martes, 15 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (III)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Concierto para piano nº 13 – K415

Después del torneo de otoño moscovita, Alekhine jugaría en Moscú el Torneo de Cuatro Jugadores (1908-1909) del que sólo se conocen dos rivales, Favorsky y otra vez, Rosanov.

Así hasta llegar al evento del que saldrá la partida que ahora nos ocupa al haberla seleccionado Kotov para “La Herencia”. Ese cotejo fue del “6º Torneo de toda Rusia”, disputado en San Petersburgo en 1909.

 San Petersburgo a primeros del S.XX

Participaron en el mismo 19 ajedrecistas pero en las primeras rondas se retiraron dos y Alekhine quedó primero entre 17 participantes, aunque en su caso, llegó a jugar también contra los dos retirados. Obtuvo 13 puntos de 16 posibles (en realidad como hemos dicho, 15 de 18). De los 16 puntos oficiales consiguió la performance +12=2-2 y le sacó 1 punto al segundo clasificado (Rotlevi) y 1½ al tercero (Gregory).

La mayoría de sus partidas fueron analizadas por el propio Alekhine y la que escogió Kotov fue la Verlinsky-Alekhine que se disputó en la 8ª ronda.

La misma también fue seleccionada por Misha Tal como partida selecta para ser publicada en el libro de Bjelica sobre Alekhine.

Otro gran libro biográfico sobre Alekhine

Este cotejo fue comentado por Kotov en el tomo I de la Herencia (el que tengo en alemán, pues increíblemente nunca se llegó a publicar en castellano) dentro de la subsección “Ataques al Rey” y también Kotov la seleccionó luego como partida estelar para comentar en su libro “Alekhine”, que como hemos dicho, recoge lo mejor del arte alekhiniano.

Alekhine: "El depredador del tablero".
Gentileza de Wadalupe
http://ajedrezconhumor.blogspot.com.es/

La partida resultó ser una Apertura Española, Variante del Cambio, con un rápido cambio de damas. Una línea de juego antigua que este cronista tuvo ocasión hace poco de jugarla en el Campeonato por Equipos de Tenerife contra el ajedrecista local Manuel Marrero. En realidad estoy casi siempre impregnado de líneas antiguas (!?). Allí en aquel cotejo, no pasé del empate, al equivocarme al principio con la mejor ubicación para mi caballo…

Aquí Verlinsky siguió una idea de Emanuel Lasker (debemos recordar ahora el famoso enfrentamiento años más tarde con esta misma variante entre Capablanca y Lasker en el Torneo de San Petersburgo 1914, en partida que daría ¡la vuelta al mundo!).

En este caso, Alekhine en gran estilo, refutó aquella idea de Lasker convenientemente. Debilitó la estructura de peones blancos entregando un peón. Estas entregas de peón a cambio de mejor juego son prácticamente “patrimonio” de los grandes ajedrecistas (!?). A nivel de club vemos con frecuencia como los jugadores modestos intentamos mantener siempre el equilibrio material a toda costa (?!) y así en muchos casos, las partidas resultan aburridas y con poca sustancia; lo que jamás nos permitirá llegar a casi todos a la maestría.

"Los peones son el alma del Ajedrez". Philidor

La pareja de alfiles de Alekhine penetró en la posición blanca con fuerza y cuando Verlinsky debió haber devuelto el material obtenido para liberarse de la presión, no lo hizo y poco a poco su posición se fue deteriorando.

La pareja de alfiles se mantuvo sobre el tablero. Verlinsky (erróneamente) creyó haber atrapado al alfil de casillas negras de Alekhine, pero le cedió para ello el control absoluto de la única columna abierta.

Un instructivo libro que ilustra el tema

Entonces surgió la “táctica” y el genio de Alekhine preponderó cuando entrega una pieza que no puede ser capturada, al contener la posición resultante “veneno letal” para su rival.

