Así llegábamos a la "Finalísima" del Gran Torneo Internacional de San Petersburgo de 1914 que iba a comenzar cuatro días después de finalizar la "Fase Previa" con cinco grandes maestros (por primera vez bautizados, así, por el Zar Nicolás II) intervinientes. Aparte de nuestros héroes de estas crónicas, Emanuel Lasker, José Raúl Capablanca y Alexander Alekhine, también estaban clasificados los expertos Siegbert Tarrasch y Frank Marshall.
Todo quedaba pues dispuesto para que el 10 de Mayo de aquel fatídico año de 1914 estos magnánimos ajedrecistas midieran sus fuerzas en un enfrentamiento que de nuevo iba a ser en Sistema de Liga, todos contra todos y a doble vuelta, ¡sin prisa pero sin pausa!; como tiene que ser y no como lo hace hoy la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez) donde en sus mundialitos actuales mal organizados, sólo predomina una palabra por encima de todas las demás, el ESTRÉS, algo maquiavélico y que no enseña nada a la juventud, dicho sea de paso.
Aquello que iba a suceder en San Petersburgo era como batirse el cobre sobre el "campo de batalla" que afortunadamente iba a ser sólo un tablero de ajedrez con 64 casillas blancas y negras (!?).
Los maestros no sabían que un mes y medio más tarde, se produciría el detonante de lo que sería llamada la GRAN GUERRA mundial, que dejaría 8 millones de víctimas militares y 6,6 millones de víctimas civiles.
El 28 de Junio de 1914, en Sarajevo, el archiduque del Imperio Austro-húngaro, Francisco Fernando, fue asesinado por un nacionalista serbio-bosnio y Austria-Hungría culpó a Serbia por el ataque, declarando la guerra a Serbia en Agosto de aquel año.
Los aliados, Rusia, Gran Bretaña y Francia, respaldaron a Serbia y rápidamente las potencias centrales, el mencionado Imperio Austro-húngaro, Alemania e Italia, se rebelaron contra aquellos y ya, tristemente, teníamos servida lo que fue la I Guerra Mundial.
Estimados lectores, mientras reflexionamos sobre todas esas repercusiones que en aquellos tiempos revueltos metieron al mundo en un caos (??), a partir de mañana, comenzaremos con el relato de esta "Fase Final" del Gran Torneo Internacional de San Petersburgo de 1914 que prendió fuego "sólo" al tablero de ajedrez (!!) y que dejó contabilizado para la historia del noble juego-ciencia la rivalidad que a partir de aquellos momentos surgió entre los tres grandes personajes de estas crónicas, los campeones mundiales Lasker, que ciñó su corona ajedrecística desde 1894 hasta 1921; Capablanca (desde 1921 hasta 1927) y Alekhine (desde 1927 hasta 1935, año en que la perdió con Euwe y desde 1937, que la recuperó en match revancha, hasta su muerte acaecida en 1946).
Queridos amigos, contaban los más viejos supervivientes de aquella Gran Guerra, que la misma sólo había dejado un sendero de pena y silencio y que sólo Dios sabía la angustia y los dolores por los que habían pasado, con tantas pérdidas de vidas humanas, símbolo de la avaricia de quienes dirigieron, e incluso hoy dirigen y también mañana, lamentablemente, dirigirán el mundo; pues aunque el tiempo pasa, la forma de ser intrínseca del ser humano es siempre igual (??).
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