La grata velada se estaba acabando. Después de una buena cena canaria se imponía un paseo bajo el agradecido clima isleño. Eran las 00,30 h. de la medianoche. Tras recomendar a Leontxo y a Mari Carmen, que antes de partir, al día siguiente al mediodía, de la ciudad de Santa Cruz de Tenerife, visitaran el “Museo de la Naturaleza y el Hombre” que estaba cerca de aquel lugar, para que presenciasen, entre otras cosas interesantes, a las momias guanches, los antiguos habitantes de las islas; dispusimos subiendo unas escalinatas hacia el comienzo del puente Serrador que sirve para comunicar la calle San Sebastián y el Mercado Nuestra Señora de Africa con la calle Valentín Sanz, la llamada “calle del norte” (porque conducía al norte de la isla), una de las más antiguas de Santa Cruz, ya que aparece en los planos del siglo XVIII.
Así llegamos hasta la famosa calle del Castillo, peatonal, que comenzamos a subirla lentamente, estilo “Tigran Petrosián” - ¡sin prisa pero sin pausa!… . Es la más concurrida de la ciudad y una auténtica vía comercial. Pronto llegamos al Círculo de Bellas Artes, fundado en época de José Raúl Capablanca (1926). A aquella altura, Leontxo García me reveló un “artístico y creativo” secreto: Sus famosas “joyas históricas” que todos los años publica en el periódico nacional español El País (en su columna diaria) durante el mes de agosto, le reportan una gran satisfacción personal (!?).
“Calle del Castillo”
Sabemos que Leontxo es un auténtico periodista que incluye durante todo el año en sus crónicas, las más importantes noticias ajedrecísticas de actualidad. Pero el mes de Agosto, veraniego “per sé”, permite al artista español plasmar en su columna las mejores partidas del pasado, a las que Leontxo aprecia incluso de manera preferente a las actuales (!?).
El que escribe esta crónica, lo entiende perfectamente. Nada más bonito que ¡contar la historia del ajedrez moderno! (n.d.l.r.: desde el Torneo de Londres de 1851, en adelante).
Pronto llegamos a la Plaza de Weyler, con sus laureles, sus policromados jardines y su bellísima fuente (en la actualidad reparándose) de mármol, realizada en 1897 por Achille Canessa, que encargó en Génova el alcalde Pedro Schwartz y Matos.
"Plaza de Weyler"
Intentábamos (mi hija Sandra y yo) agasajar a la pareja dentro de lo posible, comentándoles el significado histórico de los mejores sitios de la ciudad. Pronto Leontxo le recomendó a Sandra (19 años) que no hay mayor universidad que la ¡universidad de la vida!, la que ofrece la experiencia de viajar por el mundo (!?).
Y es que Leontxo García, es un ¡embajador del ajedrez por todo el planeta!.
Subimos por la avenida 25 de Julio, una de las más hermosas avenidas santacruceras. El 25 de Julio de 1797 se consumó la derrota de la escuadra de desembarco inglesa, mandada por el contraalmirante Horacio Nelson que intentaba apoderarse de Santa Cruz de Tenerife. La guarnición de la isla, a cuyo frente se encontraba el Comandante General de Canarias, mariscal de campo Gutiérrez de Otero y Santayana, obligó a los ingleses a capitular. Nelson perdió un brazo, como consecuencia de la grave herida que sufrió al intentar desembarcar en Santa Cruz y lo más florido de su oficialidad pereció.
Las bajas mortales españolas se concretaron en un teniente coronel, un subteniente, 15 soldados y 6 paisanos, cuyos nombres figuran en una lápida en el Museo Militar de Almeida (muy cerca de donde actualmente vive este cronista).
Santa Cruz obtuvo, como premio a esta victoria, el título de “Muy Leal, Noble e Invicta Villa, Puerto y Plaza de Santa Cruz de Santiago”. Es el mayor timbre de gloria de la capital tinerfeña y la más importante efeméride de la historia de Canarias desde su incorporación a la Corona de Castilla.
En los inicios de la calle 25 de Julio transcurre entre varios edificios militares de elegante planta, el no menos espectacular conocido por Escuela de Comercio (inaugurado en 1907, en tiempos del Campeonato Mundial de Ajedrez entre Lasker y Marshall). Leontxo en esos días de mediados de agosto, en sus “joyas históricas” de El País, estaba precisamente publicando la colección llamada “seis gemas de Lasker” (!?).
Así que como “nobleza obliga” pronto nos desplazamos hacia uno de los más bellos lugares de la capital tinerfeña, la plaza de los Patos, rodeada de edificios de fina estirpe como los de la ex sede del Gobierno de Canarias, Farmacia Castelo y clínica de Nuestra Señora de Pompeya.
