Una semana antes de comenzar el Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1927, en este caso, a partir del 13 de Febrero, Capablanca contribuyó con artículos sobre el mismo y de forma esporádica sucedidos a lo largo de la contienda, en la sección de Deportes del periódico The New York Times.
Así en el inicio de esta interesantísima "miniserie periodística" del entonces campeón del mundo, Capa escribió lo siguiente:
"No resulta una tarea fácil llevar ante los ojos del público una imagen adecuada de los participantes del próximo Gran Torneo Internacional de Ajedrez (n.d.l.r.: Marshall, Spielmann, Vidmar, Nimzowitsch Alekhine y Capablanca). Nos referimos, por supuesto, a aquellos atributos, tanto físicos como mentales, que conforman sus figuras, por así decirlo, como maestros del ajedrez y que tenderán a asegurarles mayor o menor éxito en el evento venidero.
En estos artículos intentaremos dar nuestras ideas sobre las cualidades de cada uno de los participantes y expresar nuestras opiniones sobre sus posibilidades de éxito en la lucha que pronto se avecinará".
N.d.l.r.: Esto que sigue ahora, se lo vamos a dedicar con cariño a la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez), ¡los pobres!, poco dados a saber de cultura ajedrecística como la que expuso aquí Capablanca:
"En los torneos, a menudo el elemento de la suerte, si no siempre, juega un papel importante (n.d.l.r.: ¡Imagínense ahora con los <mundialitos del azar> de la F.I.D.E.!). Este elemento se reducirá al mínimo en este torneo debido a las condiciones en las que se llevará a cabo el concurso. Generalmente cada jugador juega contra todos los demás jugadores, sólo una vez, a veces dos. En esta ocasión, cada jugador jugará cuatro partidas contra cada uno de los otros participantes (n.d.l.r.: en total 20 lucidas rondas, porque antes los maestros no eran tan frágiles de salud como los son hoy. El "mundialito" de la mal llamada Expo de Dubái, sólo será a 16 partidas y entonces para que no se cansen más, enseguida el duelo se dirimirá a "mentirosas" partidas rápidas. ¡Qué pena!) disminuyendo así el efecto que un desliz casual de algún tipo o una indisposición temporal puede tener en el resultado final".
N.d.l.r.: Y ahora lo que va señalar Capablanca es una velada queja, pero los grandes aficionados de hoy, como el que les escribe (totalmente "crítico" pero con "gran conocimiento de causa") piensan en lo que le ocurriría a Capablanca si viera lo que actualmente se hace a nivel internacional en el mundo del ajedrez (salvo el Gran Torneo Internacional de Wijk aan Zee, todos los demás son desastrosos y ya los "campeonatitos" del mundo - sin previos torneos zonales, sin torneos interzonales, sin matches de candidatos individuales serios y con buen número de partidas - son para echarse a llorar):
"Habría que volver a Rusia, hace treinta y un años (n.d.l.r.: Gran Torneo Internacional de San Petersburgo 1895-1896) para encontrar un paralelo con el próximo evento, Allí, el entonces campeón mundial, el Dr. Emanuel Lasker, se encontró con el ex-campeón Wilhelm Steinitz, el estadounidense Harry Nelson Pillsbury y el ruso Mikhail Ivánovich Chigorin, en un torneo en el que cada maestro jugó seis partidas contra todos los demás.
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