Retrocedamos en el tiempo al 21 de Mayo de 1964 e "imaginemos" que estamos allí, en el edificio capitalino del GAK (Seguridad Social) de Amsterdam, donde se está disputando la segunda ronda del Torneo Interzonal.
Hay una partida, la Portisch vs Tal, que nos está llamando la atención casi desde el principio. Pero no sólo a nosotros sino también a los mismos ajedrecistas participantes de aquel importante torneo.
Arriba a la derecha, Misha Tal.
Abajo a la izquierda, Lajos Portisch.
Y en ambos casos aparecen enfrentándose a Reshevsky,
en aquel Torneo Interzonal de Amsterdam de 1964.
Según avanza la misma hay un tumulto de ajedrecistas que dejan sus propios cotejos un rato, se levantan y van a observar lo que allí está sucediendo.
Veo arremolinarse frente a aquella mesa a Larsen, a Spassky, a Bronstein, a Reshevsky, e incluso al cubano nacido en Vigo (España), Francisco José Pérez... y muchos, muchos más, que van alternándose para no perderse aquel gran acontecimiento.
La mayoría de ellos, salen de allí y al volver a sus mesas de juego, sus caras reflejan ciertos aires de incredulidad.
Hasta uno de los árbitros principales de la competición, el también cubano José Luis Barrera, no quiere perderse ni un ápice aquel suceso. Este árbitro es amigo personal del Comandante Che Guevara y de la palabra "lucha" entiende un montón, de "tretas militares", que ahora está viendo que se están desarrollando también sobre aquel tablero ajedrecístico...
El GAK (Instituto de la Seguridad Social)
sede holandesa de aquel magno certamen
Nosotros, miembros del público asistente, no queremos perdernos nada de lo que está sucediendo. Mientras vemos el tablero mural que reproduce el encuentro, susurramos cálidamente en voz baja y exclamamos con asombro cada lance.
Misha Tal, el mago de Riga, siempre a la caza de emociones, penetró en aquella partida en una selva tenebrosa, en la que a veces, ¡sólo a veces!, mejor aún, ¡¡nunca!!, pareció perdido...
Su fértil imaginación, como si fuera un rayo de sol, le sacó de la oscuridad guiándolo por el camino justo.
Su virtud es que supo apurar de tiempo a su gélido rival y ante tal agobio real, cualquier resultado se pudo haber dado.
¡No somos nadie cuando el reloj nos apremia!.
Lo curioso es que nuestro añorado "héroe" del ajedrez, un auténtico Iron Man (Hombre de Hierro) arribó al final del viaje con algunos desperfectos, ¡pero sano y salvo!.
Esta épica lucha, por lo emocionante e intrincada, debió haberla narrado un escritor de la maestría de Emilio Salgari, pero como este ilustre creador de novelas de aventuras ambientadas en los más variados lugares como Malasia, el Oceáno Pacífico, el Mar de las Antillas, la selva india, el desierto y muchos otros sitios épicos más, falleció en 1911; es este modesto pero apasionado cronista, el que va a intentar ahora, queridos lectores, mostrárselas pero... sin ¡una sóla variante!.
Emilio Salgari (1862-1911), creador entre otros
de los piratas Sandokán y El Corsario Negro.
Bueno, en verdad, los ilustraré con una muy bonita, que nos enseñó Misha aquella misma noche, de regreso al hotel...
Para reproducir la partida en pantalla o descargarla, haga "click" sobre el siguiente enlace:
Tal: "Esta partida me sirvió a otros niveles: me mostró que, en primer lugar, Portisch en cierto grado me empezó a temer y, en segundo, con qué juego se puede impresionar a un rival erudito, fuerte y experimentado".
Y así fue, queridos lectores, porque poco tiempo después de aquel Torneo Interzonal, en los Cuartos de Final del Torneo de Candidatos, en Bled, Tal en un match a 8 partidas, derrotó a Portisch por 5,5 a 2,5 puntos (+4-1=3).
Esta crónica es un homenaje que su autor hace al verdadero asistente a aquella partida, el desaparecido Arbitro Internacional cubano José Luis Barrera, que más tarde sería nombrado Vicepresidente de la F.I.D.E. para el área del Caribe, dándole un impulso al desarrollo del juego ciencia en aquella zona, actividad que incluyó la creación de los Torneos "Capablanca in Memoriam" y la organización de la Olimpiada de Ajedrez de La Habana - 1966.
Barrera dejó escrito para el mundo gran parte de lo que se narra en este artículo y este voluntarioso autor se ha permitido el lujo de redondear y ampliar aquí, para rememorar de nuevo aquella tan bonita historia deportiva de uno de los ajedrecistas que más "maravillaron con su inquieta mente" al mundo de los trebejos, el legendario Mikhail Tal.
Y termino con una canción que describe muy bien el título y espíritu de esta columna:
Los errores ajedrecísticos pueden ser "algo estúpidos", pero también, estimados amigos, en muchos casos, ¡mágicos!.
¿O no?:
Los errores ajedrecísticos pueden ser "algo estúpidos", pero también, estimados amigos, en muchos casos, ¡mágicos!.
¿O no?:
Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com
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