Capítulo VII: Tras los pasos de Morphy (III)
Torneo de San Petersburgo 1914 – Fase Final:
Llegamos así al torneo final
donde se enfrentaron a doble vuelta los cinco primeros ajedrecistas de la
historia a los que el Zar Nicolás II les concedió por primera vez, el afamado
título de “Gran Maestro Internacional”;
pues hasta aquel momento esa mención no se conocía:
Los cinco primeros Grandes Maestros de la Historia,
posan en San Petersburgo 1914:
De pie, de izqda. a dcha.:
Alekhine, Capablanca y Marshall.
Sentados: Lasker y Tarrasch.
1ª ronda. 10-5-1914.
Capablanca tuvo jornada libre.
Clasificación tras la 1ª ronda:
Capablanca 8; Lasker 7½; Marshall 7; Tarrasch 6½; Alekhine 6.
2ª ronda. 11-5-1914.
Nuestro ídolo y conduciendo las
piezas blancas consiguió algo de ventaja en la Variante Abierta de la Apertura
Española contra Emanuel Lasker, pero en un determinado momento omitió la mejor
continuación posible que le hubiera reportado la ganancia de una pieza.
Al final, Capa obtuvo “un alfil y
un caballo” contra una “torre” de su rival, pero no pudo quebrar la resistencia
del campeón del mundo y se llegó al empate, eso sí, ¡en la jugada 100!.
3ª ronda. 12-5-1914.
La Apertura Española entre
Tarrasch y Capablanca fue muy interesante en varias de sus fases. Capablanca se
defendió bien del ataque blanco y contragolpeó en el momento preciso para
alcanzar la victoria.
Clasificación: Capablanca 9½;
Alekhine y Lasker 8…
4ª ronda. 14-5-1914.
En una Defensa Petroff contra
Marshall, Capablanca ganó el peón de “b7”. Su captura resultó ser (como otras
tantas veces) dudosa y posibilitó que Marshall hubiera podido montar un fuerte
ataque, pero éste cometió un solo error, se llegó a un final y Capa se impuso
por su peón de más.
Clasificación: Capablanca 10½;
Lasker 9…
5ª ronda. 15-5-1914.
Capablanca, con negras y dada la
ventaja en el marcador fue demasiado condescendiente con el joven Alekhine y el empate se firmó
demasiado pronto.
Clasificación: Capablanca 11;
Lasker 10…
6ª ronda. 17-5-1914.
Capablanca tuvo la jornada libre
y así pudo “disfrutar” de dos días seguidos de inactividad ajedrecística, que
como veremos a continuación… le llegarán a perjudicar.
Clasificación: Capablanca y
Lasker 11 (pero a Capa le quedaban todavía 4 partidas por disputar y a Lasker
sólo 3)…
7ª ronda. 18-5-1914.
La que contamos ahora ha sido
considerada como una de las grandes partidas de la historia del ajedrez.
Como todo el torneo, el autor del
libro, Miguel Angel Sánchez, lo relata excepcionalmente bien ofreciendo matices
y señalando historias nuevas hasta hoy desconocidas (!?). ¡¡Ardo en deseos de
leerlo por completo!!.
De ¡dramática! se pudo calificar
la victoria de Lasker, con las piezas blancas, sobre el maestro cubano usando
la Variante del Cambio de la Apertura Española.
Si la desean ver, les recomiendo
que vayan a los “geniales predecesores de
Kaspárov”. Garry también sienta cátedra en todas y cada una de las partidas
que comenta en esos libros, llegando por ello a tener la misma admiración que
tuvo Bobby Fischer (en cuanto a fuerza ajedrecística).
Lasker tenía la imperiosa
necesidad de ganar aquella partida para aspirar, al menos, a compartir el
primer puesto.
La situación previa era la
“justa” en la que Lasker sobresalía más que los otros, porque tenía muy
desarrollado el sentido psicológico (“Lucha”)
en aquella época.
Fue posiblemente la más
importante derrota de Capablanca de toda su carrera y el juego de Lasker fue
soberbio, tanto psicológica como técnicamente.
Hasta sellos se hicieron de aquella mítica partida
Clasificación: Lasker 12 (una
partida más); Capablanca 11; Alekhine 9½; Marshall 7½; Tarrasch 7.
8ª ronda. 19-5-1914.
Lasker tuvo el día libre.
