Lasker, Capablanca y Alekhine o ganar en tiempos revueltos (168)
Ilyá Rabinóvich estaba haciendo un torneo muy serio antes de su enfrentamiento con el Dr. Lasker en la 7ª ronda del Gran Torneo Internacional de Moscú de 1925.
Sólo había perdido una partida contra su compatriota soviético Bogoljubow, pero había frenado a tres maestros extranjeros, con tres tablas: Spielmann, Saemisch y el mismísimo Capablanca (como vimos en la 6ª ronda).
Sus victorias ante Zubarev y Gotthilf lo pusieron con puntaje positivo y así la partida Dr. Lasker-Ilyá Rabinóvich, (7), Tablas en 27 movimientos, volvió a catapultar al fuerte ajedrecista leningradense.
Este encuentro de hoy, sólo fue comentado por Bogoljubow y por Khalifman y el módulo informático "Stockfish 14" lo analizó en nuestro acostumbrado nivel de juego, ¡único en el mundo!, de 3 minutos de media por movimiento:
Ilyá Rabinóvich en tiempos del Gran Torneo
Internacional de Moscú de 1925.
Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" en el siguiente enlace:
Estimados lectores, Emanuel Lasker durante esta partida llegó a pensar que si Capablanca se terminaba imponiendo a Ilyin-Zhenevsky como era previsible, por las diversas posiciones favorables para el campeón del mundo que se estaban dando en aquel encuentro, el genial maestro cubano le iba a recortar medio punto, empatando entonces con él; cuando de repente y ya habiendo cedido el empate que estamos tratando aquí, el Dr. Lasker, no sólo vio cómo Capablanca no le alcanzaba en la clasificación, sino que terminó al final de la rueda, con un punto completo de ventaja a su favor y encima ¡con una partida menos! disputada.
La clasificación general al término de esta 7ª jornada quedaba pues, como sigue:
(Agrande el cuadro de clasificación, haciendo "click" sobre el mismo):
Queridos amigos, la musa Caissa estaba muy cómoda al lado del Dr. Lasker, con el que charlaba de muchas cosas y todas con renovado interés. Por ejemplo, un día le hablaba de la luna y de... Chopin y el veterano maestro, todo un gran filósofo de la vida, que basaba su filosofía en la palabra ¡LUCHA!, siempre, siempre era capaz de seguirle el ritmo...
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