martes, 5 de febrero de 2008

Capablanca vs Fischer (I)

Bobby Fischer, ¿El más grande?, fue el fantástico libro que el Dr. Max Euwe legó al mundo del ajedrez en 1976. Para Euwe a Fischer se le podría comparar en muchas facetas con Capablanca, con Alekhine y en menor medida con Lasker.


Tras la reciente muerte de Bobby, sirvan ahora estas "prometidas" crónicas como homenaje a todos aquellos que siempre creyeron en la "recuperación" del genio del ajedrez, que se fue de este mundo como quiso, sólo (??).


También se aprovecha el tema como continuación a mis siete artículos sobre el "Legado de Philidor en José Raúl Capablanca" (!!), que los más rezagados suscriptores del foro del ajedrez tinerfeño del servidor "e-listas" pueden ver en la página WEB http://www.ajedreztenerife.com .


Creo que el objetivo que me marco ahora, es comprobar como ambos ajedrecistas vivieron sus épocas completamente adelantados a su tiempo.


Indica Euwe que lógicamente comparar a dos grandes jugadores de diferentes momentos es una difícil tarea, porque ambos fueron talentosos en todas las materias de la que consta nuestro querido juego-ciencia.


Aunque se pueda hacer una comparación al respecto de alguna de sus cualidades como es el caso del "final de partida" y como de hecho se hizo, por la prestigiosa editorial serbia Sahovsky Informator : "Los mejores finales de Capablanca y Fischer".


Sin embargo, por ejemplo, en las cualidades combinativas de ambos, cualquier intento comparativo resultaría incompleto.


Capablanca ha sido siempre considerado como el estratega "por excelencia", aquel jugador posicional que siempre fue capaz de convertir la más pequeña ventaja en victoria. El lo hacía con gran facilidad, total convicción y gran precisión desde los primeros años de su carrera ajedrecística, donde fue ya comparado con una máquina de ajedrez.




Pero si diésemos un cuidadoso repaso a la gran colección de partidas de este genial jugador, resultaría que veríamos que la fuerza posicional era una sóla de sus grandes cualidades. No es difícil de encontrar docenas de partidas en las que Capablanca se mostró como un "jugador de ataque" rematando a sus oponentes en "h7/h2", las casillas más vulnerables del flanco de rey.


Pero, ¿fue Capablanca un jugador combinativo?. Para contestar a esto, deberíamos primero formularnos la siguiente cuestión: ¿Qué se entiende por combinación?.


Pues se podría entender como una serie de movimientos bien calculados, o una serie de variantes ordenadas que llevan al objetivo final.


Ambas definiciones son importantes y seguro que cada una estaría dentro de la esfera de actuación de Capablanca, que podía calcular una larga serie de movimientos con una impresionante exactitud o podía considerar la combinación como "un todo", tanto las combinaciones de un marcado cariz estratégico como las combinaciones de mate, o cualquier otro tipo de combinación que se pudiese presentar.


Aquellas combinaciones más difíciles que llevaban a la victoria a través de un gran número de variantes posibles, están casi siempre lejos del alcance de los maestros, pero era aquí donde la gran intuición de Capablanca superaba los límites del conocimiento humano. De tal modo que era capaz de "erradicar" cualquier chance defensivo que sus rivales pudiesen tener.


Fischer, todavía más que Capablanca, fue capaz de penetrar en todos los más pequeños detalles de sus combinaciones, haciendo también uso de una fina intuición que también ciertamente tuvo.




Capablanca mostró un especial virtuosismo en el tratamiento de prácticamente todas las posiciones cerradas en donde el juego de maniobra desempeñaba una gran trascendencia.

El tratamiento de esas posiciones resulta extremadamente difícil, porque tras cada movimiento el jugador tiene que calcular las consecuencias de cualquier ruptura que se pueda producir por un bando o por otro.


Capablanca, que poseyó cualidades excepcionales en el campo del cálculo exacto, usualmente sobrepasaba a sus oponentes en este tipo de posiciones. Es curioso hacer notar, que Fischer que también podía calcular profunda y exactamente, muy raramente caía en posiciones cerradas. Por lo tanto, señala Euwe, es imposible comparar a estos dos campeones del mundo en esta faceta.


Capablanca ciertamente no fue un artista en el campo de las aperturas. En general, sus esquemas eran seguros, tanto con blancas como con negras. Con las piezas blancas a menudo lograba una pequeña ventaja y con las negras buscaba la igualdad. Por ello, con frecuencia, entraba en posiciones de carácter tablífero, que llevaban a rápidas tablas.


