En un mundo sin prisas y sin estrés (no como hoy, que todo es justo al revés, en perjuicio del desarrollo normal de la humanidad) comenzaba la 20ª y antepenúltima rueda del Gran Torneo Internacional de Nueva York de 1924, con la disputa de la movida partida Yates-Capablanca, (20), Tablas en 29 movimientos, que misteriosamente sólo fue analizada por Alekhine y por Khalifman.
En la apertura, el británico Yates no mejoró una línea de juego que él mismo había empleado un año antes y pudo haber quedado hasta peor. No fue así y por poco no cayó una bomba en el tablero que hubiera "miniaturizado" al entonces campeón mundial. El genio cubano retomó entonces la situación, pasando progresivamente de clara ventaja a chances de igualdad, hasta que de nuevo Frederick Yates no ganó ¡porque Dios es grande! y la suerte se alió con Capablanca, que se contentó con el empate final, tras la repetición obligada de movimientos.
Veamos ahora todo lo descubierto por el módulo informático "Stockfish 14" al reposado y necesario nivel de juego de 3 minutos de media por jugada:
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