Capítulo V: El hijo pródigo.
José Raúl Capablanca regresa a
Cuba en Julio de 1909. Su padre, condescendiente con sus modales ajedrecísticos,
opta por rememorar junto a su hijo aquella famosa foto que imitara a la que
años atrás (siendo un niño de 4 años) se habían hecho en un prestigioso estudio
fotográfico de La Habana.
Miguel Angel Sánchez hace
investigaciones sobre la vida de Capablanca en aquella época donde estuvo a
punto de jugar un match contra un tal Akiba Rubinstein, otro de los excelentes
jugadores mundiales.
Akiba Rubinstein
Siguen partidas de exhibición
contra los mejores ajedrecistas residentes en la Isla, como fueron, entre
otros, Juan Corzo, Rafael Blanco y Fernando Rensolí.
El Fígaro, 1912. Viñeta:
Una partida de ajedrez entre Paredes y Juan Corzo
Después de dos meses de descanso
parte de nuevo para Nueva York el 19 de Septiembre en el buque Saratosa, uno de los barcos usados por
legendarias figuras del ajedrez, como Wilhelm Steinitz.
Eran los tiempos en que Emanuel
Lasker se enfrentaba por el campeonato del mundo a figuras como Janowski y como
Schlechter.
El 12 de Octubre de 1909 Capa
comienza otro tour de partidas de
exhibición por los EE UU logrando la siguiente performance: +524 =22 -17.
Está incluso a punto de
participar en el Torneo de Hamburgo de
1909, pero problemas de salud se lo impiden. Sánchez no logra averiguar,
pese a las pesquisas realizadas, si ya por entonces Capablanca empieza a tener
problemas de tensión arterial. Lo cierto es que siendo tan joven, ante su madre,
intenta disimular cualquier cosa que le ocurra…
En Hamburgo participan grandes
jugadores de la talla de Emanuel Lasker, Frank Marshall, Siegbert Tarrasch,
Carl Schlechter, Geza Maroczy y Dawid Janowski; siendo a última hora
reemplazados aparte del propio Capablanca, el polaco Akiba Rubinstein, por Alexander
Alekhine y Fiódor Duz-Khotimirsky.
Así llegamos a 1910, donde
Capablanca participa en el Campeonato de
la Asociación de Ajedrez del Estado de Nueva York.
Cancela luego otro tour por Londres que le hubiera
reportado grandes ganancias y sigue con sus exhibiciones por los EEUU.
Intenta que su país financie un
match con Schlechter pero varios desastres naturales surgidos en Cuba lo
impiden.
Vuelve a casa a finales de aquel
año para pasar las Navidades en familia y parte de nuevo el 11 de Enero de 1911
hacia Nueva Orleans y a finales de aquel mes juega el Torneo Nacional Americano de Nueva York.
Por fin, llega el día de la
partida para la ansiada vieja Europa.
El 8 de Febrero de 1911 a borde
del famoso buque Lusitania (el barco
más grande del mundo hasta la llegada del Titanic)
y suponemos que haciendo escala en las Islas Canarias y concretamente en el
puerto de Santa Cruz de Tenerife, de donde es este cronista;
Buque Lusitania. Nueva York, 1907.
Así de concurrida se mostraba la bahía del
Puerto de S/C de Tenerife en aquella época
Una auténtica autopista de América a Canarias
Capablanca llega a
España con la firme intención de participar en el mejor torneo disputado en el
continente desde los tiempos de Hastings
1895 (1º Pillsbury),
Torneo de Hastings de 1895. Haga click encima:
San Petersburgo
1895/1896 (1º Lasker),
Torneo de St Petersburgo 1895/96. Haga click encima:
Nuremberg 1896
(1º Lasker),
Torneo de Nuremberg 1896. Haga click encima:
Viena 1898 (1º Tarrasch),
Torneo de Viena de 1898. Haga click encima:
Londres 1899 (1º Lasker),
Torneo de Londres de 1899. Haga click encima:
París 1900 (1º Lasker),
Torneo de París de 1900. Haga click encima:
Cambridge Springs 1904 (1º Marshall)
Torneo de Cambridge Springs 1904. Haga click encima:
y de
nuevo San Petersburgo 1909 (1º
Rubinstein).