Lo que ocurría es que también era capaz de inyectar nueva vida a posiciones aparentemente insulsas, en donde de repente sus oponentes comenzaban a fallar, sin más.


Las anodinas cualidades de Capablanca en las aperturas son en realidad explicadas por su vida relajada y su permanente tendencia al relax… .


No obstante, otra explicación parece ser aún más correcta: En el tiempo en que la carrera de Capablanca comenzó, el estudio serio de la teoría de aperturas todavía no se había realizado; la opinión general era que uno podía jugar cualquier cosa con tal de no ir en contra de la lógica y de los principios generales del ajedrez.


Capablanca confiaba en su talento y estuvo en lo correcto, sobre todo en la primera parte de su exitosa carrera ajedrecística. Luego, en los años treinta ya empezó a encontrarse con problemas más difíciles de resolver en las aperturas y de hecho fue "cazado" varias veces en esta fase.


El juego de apertura, señala Euwe, fue "otra cosa" en Fischer, para el que esta etapa ya constituyó el primer paso hacia la victoria.


Y el que redacta este artículo, modestamente cree, que el dominio del mundo de las aperturas fue una de las características más increíbles de Fischer, que supo estar casi cuarenta años (!?) por delante de su tiempo. ¿Qué habría sucedido si al Fischer joven le hubiesen dejado operar con el programa informático ChessBase?. La actitud de Kaspárov es la más cercana a esta contestación, pero después de haber leído miles de páginas de los libros que tratan de la vida de ambos, puedo asegurarles, casi sin equivocación alguna, que Bobby hubiera superado en igualdad de condiciones, el talento en las aperturas que tuvo Kaspárov. Es más, me aventuro de nuevo a comentar, que Fischer, con el uso de esa herramienta hubiera sido el único jugador humano de todos los tiempos en sobrepasar la mítica barrera de los 3.000 puntos ELO a nivel de torneo !!.





Fischer, continúa Euwe, en su época no tuvo rivales en el campo de las aperturas. El jugaba todo lo principal sobre cada "partida clave" o "artículo teórico" que caía en sus manos (normalmente de los rusos) y continuamente estudiaba líneas de aperturas en su tablero de bolsillo. Era muy raro encontrar a Fischer en dificultades o en una posición desfavorable después de la apertura. Como regla general, Fischer daba lo mejor de sí en esta primera fase y de hecho ocurría con frecuencia que lograba clara ventaja contra su oponente tras un "análisis de laboratorio" previo.


Gracias a ese tiempo que ahorraba en las aperturas, Fischer a menudo disponía siempre de muchos minutos en su reloj. Era muy raro verle luchar en apuros de tiempo, algo que ocurre con muchos otros jugadores.


En este aspecto, Capablanca, al menos en su boom ajedrecístico, no tuvo más problemas de reloj que Fischer.


Jugando holgadamente era capaz de poner en aprietos a sus rivales, unos detrás de otros.

Más tarde, cuando Capa cumplió los cincuenta años, ya se le veía de otra manera (recuerda al Kárpov actual - !?) mientras pensaba cada vez más mirando ansiosamente al reloj, con su cabeza metida entre sus manos. Los años de lucidez y grandes reflejos habían pasado. Por lo tanto, la época de Capablanca a partir de los 1930 en adelante, no puede ser comparada en este aspecto.


Por el mismo propósito, las primeras apariciones de Fischer en la arena internacional, sus partidas jugadas con anterioridad a 1960, deberían tener también una importancia más limitada.


Capablanca ciertamente mostraba espíritu de lucha, pero sus amagos de victoria no sólo se basaban en las características de su posición, sino en su propia confidencia.


Era capaz de encontrar mejores movimientos que sus oponentes y de este modo una partida tablífera podía convertirse de repente en una posición con numerosas posibilidades.


El espíritu de lucha de Fischer, le vino de nacimiento. Su ilimitada ambición le permitía desarrollar una fuerza interior fortísima en todas las circunstancias. Gracias a ese encomiable espíritu, Bobby fue capaz de derrotar a grandes rivales por el tanteo de 6-0 o de ganar torneos con un amplio margen de 3 puntos de diferencia o más.


