viernes, 25 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (XIII)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Concierto para clarinete, K622.

El 12 de Abril de 1912 tuvo lugar el match revancha entre las ciudades de Moscú y San Petersburgo, esta vez celebrándose el encuentro en Moscú. Después de 6 horas de duración, Moscú fue derrotada de nuevo por 4,5 a 5,5 (San Petersburgo seguía entonces bajo el influjo creador de Mikhail Chigorin!). Alekhine, con negras y representando a Moscú hizo tablas ante Znosko-Borovsky, quedando el genio ruso con la pareja de alfiles, pero la actividad de las piezas blancas fue superior y al final tras aguda lucha se firmó el empate.

Bogoljubow escribiendo sobre Chigorin.
Otro libro que pronto me acompañará al Parque

También por entonces, la Sociedad de Ajedrez de San Petersburgo, siempre inquieta como estamos viendo, invitó a Alekhine para que participase en su nombre junto con Levenfish en un “minimatch” por correspondencia con la ciudad de Kazán, que comenzó en el Otoño de aquel año. Las dos partidas de aquel duelo resultaron ser muy duras y terminaron de jugarse a mitad de 1914, acabando ambas en tablas.

 El famoso Hotel Astoria de St. Petersburgo construido en 1912

Y por fin llegamos a la primera victoria obtenida en un torneo internacional por Alexander Alekhine. La misma le llegó en el Torneo de Estocolmo de 1912 (disputado entre el 25 de Junio y el 7 de Julio), Alekhine todavía con 19 años.

El torneo fue de fuerza media y de hecho los mejores ajedrecistas participantes quedaron todos en los lugares punteros de la clasificación.

Fueron 11 jugadores y los cinco primeros resultaron ser: 1) Alekhine con 8½ puntos de 10 posibles; 2) Cohn, 7; 3) Marco, 6½ ; 4) Olland, 5½ y 5) Spielmann, con 5 puntos.

El torneo se celebraría rememorando 
la Olimpiada de Estocolmo de 1912

El famoso editor del Wiener Schachzeitung y también participante de aquel evento, Georg Marco, escribió ya entonces “rotundamente” sobre Alekhine: “El león moscovita es joven en edad pero maduro en conocimientos”. ¡Y no se equivocó!. Ya con sólo 19 años el genio ruso tenía buena planta ajedrecística e iba hacia arriba por el buen camino…

Georg Marco

En la primera ronda, Alekhine con negras, le gana a Sjoberg tras una Defensa Holandesa Irregular. Luego se impone en la segunda a Marco, planteando este último con las piezas negras, una Defensa Philidor. Alekhine le atacó con fuerza por el flanco de rey.

En la tercera rueda se llega a la partida Fridlizius-Alekhine, cuyos análisis de Alekhine sobre la misma fueron rescatados por Peter Romanovsky (MI, AI y gran escritor de ajedrez) en la revista de Marzo de 1956 de “Шахматы в СССР” (Ajedrez en la URSS).

La foto de la portada de esa revista es muy reseñable, pues en la misma sale la hoy no muy conocida en Occidente, pero que fue nada más y nada menos que 7 veces campeona absoluta de la URSS, la maestra Valentina Borisenko Belova; siendo junto a la “archiconocida” campeona mundial Nona Gaprindashvili, la que más veces se alzó con el máximo entorchado de su país.

En la foto aparece recogiendo un premio y se nos antoja que quien se lo entrega entonces pudiera ser Olga Rubtsova, que sería nombrada campeona del mundo en aquella época de 1956 tras vencer en un fuerte torneo triangular celebrado en Moscú.

A la izqda. Valentina Borisenko Belova, 
¡siete veces! campeona de la URSS

Este cronista (¡por pura pasión ajedrecística!) es muy observador y se entretiene siempre con cosas interesantes como ésta que van surgiendo por su camino mientras prepara sus crónicas.

En el aclamado libro “Complete Games of Alekhine – Volume I (1892-1921)” de los famosos historiadores de ajedrez, Jan Kalendovsky y Vlastimil Fiala, vienen traducidos al inglés aquellos comentarios de Alekhine rescatados por Romanovsky, donde el maestro ruso fue derrotado en partida que sería luego galardonada con el “premio de belleza” de la competición sueca. Merece la pena que la vean, pues Alekhine aunque termina perdiendo, primero montó un peligroso ataque que luego sería contrarrestado por un fulminante contraataque del desconocido Fridlizius, que sin lugar a dudas hizo allí ¡la partida de su vida!.

El GM Alfonso Romero, director de la Editorial Chessy, me comentó no hace mucho que pronto saldrá a la luz lo que sin duda será un bonito libro que traduce al castellano buenas partidas históricas aparecidas en su momento en el “64-Шахматное Обозрение” (Semanario 64).

