Desde Febrero hasta Mayo del año 1964, el mítico ajedrecista Bobby Fischer, mejor jugador del mundo desde 1962 y frenado en seco por el poderío comunista soviético, lejos de ser este último "transparente", efectuó una gira por todos los Estados Unidos de América al objeto de popularizar el juego-ciencia en aquel país, ofreciendo simultáneas, charlas y enfrentamientos con reloj ante los mejores aficionados estadounidenses.
Fischer jugó (de forma aproximada, pues cada cierto tiempo se descubren nuevos enfrentamientos de aquellas exhibiciones) un total de 1.882 partidas simultáneas, con un 94% de partidas favorables, siendo el resultado final establecido de +1.719 -61 =102.
Para esta ocasión he sacado de mi "baúl de los recuerdos" un librito que me ha acompañado gustosamente desde que salió publicado en 1994.
Y digo eso, porque entre tantas variantes concretas de aperturas que uno intenta aprenderse para tener un cierto rédito en el ajedrez de competición, este tipo de libros nos ayudan para desconectar del cálculo analítico (muchas veces engorroso) y la simple mecánica de reproducir en un tablero de ajedrez algunas de estas partidas de exhibición de forma rápida y por decir algo más, de forma "espiritual", enseguida comprendemos la fuerza práctica del considerado por muchos (y por este cronista) como el mejor ajedrecista de todos los tiempos.
Para este artículo he seleccionado una partida de la exhibición realizada en Denver (Colorado) el 26 de Abril, con el resultado global de +50 -1 =4 a favor de nuestro añorado héroe.
El encuentro se celebró en el añejo hotel de la ciudad (construido en 1892) Brown Palace West, que engalanó su salón principal de baile (Grand Ballroom) para rememorar aquella magna sesión de simultáneas:
No hay comentarios:
Publicar un comentario