viernes, 22 de enero de 2010

Las otras caras de Deschapelles


Principios del S. XIX. Comienzan los famosos duelos de ajedrez entre los maestros ingleses y franceses.

Estamos ante la Galia ajedrecística dinástica. Recuerden aquellos míticos nombres del ajedrez francés: Desde Légal a De La Bourdonnais, pasando primeramente por Philidor, Bernard, Carlier, hasta llegar al personaje al que hoy le dedicamos este artículo: Alexandre-Louis-Honoré-Le Breton “Deschapelles (1780-1847).    

No hay sino que indagar en Internet para darnos cuenta de lo poco que se conoce de su persona, a nivel hispano.

Deschapelles vivió durante 67 apasionantes años y su privilegiada mente se estructuró perfectamente para deslumbrar no sólo en ajedrez sino también en otros prestigiosos juegos (“retos”) de salón como el Trictrac – un antepasado del Bakgammon, Billar, Damas Polacas y Whist - otro antepasado del Bridge.

Sobre estas apasionantes fases de su vida, queremos aquí tratar, recordando previamente este autor como cuando era un niño de 11 años (1972), un viejo aficionado al juego-ciencia y maestro de escuela de su barrio santacrucero de Somosierra, les contaba a los chicos de su edad (para alejarlos de las malas costumbres-!?) continuas historias de los maestros ajedrecistas del pasado.

Entonces una vez, oyéndole, me hice una promesa interior:

“Yo también algún día me pondría a investigar sobre sus vidas
y seguro que escribiría bonitas y nuevas historias
sobre aquellos personajes tan ilustres”.

Y puse como testigo de mi juramento a la diosa “Caissa” (la musa inspiradora del ajedrez).

Y como siempre he creído en los ¡milagros!, aquí sigue ahora mi pequeña “gran aportación” sobre el tema.   

Los biógrafos señalan que Deschapelles disfrutó de sólo unos cuantos días de aprendizaje en cada una de las actividades mencionadas para brillar a un nivel más que aceptable en todas ellas (!?).

Sigue un retrato pintado en pleno Café de la Régence donde se cree que Deschapelles es el ajedrecista que está sentado, a la izquierda de la imagen. No existe credibilidad alguna sobre esta apreciación pero “desafortunadamente” no se conoce ningún otro grabado al respecto:





En su juventud, Deschapelles no se percibió de la gran facultad de autoaprendizaje que poseía.

Su padre fue oficial de la Corte del Rey Luis XVI, aquel que se casó con María Antonieta y que fuera decapitado tras la Revolución Francesa.

El hermano mayor de Deschapelles, como su progenitor, siguió los mismos pasos, pero ya en la Corte del Rey Carlos X, que tras el fugaz advenimiento revolucionario (!?) intentó volver al más completo “Absolutismo” Monárquico.

Deschapelles ingresó en el ejército francés y participó en las guerras napoleónicas y en la batalla contra los prusianos, pies en tierra, se midió sable en mano con un miembro de la caballería rival (peón contra caballo - !?), combate cuerpo a cuerpo que le hizo perder su mano derecha. Su rostro estaba entonces ya marcado por una tremenda cicatriz que lo cruzaba desde su frente hasta la barbilla.




Deschapelles sobrevivió de milagro.

De regreso a París como General de los Ejercitos, en 1815, Deschapelles recibió honores de guerra del gobierno francés y fue destinado al “Commissariat”, brazo político fuerte de la Armada Militar, del que luego sería también un activo miembro, bajo la especial protección de Fouché, fundador del ¡espionaje moderno!.

Deschapelles comenzó entonces a practicar el Trictrac, que era muy apreciado por el pueblo francés y llegó a ser considerado como el mejor jugador de su país (!?).




Otra de sus conocidas aficiones fue el Billar. Era “curioso” observarle lo bien que se desenvolvía con una sola mano (!?). A nivel federativo estuvo encuadrado dentro del tercer grado de fuerza, pero no conformándose con ello, lo que sí hizo fue obtener el título de árbitro nacional, siendo con el tiempo el más reputado de todos aquellos colegiados (!?).