Y fue allí en aquella preciosa plaza, que cuenta con veinte bancos de azulejos andaluces, una fuente central con un pato y ocho ranas de cerámica, siete laureles de indias ya desarrollados, cinco hermosas palmeras, seis parterres y sobre todo un pavimento de suelo ajedrezado (!?) de cuadrados blancos y oscuros, donde mi hija Sandra tuvo el honor de sacarme la siguiente foto al lado de la ilustre pareja:
¡Fue todo un placer para mi!. Primero porque fijaba para la posteridad un bonito recuerdo al lado del “Maestro de maestros” del periodismo ajedrecístico español y segundo porque fue allí, justo allí, en aquel lugar, cuando en la madrugada del 25 de Julio de 1797 (¡a la misma hora que la foto!) un millar de aguerridos soldados y marineros ingleses, mandados por prestigiosos jefes y oficiales intentaron infructuosamente apoderarse de la plaza. Unos aprendices de soldados, junto a unos pocos profesionales y algunos paisanos, dirigidos por mandos profesionales del Ejército y de las Milicias Canarias, lucharon heroicamente y obligaron a capitular a los invasores.
Leontxo, llegando a la bonita Rambla de Santa Cruz, justo al lado del Parque García Sanabria, me comentó que las vacaciones en La Palma y aquel día en Tenerife, venían como producto de un merecido descanso.
El Maestro en los dos últimos meses había estado, ¡apunten! en Pekín, Sofía, Moscú, Bakú, Argentina, Chile, Zafra, Zaragoza, Alcubierre (Huesca), Madrid (varias veces), Villarrobledo y León (dos veces)… .
¡Y nada mejor que escoger ahora a las Islas Canarias!. Está interesado en visitar en un futuro no muy lejano a la Isla de Fuerteventura y más concretamente a las grandes playas de Corralejo (!), así como a las islas de la Gomera y El Hierro, donde puede ejercer en unos días un “reposado” turismo rural.
Para alguien que viaja tan frecuentemente, sin duda estas islas, ancladas en el Atlántico constituyen una bella iniciativa turística… .
Me preguntó entonces por el número de habitantes de Canarias. ¡Y me dejó en fuera de juego!. No quise aventurarme con cifras inexactas y para él va ahora el siguiente cuadro demográfico:
Llegando al Hotel Mencey punto de encuentro y de obligado retorno, me volvió a dejar nuevamente “perplejo”: Su especialidad geográfica es el ¡Africa Negra!, que conocen él y su mujer casi a la perfección. Sólo les quedan por visitar, Angola y El Congo (!?). Y no tardarán mucho en explorarlos!.
“Hotel Mencey”
Llegamos al Hotel sobre la 1,30 h aproximadamente. Tenía la sensación de que uno de los más gratos días de mi vida ya había pasado.
Les dimos un efusivo abrazo a ambos y les deseamos mucha suerte y mucha salud!.
Creo que estas cinco crónicas que he escrito con pasión (!?) reflejan muy bien la tremenda personalidad de Leontxo García Olasagasti, al que me honra haberlo conocido un poquito más de cerca, cara a cara… aunque una cosa es cierta: Las opiniones ajedrecísticas del Maestro jamás salieron de mis pensamientos… .
Dedidada a la Diosa Caissa,
musa de mi inspiración:
EL BESO DE LA VIDA QUE NECESITAS
LO GUARDAN LAS GAVIOTAS EN EL CIELO.
ASÍ QUE LEVANTA Y VUELA, QUE YO TE AYUDO
QUE LA ESPERANZA NUNCA CAE AL LADO OSCURO.
TÚ PUEDES SEGUIR, LOS SUEÑOS TE ESPERAN
MARCANDO LA SILUETA DEL AMOR
PARA CUANDO QUIERAS.
DAME TU MANO, ESTOY CONTIGO
TODAVÍA QUEDAN MUCHOS LÍOS
DONDE PARARNOS A REIR DE MIEDO.
PORQUE SI QUIERES EL SOL SE ASOMA
SI ES QUE LA LLUVIA LLORA SOLA
DEJANDO AL CIELO ENAMORADO
DEL SUEÑO DE ENCONTRATE
A TÍ, A TÍ, A TÍ, Y A TÍ.
TÚ TRANQUILA QUE INVENTAMOS CADA SEGUNDO
TODAVÍA QUEDA MUNDO SIEMPRE JUNTOS
TÚ PUEDES SEGUIR, LOS SUEÑOS TE ESPERAN.
EL SUEÑO DE ENCONTRARTE FELIZ,
EL SUEÑO DE ENCONTRARTE… .
Canción “El beso de la vida”.
Autor: Manuel Carrasco.
Gracias por la atención prestada!.
Un afectuoso saludo,
ANGEL JIMÉNEZ ARTEAGA
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