Torneo de San Petersburgo de 1909. Haga click encima:
Nos referimos al también mítico Torneo de San Sebastián 1911.
Capablanca, tras las
investigaciones fidedignas de Sánchez, llega esponsorizado a San Sebastián por
uno de los organizadores cubanos de enjundia, el conocido Manuel Márquez
Sterling, que como hemos visto, había jugado en el Torneo de París de 1900 y
que era entonces dueño tanto del Casino de Ostende (Flandes - Bégica) como del
Casino de San Sebastián (España), mítico lugar donde se celebraría el torneo en
donde vence “en solitario” nuestro héroe
del ajedrez, disputando “tres partidas emblemáticas” que han pasado a formar
parte, con letras de oro, de la historia del ajedrez mundial.
Manuel Márquez Sterling.
Escritor, periodista y diplomático cubano y
en 1934 fue presidente de la República de
Cuba durante seis horas
Son dos victorias y una derrota.
Su famosa victoria contra
Bernstein en la primera ronda, cuyo sorteo quiso ofrecer desde el comienzo
fuertes emociones al enfrentar a ambos; porque en el típico gesto envidioso que gobierna a todas las
personas de este mundo a lo largo de todas las épocas desde que el hombre es
hombre; el joven y casi desconocido Capablanca había sido desdeñado por el
maestro ruso, quien había subrayado que el cubano no tenía títulos ni clase
suficiente para participar en aquel certamen (pese a los esfuerzos “públicos”
de Marshall por apoyarlo).
Capablanca se tomó entonces
cumplida venganza, tablero por medio, derrotando y además brillantemente, a su
presuntuoso rival y consiguiendo además con su victoria el premio especial de 500 francos-oro donados por el barón de
Rothschild a la “mejor partida”.
Ossip Bernstein
La segunda victoria “inmortal” de
Capablanca se produjo en la quinta ronda, en la partida que siguieron los
espectadores con más expectación, la Capablanca vs Janowski. En efecto, fue una
lucha jugada por ambos con mucha energía. Al final para sorpresa de todos, en
la jugada 53, Janowski dejó escapar una continuación fácil, rehusando
posteriormente un jaque perpetuo y permitiendo a Capa anotarse un punto muy
valioso que le dio una ventaja cómoda en la clasificación sobre sus inmediatos
perseguidores. Lo cierto es que aquella
partida, como muy bien afirmó Panov, demostró
la excepcionalidad, tenacidad y el ingenio del joven Capablanca, en una difícil
defensa.
Y por último, su única derrota,
acaecida en la décimotercera ronda del torneo. Akiba Rubinstein, con un Gambito
de Dama, logró imponerse al joven cubano, el cual había permanecido invicto a
lo largo de la prueba y desde el principio, manteniendo con una solidez
incontestable la primera posición.
Aquel cotejo fue interesante de
principio a fin. Había atraído a numerosos espectadores, que salieron
finalmente decepcionados con la derrota del único jugador de habla hispana
participante en el evento.
Se dio la curiosa circunstancia,
para la posteridad de que una brillante maniobra de dama surgida en la partida
(Dc1) la jugó también el propio Rubinstein contra Emanuel Lasker con la que
también le venció; logrando la victoria ante dos grandes campeones con un
¡único tema!.
A favor de Capablanca hay que
decir que la última semana del torneo la jugó muy mal porque se encontraba enfermo
y de nuevo Sánchez no puede deducir el origen de aquella enfermedad y de si
tiene relación con lo que luego serían problemas crónicos insostenibles…
Lo cierto es que después de
aquella gran victoria acaecida en el Torneo
de San Sebastián de 1911,
Torneo de San Sebastián de 1911. Haga click encima:
Cena de clausura en el Casino. Capablanca, el vencedor,
en el centro ya acompañado de una bella dama.
como muy bien refleja Miguel Angel Sánchez en su
bonito libro, había surgido en la galaxia
ajedrecística una estrella de primera magnitud, deslumbrante, enigmática y a la
vez extraordinaria y salida de aquel gran semillero ajedrecístico y
cultural que fue
¡C U B A!:
(Continuará…)
Angel Jiménez Arteaga
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