Me causa mucha alegría leerme en artículos pasados (!?), como el que hoy voy a poner aquí sobre lo que comentó Román Torán acerca de la 17ª partida del Mundial de 1960. La Tal-Botvinnik (17) 1-0 hizo que la ventaja en el marcador de TRES PUNTOS de Misha, fuera prácticamente insalvable para el Patriarca del ajedrez soviético, aunque todavía en aquel instante disponía de SIETE partidas más para intentarlo (!!).
Aquel encuentro, aparte de en las fuentes fijas aquí ya mencionadas que trataron con análisis todas las partidas de aquel Gran Match (nada de mundialitos decepcionantes como los de hoy - ??), fue también comentado en los libros sobre la vida y obra del mago de Riga, de Liepnieks (en realidad analizado allí por Mednis), de Raetsky & Chetverik, de Müller & Stolze y también salió en el tomo II de (III) de Károlyi, así como en el libro de Tal & Damsky, titulado Al Ataque. También la ofreció comentada Garry Kimovich Kaspárov en el libro II (de V) del gran serial titulado Mis Geniales Predecesores. Luego la analizó Torán en la Revista El Ajedrez Español (como lo había hecho antes en su prestigiosa columna del periódico La Vanguardia - que pondremos aquí seguidamente) y por último, el enfrentamiento también se puede seguir en el libro "Los siete pecados capitales del ajedrez" de Rowson y en el libro "Soviet Chess 1917-1971" de Soltis.
Ponemos a continuación el enlace mencionado para agrandar aún más, si cabe, esta modesta pero meticulosa crónica que forma parte de un mágico serial realizado con la única finalidad de "apasionar" al gran aficionado al Ajedrez que huye del lamentable estrés donde nos meten los que quieren controlar el mundo con veleidades que rompen la esencia de la Cultura, como lo hace incomprensiblemente la actual F.I.D.E. (Federación Internacional de Ajedrez):
Tal-Botvinnik, Campeonato del Mundo, Moscú (17) 1960 comentada por Román Torán
Queridos amigos, tras aquel gran éxito deportivo y debido a su penosa enfermedad, ya Misha Tal jamás volvería a ser el mismo. Nos quedó el consuelo de que en determinados momentos de su vida seguía brillando como nadie con ¡luz propia!:
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