Lasker, Capablanca y Alekhine o ganar en tiempos revueltos (36)
La partida Capablanca-Marshall, San Petersburgo - Fase Final (4) 1914, 1-0 en 61 movimientos, fue analizada aparte de por Tarrasch y Khalifman; en el libro de homenaje al genio cubano editado, tras su muerte, por el Ministerio de Cultura de su país y también por el fantástico libro de enseñanza del propio José Raúl Capablanca, editado en España en 1957 y del que ya se han hecho un montón de ediciones, la mía, la 16ª del año 2002, de todo un "clásico" titulado "FUNDAMENTOS DEL AJEDREZ".
La verdad es que la partida es muy instructiva y fue casi rectilínea por el lado de Capablanca. Marshall, como nos enseña el módulo informático neuronal "Fat Fritz 2.0" pudo haber mejorado su posición (con peón de menos) en un determinado momento, pero la línea mostrada por el programa es claramente "inhumana", lo que casi significa "poco creíble".
Veamos pues ese cálculo analítico al añorado nivel medio de pensamiento de "3 minutos por movimiento":
Todo un "clásico" para transmitir los secretos
del ajedrez al gran aficionado.
Reproduzca la partida en pantalla haciendo "click" en el siguiente enlace:
La clasificación general de los cinco primeros grandes maestros de la historia, tras la 4ª ronda de esta Finalísima era la siguiente:
1) Capablanca, 10,5 puntos de 13 posibles.
2) Lasker, 9 de 13.
3) Alekhine, 8 de 13.
4) Marshall, 7 de 13.
5) Tarrasch, 6,5 de 14.
Como vemos, los héroes de este serial ocupaban los tres primeros lugares de la tabla y es, ¡atención!, porque jugaban seriamente al ajedrez y por ello no perdían la obligada forma deportiva (!!).
No está muy claro que en la "tómbola" del funesto Ajedrez Rápido de hoy (cuando va asiduamente más allá del denominado Ajedrez de CLUB - ¡aquí se puede jugar así toda una vida!), los "realmente" mejores ocupen los primeros puestos. Es más, Magnus Carlsen, el actual campeón del mundo, ha bajado considerablemente su fuerza ajedrecística desde que juega casi permanentemente al blitz, entrenándose ya así para cuando le toque disputar, presumiblemente también en esa imaginaria modalidad, el próximo mundialito de la F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez), organismo internacional que es el máximo responsable de este desbarajuste existente en el obligado orden y equilibrio ajedrecístico mundial.
Queridos amigos, la F.I.D.E. no debe condenar al naufragio lo vivido, como este Gran Torneo Internacional de Ajedrez de San Petersburgo de 1914, toda una epopeya para nuestro querido y admirado juego-ciencia:
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