smyslov, al que pudimos ver ejercer su arte, en las afortunadas ¡Islas Canarias!:
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