Al empezar las crónicas sobre este Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, vimos los defectos de Capablanca, desde la óptica de Alekhine, manifestados todos en el prólogo de su libro sobre el torneo y que fue publicado tras acabar el Gran Mundial de aquel año, cosa que le reportó el entonces "prestigioso" entorchado al maestro francés de origen ruso (lo indico así para reiterar que el "mundialito del azar" de Dubái que se está celebrando en estos días no merece el mismo calificativo).
La partida que toca ver hoy, es otro ejemplo que puso Alekhine al respecto y se trata del encuentro Marshall-Capablanca, (6), 0-1 en 34 movimientos, que fue analizado aparte de por el propio Alekhine, Tartakower y Khalifman, también en el libro del ministerio cubano de cultura en homenaje a Capablanca (publicado tras su muerte) y en aquella ocasión con análisis de el "Mundial" de Montevideo.
Tras comentar esta partida del inicio de la segunda vuelta (¡de cuatro!) del torneo, en una época donde a las prisas sólo se le otorgaban importancias menores (el certamen fue a ¡20 rondas!) Alekhine y no sin razón se quejaba abiertamente: "De verdad, es increíble que Marshall juegue siempre tan acomplejado y tan mal contra Capablanca!. Frente a los otros participantes del torneo de Nueva York opuso distinta resistencia a pesar de estar aparentemente en baja forma. ¡Por ejemplo, se puede comparar este enfrentamiento con sus partidas contra el Dr. Vidmar de la segunda y cuarta vueltas!".
Alekhine y tras leer el artículo de Capablanca publicado en aquellos días en el periódico The New York Times, comentando la posición de esta partida tras el movimiento 19.Dd1 (cuyos análisis íntegros del genio cubano, a efectos ilustrativos, aparecen aquí a continuación) también dijo lo siguiente:
"Si, normalmente como resultado de uno o varios errores claramente detectables del enemigo, Capablanca ha obtenido una dominación suficiente para ganar, súbitamente se despierta en él el verdadero artista, que halla placer en rematar la lucha de la forma más rápida y, por tanto, más elegante. Lo más peculiar es que esta tendencia ocasionalmente no guarda ninguna relación con el valor global interno de la propia partida. Por ejemplo, en este enfrentamiento con Marshall dio con la idea de la entrega forzada después de que este, de forma muy poco estética, ya se hubiera dejado una pieza en la apertura".
Y terminamos con la valoración que hizo Capa sobre ella, en el The New York Times y que como hemos dicho, Alekhine consideró como base de mentalización vital para destronar al genio cubano en un match "serio" como aquel de 34 partidas de Buenos Aires de 1927 (el "mundialito del azar" de Dubái a 14 partidas es sólo una "pachanguita" - en el fútbol, peloteo relajado y falto de orden a modo de entrenamiento - sólo que aquí en esa feria de pueblo árabe se reparten con ello, los participantes, un gran premio de ¡2 millones de dólares!, que hacen del asunto algo todavía mucho más lamentable):
"Marshall no jugó bien la apertura en su partida contra nosotros, con el resultado de que después de algunas jugadas ya estaba en problemas. En lugar de defenderse en una mala posición (n.d.l.r.: en realidad sólo existía ligerita ventaja negra, como veremos a continuación) intentó obtener un ataque mediante el sacrificio de una pieza. El mismo no fue correcto. Muy pronto fuimos con ella por delante. En ese momento teníamos la opción de ofrecer el intercambio de damas o de jugar para un ataque que implicaba la entrega temporal de nuestra dama por una torre y un alfil. Como teníamos una pieza de ventaja y nos sentíamos a punto de recuperar la dama en unos pocos movimientos, decidimos darle una oportunidad a la galería y jugamos para el ataque. Nuestra combinación resultó ser bastante sólida y Marshall muy pronto tuvo que abandonar la partida. Damos a continuación un diagrama de este encuentro desde una posición cenital para ilustrar cómo piensa un maestro cuando se enfrenta a tal situación". (N.d.l.r.: como hemos dicho y para el beneplácito general, ese pensamiento lo ofrecemos entero ahora en esta crónica).
Veamos pues, estimados lectores, esta partida analizada por el mejor módulo informático del momento, el "Stockfish 14.1" al nivel "anti-apnea o de buceo libre" - el que se permite con la instauración del juego blitz en el "mundialito del azar" de Dubái, que es la de no jugar seriamente al ajedrez, sino la de provocar el fallo del rival al quitarle todo el tiempo disponible para pensar (??); así hasta que uno de los dos participantes, de forma aleatoria (??) se ahoga y tiene que dejarlo todo para subir rápidamente a la superficie a respirar, otorgándole el triunfo al otro, que isofacto lo interpreta como si se hubiese sacado entonces ¡una lotería! - y que no es otro que el de 3 minutos de media por jugada:
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