miércoles, 30 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (XVIII)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Concierto para piano y orquesta nº 14 – K449.

En la 5ª ronda del Torneo Pan-Ruso de 1912, celebrado en Vilnius, Alekhine, con blancas, se enfrentó a Rubinstein y tras su gran victoria de la ronda anterior ante Bernstein, fue aquí devuelto a la triste realidad de entonces y salió derrotado ante la “eminencia” polaca.

Fue tras una Variante Abierta de la Apertura Española y el sacrificio de calidad de Rubinstein en este cotejo, aparte de brillante, resultó ser demoledor.

Rubinstein, a la derecha, juega contra Lasker en St. Petersburgo 1909

En la 6ª rueda, nuestro ídolo se resarce ante Salwe, conduciendo Alekhine las piezas negras, tras una Apertura Zukertort.

La 7ª jornada, celebrada el 28 de Agosto, le encauzó nuevamente hacia el camino de la victoria, obtenida con blancas, ante Levenfish al que casi “miniaturizó” en 26 movimientos.

Pierde luego Alekhine, con negras, ante von Freymann en la 8ª ronda, tras plantearse una Defensa Holandesa y después de 40 movimientos.

Vuelve de nuevo a caer derrotado en la 9ª ante Alapin (éste con negras), tras una Defensa Francesa con 2.c4 y transcurridas 39 jugadas



 Alapin, que le daría su nombre a una famosa 
variante contra la Defensa Siciliana

Y por fin llegamos a la 10ª rueda que se celebró el último día de Agosto y en donde el cotejo “Rabinovich-Alekhine”, fue seleccionado por Kotov para “La Herencia” y eso que, como ya hemos comentado, todas las partidas jugadas por Rabinovich fueron luego anuladas del torneo tras su “absurda” retirada; pero la “obra maestra” primó y por ello sería respetada por Kotov que la incluyó en el Tomo II (Leyes del juego de posición), que sí se tradujo al castellano en 4 libros y fue en el 2º donde la insertó, dentro del Capítulo III: “El instinto defensivo” – Sección: “Preparación y realización del contraataque”.  

Años más tarde, Bent Larsen sería catalogado por todos 
como un auténtico "maestro del contraataque".
Mañana este libro me acompañará al Parque

La lucha fue solucionada a tiempo por Alekhine cuando pudo realizar un contraataque decisivo.

La partida comenzó con una Defensa Siciliana que traspuso pronto a una variante provechosa de la Defensa Francesa.

Alekhine, no obstante, jugó impulsivamente la apertura y en aras de conseguir la pareja de alfiles y el dominio de una buena columna semiabierta (la “b”), se metió en problemas de desarrollo con su rey “estancado” en el centro.

La enseñanza que nos transmite aquí el propio genio, en palabras de Kotov, es que “cada tiempo en la temprana fase de la apertura es muy importante”.

Por todo ello, Alekhine se puso el traje de faena y cedió el peón de “g7” en aras de abrir también la columna “g” para su otra torre.

Rabinovich retiró entonces su dama a una casilla equivocada y el instinto defensivo de Alekhine prosperó y pasó rápidamente al contraataque, como señala majestuosamente en “La Herencia”, Kotov.

Un bonito libro sobre Alekhine de Fred Reinfeld

Lo que surgió a partir de entonces fue un bonito duelo combinativo de Alekhine con sus punzantes alfiles y sus activas torres.

Las blancas se defendieron tenazmente aprovechando cada posibilidad que se les presentaba, pero en el momento álgido una serie de precisas jugadas de Alekhine aclararían enseguida las cosas.

El cálculo de variantes de nuestro aclamado genio del ajedrez fue exacto y de este modo ganó “tranquilamente” la partida.

Recurramos ahora, queridos lectores, al piano y a Mozart… 


Wolfgang Amadeus Mozart:

Concierto para piano y orquesta nº 14 en mi bemol mayor, K449.

  1. Allegro vivace = 8’ 36”
  2. Andantino = 7’ 19”
  3. Allegro ma non troppo = 6’ 16”

        Compuesto en Viena, en Febrero de 1784 (Mozart con 28 años).

El gran pianista clásico austriaco Rudolf Buchbinder

Este concierto fue para su discípula Bárbara von Ployer, excelente pianista e hija de un influyente funcionario de la corte de Salzburgo.
Es aquel un momento dulce en su vida profesional, pues Viena le considera el más grande compositor de su tiempo; tiene alumnos, su obra se toca sin cesar y no se ve agobiado, como otras veces en su vida y, sobre todo al final de ella, por las estrecheces económicas.
Comienza también la elaboración de su propio catálogo, lo que hace suponer que es también consciente de su importancia, un aspecto que no le impide su anhelo por gustar y que explica muy bien que nunca rechace de plano lo ya hecho, incluido lo perteneciente con mayor claridad al estilo galante, ya superado en su obra a esas alturas.
Este concierto supone, además, la definitiva asunción por parte de Mozart de que es en ese género donde su evolución como “creador” puede ir más de la mano con su éxito económico y social.
Los conciertos le permiten vivir bien, sentirse querido por el público _ el anhelo de cariño, una de las claves de su vida _ , organizar conciertos y cobrar por darlos mientras su “creación” va creciendo y, eso se revela, incluso, en la correspondencia del momento, cuando le escribe a su padre que nunca ha estado más orgulloso de una composición propia como lo está del ¡Concierto nº 14!...   

(Si desea “ver y escuchar” el Concierto que sigue haga “click” encima):

(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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