José Raúl Capablanca, en la 8ª ronda del Gran Torneo Internacional de Moscú de 1925, gozó de la suerte que le faltó el día anterior. Este tipo de situaciones normalmente hacen justicia a lo largo de toda una competición ¡en favor del jugador más fuerte!.
La partida Bohatirchuk-Capablanca, (8), 0-1 en 28 movimientos, puede seguirse con los comentarios de Bogoljubow (en ruso) y Khalifman en los libros principales que tratan este torneo, ya aquí comentados con anterioridad y también en los que cubren la vida y obra del genial ajedrecista cubano escritos por Bjelica, Sánchez (Tomo I) y Stahlberg & Alles Monasterio.
La partida no debió salir de la senda del empate, pero un grave desliz del maestro ucraniano posibilitó que un duro golpe táctico del campeón mundial tumbara casi de inmediato a su contrariado oponente.
Veamos los cálculos realizados, al nivel de análisis táctico de 180 segundos por jugada, por el mejor programa informático del momento, el "Stockfish 14" que con un estilo excesivamente optimista, estimados lectores, a veces molesta al "curioso" aficionado del género humano:
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