Capítulo XI : Deslices en la cumbre (IV)
El Torneo de Nueva York 1924 (I)
1923.
Aquel fue el año en que José Raúl
mandó a construir su casa en Buenavista, en la ciudad de Marianao, cerca de La
Habana y justo al lado del famoso Casino de la Playa, donde había derrotado,
como vimos a Emanuel Lasker.
En honor a su esposa la llamó “Villa Gloria”.
Miguel Angel Sánchez lo cuenta
todo muy bien en su bonito libro biográfico.
Mientras Capa disfrutaba de la
vida familiar con Gloria y su pequeño hijo José Raúl Jr., al que gracias a Sánchez
nos hemos enterado que llamaban cariñosamente “Tuto”, el gran Lasker reaparecía
en el Torneo de Maehrich Ostrau 1923:
Entonces, a mediados de año, comenzaron
las negociaciones para que el campeón del mundo también participara en lo que
luego iba a ser uno de los grandes torneos de la historia, el de Nueva York 1924.
De nuevo Miguel Angel Sánchez
cubre las mismas con todo lujo de detalles en su libro y por fin el torneo comenzaría
a primeros de Marzo de 1924, con once participantes que jugarían a ¡doble
vuelta! con un total de 20 rondas y que de nuevo nos viene a demostrar que
mucha gente hace hoy las <<cosas mal>>.
Ya sé que de un torneo sólo no se
puede vivir y los maestros necesitan de varios acontecimientos deportivos al
año, pero si un torneo como este de Nueva York dura un mes y medio; el año
tiene 12 meses y todavía queda tiempo y de sobra para reponerse y jugar otros
torneos que ayuden a incrementar las ganancias, en definitiva, los salarios.
Este cronista siempre culpa a la
FIDE actual, que evidentemente la tiene, en todo lo concerniente a la
organización de los campeonatos del mundo y sus fases previas; pero desea
también aquí romper una lanza a favor de ella, para ir así en contra de la mayoría de los “organizadores privados” actuales,
que dan la impresión de que no deben tener mucha idea de lo que significa la
historia del ajedrez y por ende, de las cosas bien hechas.
Los torneos de postín de hoy
tienen una media de duración de “solo” 10 rondas (??).
Lo dicho, Nueva York 1924 fue a ¡¡20 ruedas!! Y Alexander Alekhine, que
también participó, escribió un libro, que si no el mejor, ha sido uno de los
más nombrados de la historia en cuanto a libros de torneos se refiere (!?).
Así que me veo obligado a “reseñarlo”
también en estas crónicas.
Miguel Angel Sánchez me va
guiando el camino de José Raúl Capablanca y Graupera y yo tengo claro cuando me
tengo que parar, apearme de ese “hermoso” tren (del que no quisiera salir
nunca) y pasar a comentaros cosas, como éstas que veremos en los próximos días…
Los maestros participantes en el Torneo de Nueva York 1924 y los voy a
ordenar por orden de “popularidad” que tenían entonces, fueron los siguientes:
1)
José Raúl Capablanca ……….. Cuba
2) Dr. Emanuel Lasker .................
Alemania
3) Alexander Alekhine .................
Rusia
4)
Frank J. Marshall ..................... EE UU
5)
Geza Maroczy ……………….. Hungría
6)
Richard Reti …………………. Checoslovaquia
7) Efim D. Bogoljubow ................
Ucrania
8) David Janowski
........................ Francia
9) Dr. Savielly G. Tartakower ......
Polonia
10) Edward
Lasker .......................... EE UU
11) Frederick
D. Yates …………… Inglaterra
Habrían premios en metálico para
los cinco primeros y además a los no ganadores de premios se le adjudicaría un
fijo por cada partida ganada y otro por cada partida entablada (!?).
Luego existían también los
llamados premios especiales: Tres
premios de brillantez, dos premios a la partida mejor jugada por no ganadores,
un premio especial a la partida mejor defendida y otro premio especial al mejor
score por un jugador no premiado contra los ganadores de premios.
Decir, que estos premios especiales apenas existen hoy en
día. Los organizadores pasan de ese modo de “puntillas” por la noble historia
del ajedrez. Para este cronista, no es sólo eso, es que por no actuar igual, hasta ¡hacen el ridículo!... .
¡Por favor, si conocen a alguno!,
invítenle a que lea esta crónica, a ver si los encaminamos de una santa vez.
Vista la excelente nómina de
participantes de aquel magno certamen vamos a “reseñar” en estos días venideros
el papel de los tres grandes del torneo; por orden cronológico de aparición en
el ruedo del ajedrez y en la ¡vida misma!: Emanuel Lasker, José Raúl
Capablanca y Alexander Alekhine.
Los tres están y con “letras de
oro” dentro de mis trilogías sagradas de “grandes”
genios de la historia y mientras reseño sus intervenciones intentaré
demostrarles a todos por qué, salvo Magnus Carlsen, no hay ningún maestro
actual que merezca tal entorchado.
Entre que “no tienen el talento
y/o la fuerza de voluntad necesarias para estar en esas trilogías y entre que
los organizadores actuales (con tremenda “pájara” psicológica) no hacen torneos
como Dios manda, quedará demostrado, nuevamente, al final de estas crónicas
sobre el torneo, por dónde van mis simpatías.
Para terminar, si acaso, matizo algo
que me parece muy interesante al hilo de trasladar este tipo de comportamientos
a la vida real:
Igual la crisis internacional en
la que estamos metidos la mayoría de los países desarrollados (porque ya los
otros, desgraciadamente, no es que estén en crisis sino en permanente “penuria”)
es más de valores (como los que
estamos dictando aquí) que económica y
política.
Mientras me prometen que al menos
reflexionan en ello, imaginemos ahora, queridos lectores, a José Raúl
despidiéndose de su esposa Gloria para ir al torneo, ¡besándola con total
frenesí!:
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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