Capablanca se enfrentó a
Tarrasch, en aquel momento, último clasificado y como dice el adagio:
“Las desgracias nunca vienen solas”.
El cubano, con las piezas
blancas, pierde de modo incomprensible, una Apertura de los Cuatro Caballos,
contra el Dr. Siegbert Tarrasch.
Este libro es un "clásico"
Tuvieron que pasar casi treinta
años para que a principios de los 40’s, la editora de ajedrez del New York Times, Dana Brannan,
consiguiera la revelación del propio José Raúl Capablanca cuando éste le
admitió su auténtico “descuido” en aquella partida:
“Estuve toda la noche con una bella mujer y no dormí.
Cuando llegué a la partida me moría de sueño…”.
Clasificación: Lasker 12;
Capablanca 11…
9ª ronda. 21-5-1914.
En un esfuerzo titánico y
aprovechando el día de descanso adicional, Capablanca le recorta medio punto a
Lasker, pues logra vencer, con negras, a Marshall en una partida digna de
admiración, en donde Capa en la continua búsqueda de la “victoria forzada” se
las ingenió para obtener en una posición compleja tres peones a cambio de un
alfil y pescando en río revuelto pudo
conseguir la victoria.
Clasificación tras la penúltima
ronda: Lasker 12½; Capablanca 12; Alekhine (ya descolgado) 10…
10ª ronda y última. 22-5-1914.
Lasker, con blancas, se enfrentó
a Marshall y a Capablanca, también con blancas, le tocaba a Alekhine.
Con una apertura cauta, Lasker “sabiamente”
se impuso como primer objetivo, no perder.
Como era de esperar, Capablanca,
por otro lado, arriesgó. Alekhine tuvo que entregar un peón en la búsqueda de
contrajuego pero Capablanca lo desactivó y su victoria ya sólo era cuestión de
tiempo.
Mientras tanto, se levantaba y
observaba como insólitamente Lasker en
el inicio del medio juego le pudo montar un tremendo ataque a Marshall que con
entrega de pieza incluida le llevó a la victoria; mientras Capablanca se
despedía del torneo con idéntico resultado pero en un cotejo más largo…
Así el entonces campeón mundial
Emanuel Lasker se proclamaba brillante vencedor del Torneo de San Petersburgo de 1914 con medio punto de ventaja sobre
su “tremendo” rival cubano, al que según el autor ruso Sizonenko en su libro
titulado “Kapablanca” y editado en
1988; indica que a Capa (¡también!) se le vió la noche anterior a su partida
decisiva contra Lasker cerrando a altas horas de la noche un restaurante junto
a un nutrido grupo de amig@s (!?).
Libro Kapablanca, de Sizonenko
Sizonenko lo corrobora porque en
una visita años más tarde a la ya llamada Leningrado, Capablanca pidió entonces
visitar de nuevo aquel lugar y allí recordó la “anécdota” a sus acompañantes,
“líderes del pueblo” y “fanáticos” de su juego, que se encargaban de apuntar
todo lo que escuchaban (como hace este cronista sin necesidad de recurrir a la
“sucia” y “negra” política).
La clasficación general del
torneo quedó como sigue:
Según acabó la entrega de
premios, Capablanca se despidió de todos alegando que estaba cansado y que se
iría a dormir pronto.
Salió a la calle y pudo disfrutar
de una noche en calma pues en aquel mes de mayo el frío era permisivo en San
Petersburgo.
Capablanca se dirigió a su casa
pero prefirió ir caminando. Necesitaba pensar…
Por el camino poco a poco fue
surgiendo una ventisca que con el paso de los minutos se fue convirtiendo en un
desagradable viento que le daba incómodamente en su cara.
Mientras tanto se daba cuenta que
para ser el número uno y desbancar al gran Lasker necesitaba tomarse más en
serio los torneos (!?).
Enamorado de Caissa
Era el momento de romper la
relación con aquella “bella dama” (de la vida) que lo había llevado a la no
consecución de la ansiada victoria final.
Siguió caminando y llegó muy
tarde a su domicilio, con la luna brillando intensamente en la noche y con un
certero pensamiento.
¡Tenía que mirar hacia adelante!
y correguir los errores cometidos para que no le volviera a pasar nunca más lo
mismo y entonces, mientras entraba al portal, se dijo con convencimiento propio
y asintiendo con la cabeza:
“Cada vez que el viento pasa, se
lleva una flor…”.
(Para escuchar la canción haga click encima):
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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