lunes, 28 de marzo de 2016

La “Herencia Ajedrecística de Alekhine” tal y como yo la veo (XVI)


Con la colaboración de Wolfgang Amadeus Mozart
Hoy: Ah, vous dirai-je maman K265/300e.

En el verano de 1912, desde el 19 de Agosto hasta el 17 de Septiembre, tuvo lugar el Torneo Pan-Ruso de Maestros en Vilnius, hoy capital de Lituania.

Iban a participar 16 ajedrecistas. Estarían allí pues (a priori) todos los mejores maestros del país. Si acaso el único con el que no se iba poder contar sería con el maestro Rotlevi.

Sin embargo a última hora la cosa se complicó y la parte “artística” del juego quedó en entredicho cuando varios ajedrecistas tuvieron que declinar su participación, posiblemente por problemas financieros (como tantas otras veces ocurre con todo lo relacionado con el arte).

Así, al final, no participarían en aquel gran evento Dus-Khotimirsky que junto con el mencionado Rotlevi eran los más añorados del plantel faltante y luego también no pudieron asistir Znosko-Borovsky, Gregory, Janowski (pues Polonia estaba entonces anexionada a Rusia) y Nenarokov.

Dawid Janowski

Total, que sólo compitieron once ajedrecistas, que en el primer tercio del torneo, quedaron en diez, tras el fatal abandono de Rabinovich, que estaba realizando entonces una pésima actuación que acabó con sus nervios, pese al malestar de resto de los participantes.

El evento quedó así oficializado con 10 jugadores y las partidas disputadas hasta entonces por Rabinovich fueron anuladas a efectos de la clasificación final.

El aliciente que tuvo después de tantos infortunios fue que el mismo se celebraría a “doble vuelta” (!?).

Por lo tanto, los diez ajedrecistas participantes fueron (por orden de “popularidad” de la  época) los siguientes:

Rubinstein
Nimzowitsch
Bernstein
Alekhine
Levenfish
Alapin
Salwe
Levitsky
Freymann y
Flamberg.

Lo que ocurrió en el mismo fue una mala actuación de Alekhine (por lo que se esperaba de él) y con sólo 19 años sólo pudo quedar 6º clasificado, nada más y nada menos que a 3½ puntos del vencedor, el fenómenal ajedrecista polaco, Akiba Rubinstein, que completaba con este triunfo lo que iba a ser el mejor año de su carrera deportiva con victorias en cuatro sucesivos grandes premios, siendo los tres grandes torneos anteriores conquistados los siguientes: San Sebastián 1912 (por delante de Nimzowitsch, Spielmann y Tarrasch); Pystian 1912 (por delante de Spielmann, Marshall y de un triunvirato formado por Duras, Schlechter y Teichmann) y Breslau 1912 (empatado en el primer puesto con Duras y por delante ambos, de Teichmann, Schlechter y Tarrasch).

Akiba Rubinstein en 1912

Sin lugar a dudas y como estamos viendo aquel gran momento de Rubinstein le valió el derecho de enfrentarse al campeón del mundo Emanuel Lasker, con el título en juego, pero lamentablemente fue abortado por falta de patrocinadores (¡en qué estarían pensando!... posiblemente en “pajaritos preñados”). 

Luego, como bien es sabido, la llegada de la Primera Guerra Mundial privó al mundo, como de otras tantas cosas (seguro que más importantes) de ese magno enfrentamiento ajedrecístico.

Muchísimos años más tarde, la afición mundial tampoco pudo ver otro añorado duelo, como sería el Fischer-Kárpov, pero como no queremos entristecernos por ello, permítenme que les ponga aquí y ahora, la siguiente foto que contradice mis palabras:

¿Quién dijo, no?

Quisiera dar paso al Torneo Pan-Ruso de Maestros comentando primero dos cosas:

1)    Las partidas de aquel magno certamen no se conservaron en su totalidad pues tras las pesquisas realizadas por los historiadores ha sido imposible localizarlas todas. Por ejemplo, de Alekhine faltan seis partidas, aunque al menos sí sabemos sus resultados. Además, en su caso, llegó a jugar uno de los dos cotejos con el retirado Rabinovich, que como hemos dicho no fue contabilizado en el marcador final (aunque lo ganó nuestro héroe).

2)      Y algo que se nos antoja muy importante y digno de ser reseñado aquí y ahora: Desde el momento en que finaliza este torneo (17 de Septiembre de 1912), ¡atención!, Alexander Alekhine no va a dejar de ocupar los primeros lugares o puestos de honor en todos los eventos siguientes en los que va a participar a partir de esa fecha hasta el Torneo de Nottingham de 1936 (que finaliza el 28 de Agosto de aquel año) en donde volverá a quedar allí en 6º lugar. Es decir, nuestro ídolo del ajedrez va a estar casi un cuarto de siglo (desde los 19 hasta los 43 años) saboreando continuamente las ¡mieles del triunfo!, circunstancia ésta que es “casi” única en toda la historia del ajedrez y que hace que Alekhine forme parte y con razón de un “puesto de honor” en mis trilogías sagradas de grandes reyes del ajedrez (más Morphy).
(Para ver la foto que sigue ampliada haga click sobre ella)
 Un cuarto de siglo ¡siempre arriba!

Ahora, hechas estas salvedades sí que estamos en disposición de comentar lo que Kotov publicó en “La Herencia” sobre la actuación de Alekhine en este torneo; pero eso será en la siguiente crónica, porque, amigos lectores, llegó ahora el momento de escuchar la canción infantil “Ah, vous dirai-je maman” sobre la que Mozart compuso doce excepcionales variaciones para piano.


Wolfgang Amadeus Mozart:

Ah, vous dirai-je maman


Doce variaciones para piano en do mayor, K265/300e; sobre “Ah, vous dirai-je maman” = 13’ 15”.

        Compuesta en Viena, en 1781 ó 1782 (Mozart con 25 ó 26 años).

En las doce composiciones sobre la canción infantil “Ah, vous dirai-je maman” se reconoce claramente el tema.
Quien sepa tocar un poco el piano no tendrá problemas con el tema de la canción. Se aprende enseguida y se puede tocar fácilmente con dos manos. Pero la cosa cambia cuando se trata de las variaciones de Mozart, que ya no son fáciles de tocar al piano.
El tema original es un compás de dos por cuatro, es decir se cuenta: 1-2, 1-2, 1-2. Sencillo, nada complicado. Pero la variación número 11, por ejemplo, que también está escrita en compás de dos por cuatro, incluye todo tipo de figuras asimétricas y, resulta realmente difícil de tocar debido a los cambios de ritmo y a que a veces hay que hacer ocho notas a la vez.
¡Cosas de Wolfgang!, todo un genio de la música que quiso también ser recordado por sus “travesuras” en esta bella melodía de la niñez, que seguro que los padres hemos oído alguna vez cuando nos hemos servido de esos pequeños artilugios musicales diseñados para tranquilizar a los bebés, ya saben, los que se le tiran de la cuerdita para que empiece a sonar tal melodía musical… 

Melodía musical al tirar de la cuerdita

(Si desea escuchar las doce variaciones para piano que siguen haga “click” encima):


(Continuará)

Angel Jiménez Arteaga
aarteaga61@gmail.com

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