En la 3ª ronda del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1924, Capablanca puso en aprietos al maestro norteamericano Edward Lasker, al permitir ingenuamente éste último que su dama quedase encerrada. Lo cierto es que luego, según nos descubre hoy la computadora, el genio cubano (fuera de forma) no acertó con la mejor continuación posible que le hubiera procurado mantener su clara ventaja posicional. A partir de ahí el empate que se dio, fue el lógico resultado final.
La partida Capablanca-Edward Lasker, (3), tablas en 27 movimientos, fue sólo analizada por Alekhine y por Khalifman y veamos ahora cómo la calculó el módulo informático neuronal "Fat Fritz 2.0" a nuestro añorado nivel de juego de "3 minutos de media por jugada", haciendo del ajedrez, con ello, estimados lectores, un deporte hecho para pensar razonablemente sin prisa pero sin pausa:
O bien en formato universal "pgn":
Queridos amigos, tras tres tablas consecutivas, todas las musas inspiradoras de José Raúl Capablanca se apresuraron entonces en ir hacia él, para darle ánimos e indicarle que el sol y la luna se levantaban en sus ojos...
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