¡Aquello sí que fue jugar al ajedrez!. Y no como hacemos la mayoría de nosotros que nos limitamos a mover las piezas de un lado para otro sin ton ni son…

Alekhine a esta altura no sólo recupera su peón sino que gana limpiamente otro y cuando parece que su torre queda “en prise” la entrega en forma de calidad y logra con todo ello “clavar primero y ganar después” un fuerte caballo rival ubicado en el centro del tablero.

 Fue una partida llena de temas

El rey de Verlinsky se vio entonces obligado a salir por el centro hacia el flanco de rey y allí pronto cayó abatido por el fuego de la artillería cruzada de las piezas menores de su gran rival.

Esta es la típica partida que cuando la reproducimos nos damos cuenta inmediatamente que estamos presenciando la belleza intrínseca de un gran genio del ajedrez (!!).

No nos extraña nada pues que haya sido seleccionada por Tal y luego por 2ª vez, por el propio Kotov.

El único rival de Alekhine combinando

Por cotejos como éste, Alexander Alekhine también está en mis trilogías sagradas de grandes reyes del tablero.

Este es el libro que me acompaña mañana
al parque en la jornada matutina

Después de participar en aquel “6º Torneo de toda Rusia” en la deslumbrante ciudad pertersburguesa, Alekhine se introdujo de lleno dentro del ajedrez moscovita y participó en el Torneo de Primavera del Club de Ajedrez de Moscú, donde bajó en su rendimiento consiguiendo sólo el 5º lugar con 6½ puntos de 10 posibles. Parece ser que una operación reciente de “apendicitis” tuvo la culpa…

Luego, tras este torneo, realizó varias actividades en el club moscovita y viajó a Crimea en Agosto de 1909 y en el otoño de aquel año disputaría de nuevo en Moscú “partidas en consulta” y jugaría luego dentro del equipo de Moscú en un enfrentamiento contra un equipo de Riga.

Posteriormente volvería a participar en los torneos de Otoño y de Invierno, en este último junto a su hermano mayor Alexei Alekhine. Nuestro héroe ganó con un pleno, ¡8 puntos conseguidos de 8 posibles!, mientras que su hermano ya distanciado de él en fuerza ajedrecística, sólo consiguió 2 puntos y acabó 7º clasificado.

Siguió entonces una visita a Moscú del gran Akiba Rubinstein en uno de sus grandes momentos estelares. En una partida en consulta “Alekhine/Bernstein vs Rubinstein/Goncharov”, ganaron los primeros; pero al día siguiente, el 20 de Diciembre de 1909, Rubinstein con las piezas negras, terminaría derrotando a Alekhine.

Rubinstein, un campeón sin corona

Alexander también jugó por aquella época en lo que sería su última participación por correspondencia, el “XVII Torneo por Correspondencia del Shakmatnoe Obozrenie 1909-1910”, a doble vuelta con nueve ajedrecistas y que lamentablemente fue interrumpido (¡cuántos sueños habremos dejado a la mitad la mayoría de nosotros!). En aquel momento Alekhine iba bien destacado en el primer lugar con 9 puntos obtenidos, sacándole una ventaja de 2½ puntos al segundo clasificado y 3 al tercero.

Deducimos que ya entonces el ajedrez por correspondencia le quedaba demasiado pequeño al genio del tablero.

El 4 de Marzo de 1910, Alekhine juega su primera exhibición de Simultáneas en Moscú con +15=5-1. Resultó curioso observar que el dinero recaudado lo destinó Alekhine a sufragar parte del coste que supuso realizar un monumento a la memoria de Mikhail Chigorin, el padre de la escuela ajedrecística rusa y gran rival de Wilhelm Steinitz en las luchas por el campeonato del mundo.

Tumba de Mikhail Chigorin (1850-1908)

Luego Alekhine visitó Tula, el lugar de origen (muchos años más tarde) de Anatoli Kárpov, que también forma parte de las trilogías sagradas de este autor.