El modo en que Deschapelles destacó en la práctica de las Damas Polacas, también llamadas Damas Internacionales y que se juegan en un tablero de diez por diez casillas y veinte piezas por jugador y de la que se hacen torneos internacionales, fue muy curioso.




Durante mucho tiempo este “juego científico” fue muy popular en Francia. Tuvo su punto álgido en el Café de Manoury y allí los jugadores se desarrollaron bajo la influencia de M. Chalon, el primer practicante serio de esta modalidad en Francia y autor de algunos interesantes problemas escritos al respecto.




Este jugador fue el sucesor de Blonde, el propio Manoury y otros clásicos de la élite que pasaron gran parte de sus vidas midiendo su destreza a través de apuestas realizadas con los asiduos visitantes… .

Se cuenta que Deschapelles curioseó en aquel Café, preguntó cuál era el reglamento del juego, aprendió sus movimientos y las leyes, observando a los jugadores realizarlas durante aproximadamente ¡media hora! y acto seguido retó al mismísimo Chalon a jugar!.

Este le dejó dos fichas de ventaja y así compitieron durante varios días, hasta que la ventaja bajó sólo a una ficha. Después de un mes practicando, Chalon, descubrió que su rival tenía un gran talento y prueba de ello es que al final del tercer mes, Deschapelles retó a Chalon a jugar en términos de igualdad.

¡Y aquel match lo ganó Deschapelles!.

Y ahora una faceta peculiar que nos ayuda a comprender la personalidad de nuestro héroe: Chalon quiso la revancha, pero Deschapelles no se la dio (!?). Le dijo que por “caballerosidad” había aceptado siempre de buen grado jugar con ventaja (gradual) desde el comienzo de la partida, hasta que las fuerzas entre ambos se habían más o menos equiparado. Y ahora veía que iba a ser él, el obligado a otorgarle al “gran Chalon” ventaja material inicial y ese “gesto” no entraba en sus planes por lo que prefería abandonar desde aquel momento la práctica del juego.

Se levantó de la mesa y nunca más se le vio aparecer por aquel lugar… .

¡Tremenda posición de fuerza!. Deschapelles se había mostrado desde la simplicidad de un Hércules, en su convencimiento interno de su superioridad (manifestada obviamente en la práctica) !?.

Todos los practicantes normales de Damas Polacas necesitaban un tiempo medio de práctica cotidiana de 7 u 8 años para tener un nivel magistral que le permitiesen dar ventaja inicial de fichas a oponentes avezados.

La mejor forma de entender la destreza de Deschapelles en Whist, prestigioso juego de naipes, fue la ganancia obtenida por nuestro protagonista a lo largo de su vida, medida en varios miles de Francos, una suma considerable de dinero para aquella época.




Su fama como jugador de Whist, incluso trascendió en Europa. De hecho ocupó el número uno del ranking en la famosa lista oficial alemana de la modalidad.

Deschapelles quedó perplejo cuando estuvo a punto de haberse organizado un famoso match con 200.000 francos en juego (!!) contra el británico Lord G. (?) que posteriormente fue abortado por un problema impositivo que podía existir, de celebrarse el duelo, con la Hacienda inglesa (!?).

Desde aquellos momentos perdió interés en el Whist y “cayó” en el afamado mundo del ajedrez en el que entró y también volvió a salir (!?) y creemos que por fin estamos en disposición de contarles algunas “anécdotas ajedrecísticas” de nuestro querido héroe Deschapelles, así como los comentarios a tres partidas suyas (dos de ellas casi inéditas - !?-) pero la ocasión también merece dejarlo para un segundo artículo.

Recibid un cordial saludo.

Angel Jiménez Arteaga
http://www.ajedrezcanarias.com (Secretos de Alcoba)

1 comentario:

Anónimo dijo...

La palabra "whist", aunque extranjera, debe escribirse en minúsculas.