En realidad Capablanca (como también hiciera Kárpov) usaba su energía más económicamente y se atenía a lograr los mejores resultados sólo cuando había "algo especial" de por medio. Así, por ejemplo, en 1919 derrotó a Kostic, por el tanto de 5-0, sin empates, justo para justificar al mundo, que él, Capablanca y no otro, era el oponente ideal para el entonces campeón del mundo, Emanuel Lasker.




Es más, ganó el fuerte Torneo Internacional celebrado a doble vuelta en Nueva York, 1927, con 2 ½ puntos de ventaja sobre Alekhine (Aliejin), para dejar clara su superioridad sobre sus contemporáneos, justo poco antes de que tuviese que defender su corona ajedrecística, ante su gran rival, en aquel match que tan tristemente finalizó para Capa.




Durante su periodo de campeón del mundo, Capablanca mostró menos espíritu de lucha que antes. Un considerable número de sus partidas finalizaron en tablas en apenas 20 movimientos o menos. Esto sobre todo sucedía en aquellos cotejos celebrados al final de los torneos, cuando ya la situación no podía cambiar demasiado.


En este aspecto, Fischer (al igual que Kaspárov u hoy en día Topálov) dio el mejor ejemplo al mundo del ajedrez. Su lema se generalizó: "No a las tablas cortas. Luchemos hasta el final".


El comportamiento de Bobby significó una revolución en el mundo del ajedrez ya que expresó el deseo, con su brillante comportamiento, de no exterminar el juego con los temidos empates rápidos (por ejemplo, muchos de los que tristemente sucedieron en el último Mundial de México 2007).




Para hacer una honrosa comparación entre las capacidades de Capablanca y Fischer, continúa Euwe, tendremos que restringirnos principalmente en sus habilidades tanto en el campo del juego posicional como en el de los finales de partida.


La capacidad de Fischer en materias de aperturas, ataques y combinaciones fueron mencionadas en esta sección de su libro por Max Euwe de manera coyuntural, porque las mismas salieron mucho más a la luz, en los momentos de comparar a Bobby, primero con Alekhine y después con Lasker.


Capablanca y Fischer fueron ambos expertos en la explotación de pequeñas ventajas. Mejoraban gradualmente sus posiciones hasta que finalmente obtenían la victoria. Alcanzaron prácticamente el mismo resultado y sin embargo establecieron diferencias en sus respectivos métodos.


La manera en que Capablanca obtenía sus victorias parecía muy simple mientras que Fischer, en muchos casos, necesitaba de una gran inventiva y de finas maniobras que causaban una gran admiración.


Nunca ocurrió que tanto Capa como Bobby se encontrasen ante el mismo tipo de problemas técnicos. Y cuando se enfrentaban a los mismos se pudo claramente distinguir la manera en que Capablanca resolvía los problemas y la forma en que Fischer lo hacía.


Si había una única manera de ganar, ambos eran capaces de encontrarla. La diferencia radicaba en lo que sucedía sobre el tablero, antes de que obtuviesen una posición crítica.

Capablanca y Fischer se identificaron siempre con posiciones armoniosas con sus respectivos temperamentos.


En los próximos artículos reseñaremos este tipo de partidas que Euwe usó como comparativas entre ambos genios del ajedrez.


No quisiera despedirme de Vdes., aprovechando los momentos de actualidad en que vivimos, sin antes reseñar unas efusivas palabras de Genna Sosonko en su fantástico libro titulado "Siluetas del ajedrez ruso", por fin traducido al español (!), que también vienen muy bien para definir lo que significa a partir de ahora en el mundo del ajedrez la muerte de Bobby Fischer:


17 de Enero de 2008, en Internet, en los medios de comunicación… . Imposible, … Terribles palabras. Luego … caminas por la habitación, corren los pensamientos, te das cuenta poco a poco de que Troya ya no existe, de que ya no será posible verle, sin esconderse detrás de la ironía o de la broma, para decirle lo que nunca pudimos decirle.

Pero, cosa extraña: en unas pocas horas, cuando la pena inicial ha cesado, el alma transfiere a quien ha vivido hacia otras dimensiones y categorías, y la vida continúa sin él, comienzas a notar que tiene considerable sentido el hecho de que la presencia genuina de una persona comienza sólo después de su desaparición, así como la condición esencial para la inmortalidad es la muerte misma.


El 17 de Enero de 2008, Robert James Fischer comenzó su viaje a la inmortalidad !!.




Angel Jiménez Arteaga

aarteaga61@gmail.com


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