El primer “Club de Ajedrez Alexander Alekhine” fue fundado en aquel mismo año de 1910 en una de las escuelas de gramática privadas de Moscú, la P.N. Strakhov, sita en la calle Spasska-Sadova, en la casa llamada Kudryashov.

Así que apuntamos aquí esta dirección porque comenté que si algún día voy en el nuevo Titanic a Cuba a ver las casas de Capablanca y lo que quede del Casino de la Playa de Marianao donde se disputó el encuentro por el campeonato mundial entre Lasker y  Capablanca en 1921; ahora me apetecería también tomar algún día el gran tren Transiberiano y así cuando llegue a Moscú entonces buscaré este ¡pintoresco lugar! ...




Seleccionen desde que puedan la partida Verlinsky-Alekhine, 6º Torneo de toda Rusia, San Petersburgo 1909, una preciosa obra de arte del ataque; reprodúzcanla sobre un bonito tablero de ajedrez y déjense, de paso, llevar por las finas melodías que surgen del siguiente “Concerto de bolsillo” de Mozart que les ofrezco a continuación.


Para ver la partida Verlinsky-Alekhine
6º Torneo de toda Rusia, San Petersburgo 1909 

Os aseguro, queridos lectores, que obtendréis entonces ¡una combinación explosiva!:
              
Con Mozart al piano 

Wolfgang Amadeus Mozart:

Concierto para piano y orquesta nº 13 en do mayor, K415/387b

I.                    Allegro = 10’ 23”
II.                  Andante = 8’ 39”
III.               Allegro = 9’ 01”.

Fue compuesto en Viena, antes del 4 de Enero de 1783, teniendo Mozart 26 años.
Wolfgang se propone entonces, sobre todo, ganarse un público de aficionados vieneses y hacer una buena operación comercial, antes que cumplir una ambición expresiva y musical.
Fue realizado junto a otros conciertos del mismo género para que tuviesen acompañamiento completo de orquesta, o con acompañamiento de un cuarteto de cuerdas. Es decir, que estos “Concertos de bolsillo” pueden ser transformados sin gran perjuicio en quintetos con piano solista.
Observamos pues, una música de cámara sin gran interioridad y una música de orquesta sin gran amplitud, que se equilibran en el marco bastardo, pero agradable, del concerto galante.
Desde su establecimiento en Viena, Mozart busca siempre el mismo compromiso con esta galantería que reina en la capital del Imperio, a diferencia de la galantería provinciana de Salzburgo.
Wolfgang hace las concesiones necesarias, porque necesita del público para vivir (¡y necesita más dinero después de su matrimonio!); las hace sin demasiada amargura, porque ahora es relativamente feliz y en cierta medida es el dueño de fijar los límites (n.d.l.r.: ¡Viva!).
En definitiva, en esta labor no pone lo mejor de sí mismo, pero sí que se entrega con toda su encantadora habilidad, siendo “natural sin caer en la pobretería” y sin olvidar los múltiples estudios técnicos de los que más tarde obtendrá el mejor partido. Es un trabajo alimenticio pero que no ha hecho a disgusto y que es ¡digno de ser firmado por Mozart!.
Todos estos conciertos de este tipo son “obras representativas del alma colectiva de los oyentes, más que del alma de Mozart”.
Aquí Mozart no es más que “el que dice, mejor que todo el mundo, lo que todo el mundo tiene en los labios”.
Sigue siendo difícilmente imitable; simplemente deja aquí de ser irreemplazable; sea vienesa o salzburguesa, la galantería se define siempre así en un último análisis: una ley social tácita que tiende a lo impersonal.
Mozart en este concierto K415 llega a encontrar algunas dificultades para “conseguir un término medio entre lo demasiado difícil y lo demasiado fácil”…

(Si desea escuchar el concierto que sigue haga click encima):


(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com


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