Ojalá que dicho libro dé mucho que hablar y que le sigan más; pues aparte de estas dos revistas soviéticas hay otras también de muy buena calidad y que merecen la pena que sus mejores artículos y partidas sean traducidos; como por ejemplo los de las revistas Шахматы_Рига (Ajedrez en Riga), Шахматный бюллетень (Boletín de Ajedrez – ¡la favorita de Bobby Fischer!), ЦШК - Бюллетень Центрального Шахматного Клуба СССР – (Boletín del Club Central de Ajedrez de la URSS) o Шахматная Москва (Ajedrez moscovita), etc.     

Así tras esta cadenza (de este cronista) llegamos a la cuarta ronda del Torneo de Estocolmo de 1912, la que produjo el enfrentamiento Alekhine-Cohn, disputado el 28 de Junio.

La misma fue escogida tanto por Alekhine para su libro de “partidas selectas” como por el propio Kotov para ser reseñada en el Tomo I (en alemán y nunca visto en castellano) de “La Herencia”, dentro de la sección “Las combinaciones de Alekhine”, subsección: “Golpes tácticos al servicio de la estrategia”.

Cohn

¡Cómo luchaba Alekhine!. El genio ruso, siempre “sediento de victoria”, entrega un peón en plena apertura que las negras pudieron y debieron haber tomado.

No lo hicieron (tal vez por respeto desmedido al fuerte jugador de ataque) y se llegó entonces a un juego complicado.

Parecía que era las negras las que atacaban, pero Alekhine tenía ideada entonces una defensa fantástica que hasta ¡ganaba la dama de su rival! si hubiera seguido con el ataque…

Resulta curioso observar aquí que en “defensa”, Alekhine también era un ¡táctico!.

Tras las escaramuzas que siguieron las blancas terminaron ganando un peón y se llegó a un final con dos torres y dos piezas menores por bando y dadas las características de la posición con el alfil y caballo negros mal ubicados en una esquina del enroque, Alekhine volvió a iniciar entonces un complicado juego de combinación, disponiendo de certeros golpes tácticos al servicio de la estrategia utilizada, como muy bien calificó el siempre “atento” maestro Kotov.

Nuestro ídolo del ajedrez fuerza entonces una serie de movimientos obligados y hace que las negras tengan que utilizar jugadas únicas para salvarse.

Después de todas aquellas complicaciones, el juego se despejó, pues con un peligroso peón pasado y dos caballos por una torre, las blancas no debieron haber tenido dificultades para ganar la partida, pero como muy bien señala “jocosamente” Alekhine, él se encontraba todavía “hechizado” por la serie de ¡jugadas de problema! anteriores y comenzó a jugar “bonito” pero carente de lógica…

Tal sería el asunto que Alekhine llegó luego a quedar hasta “casi” perdido, pero Cohn tremendamente “agotado” (que es lo que suele ocurrirles, de tanto calcular, a todos aquellos que se enfrentan alguna vez a estos genios del tablero, ¡miembros de mis trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez!) cometió un error y Alekhine ya no soltó más a su presa y terminaría ganando el cotejo.          


Un grabado del joven Alekhine

Yo no sé ustedes, queridos lectores, pero este cronista necesita parar cuando termina de ver una “obra de arte” de las que aquí se exponen en este serial sobre “La Herencia ajedrecística de Alekhine”; pues siempre llega el momento de reflexionar por todo lo vivido al desarrollar estas magníficas partidas, en este caso, escuchando al mismo tiempo, para esta ocasión, el concierto para clarinete K622 del gran Mozart, sin lugar a dudas, ¡una de sus obras más lindas!.  

Buscando a Mozart!!


Wolfgang Amadeus Mozart:

Concierto para clarinete y orquesta en la mayor, K622

I.                    Allegro = 11’ 59”
II.                  Adagio = 7’ 43”
III.               Rondo (Allegro) = 8’ 40”
       
        Compuesto en 1791 (Mozart con 35 años).

Mozart escribió este concierto para clarinete unas semanas antes de su muerte.
Estaba ocupado con todo tipo de composiciones simultáneamente: La flauta mágica, el Réquiem, una cantata masónica y la ópera La clemenza di Tito.
Es como si hubiese querido acabar todas estas obras antes de cerrar los ojos por última vez.
Mozart compuso el concierto para clarinete especialmente para Anton Stadler, un clarinetista con quien tenía una gran amistad.
Stadler poseía un clarinete bajo que era dos veces más largo que el corriente y que también tenía un mayor alcance.
Mozart y Stadler eran buenos amigos, aunque circula la historia de que Stadler pedía dinero prestado a Mozart pero nunca se lo devolvía.
De alguna manera, Mozart apreciaba tanto a Stadler que no ponía ningún reparo y es que queridos lectores, los grandes artistas nunca han prestado gran atención al dinero, una costumbre mundana y que en muchos casos lleva al deterioro de la personalidad humana.  

(Si desea escuchar el Concierto que sigue haga “click” encima de él):


(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

No hay comentarios: